Es médico de pueblo, pero de él sale frecuentemente hasta el punto de haber recorrido ya todas las provincias de España en al menos tres ocasiones, además de viajar cada vez que puede a cualquier otro punto del mundo. Y, para acudir a cada uno de sus viajes, no olvida su cámara, así aúna dos de sus grandes pasiones: los viajes y la fotografía.
Pregunta. Una tradicional. Médico de familia… ¿por familia?
Respuesta. Sí, mi abuelo era médico rural, yo‘hacía’ de su secretario en la consulta cuando era un ‘mico’ de tres o cuatro años y tengo esa imagen idílica del médico grabada. Mi padre no fue médico, pero la impronta de mi abuelo nos marcó. No solo a mí, también a mi hermana, otra médico en la familia.
P. ¿También el médico de tu familia?
R. Sí, de hecho, ninguno de mis hijos ha ido al pediatra prácticamente. He tenido incluso alguna discusión por ello.
P. Antonio Fernández-Pro es, ¿ ‘pro’ qué?
R. Pro ilusión, pro compañerismo, pro familia, pro vital… Soy pro todo. Siempre he hecho el chiste fácil de decir: “el único hombre de pro que hay aquí soy yo”.
P. Y pro fotografía. En la foto de la situación actual de la AP, ¿hay más luces o sombras?
R. Una fotografía sin luces y sombras es plana y precisamente plana no es que sea la AP en España. La sombra más oscura y que peor presagio tiene son los recortes, y la gran luz son sus profesionales.
P. Henri Cartier-Bresson decía: “Tus primeras 10.000 fotos serán tus peores fotos”, ¿ya puedes opinar con conocimiento de causa?
R. Sí, tengo más de 10.000 fotos y estoy de acuerdo.Salvo momentos muy puntuales, hasta que no haces muchas fotos, no empiezas a controlarlas bien, a captar el momento decisivo, el instante.
P. Para medir la calidad de tus ‘disparos’… ¿Siempre es bueno pedir una segunda opinión, aunque no sea médica?
R. Me gusta, pero a la vez soy tremendamente pudoroso. Las fotos costumbristas forman parte de tus momentos y te cuesta compartirlas. Y cuando publico mis fotos en foros, lo hago con pseudónimo.
P. Un estudio de la Universidad de Nueva York dice que ver la fotografía de tu pareja puede reducir el dolor hasta en un 44 por ciento, igual que el paracetamol, ¿qué dice al respecto un médico aficionado de la fotografía?
R. Lo mismo que la música o que la pintura… Yo creo que es un mundo apasionante. Ser capaces de utilizar lo que realmente nos hace sentir bien, al final hará efecto placebo, no me cabe duda.
P. Y las administraciones tan contentas de que se prescriban ‘clics’ en vez de recetas para reducir la factura…
R. No diría yo tanto, porque al final tendríamos que comprar cámaras. Hemos entrado en una dinámica poco sutil de recortes, muchas veces inevitables, otras, poco meditados, y con un fallo garrafal: no contar con el profesional.
P. Más aficiones. ¿Una foto… bien merece un viaje?
R. Y viceversa, un buen viaje también merece una buena foto.
P. Como aficionado al cine, ¿alguna vez has pensado que la administración os estaba contando ‘una película’?
R. Un cuento, porque tienen siempre final feliz. Nosotros, conforme iban contando escenas, íbamos diciendo “te estás equivocando”, “estás rompiendo la equidad”… Si hubiesen hecho una película con un buen guión, unos buenos directores, que serían los profesionales sanitarios, hubiese salido mejor.
P. Del otro arte, la literatura, te gustó ‘Crónicas del señor de la Guerra’, ¿las crónicas de un señor de la SEMG también darían para un libro?
R. Sí, el otro día comentaba algo así. Cuando tomé posesión, coincidimos los cinco presidentes que la SEMG ha tenido. Había grandes señores, que han librado sus particulares ‘guerras’ en defensa del sanitario: Ignacio Burgos, que fue senador; Rodríguez Sendín, que es presidente de todos los médicos y mantiene una guerra continua por la profesión; Solla, que nos ha arrastrado al mundo de la solidaridad; mi antecesor, Abarca, luchador infatigable por la AP. Y esos son los conocidos, pero al final, los grandes señores son los que están en trinchera peleando día a día.
Un libro. ‘Cisne negro’. Me lo recomendó el
Dr. Sendín y es apasionante.
Una película. La saga de ‘Star Trek’.
Alguien con quien viajar. Mi mujer.