Cardiología/ Jornada sobre problemas no resueltos en la reparación del corazón

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c. ossorio Barcelona | viernes, 30 de noviembre de 2012 h |

¿Se puede regenerar el corazón después de un infarto de miocardio? Este fue el punto de partida de una jornada de debate organizada por Biocat y Obra Social La Caixa, con la colaboración del Instituto de Investigación Vall d’Hebron (VHIR).

La terapia celular es la única vía que los investigadores contemplan en la actualidad para regenerar el músculo cardíaco, una opción prometedora en comparación con el resto de tratamientos que hasta ahora sólo han logrado paliar la insuficiencia cardíaca, según explica Manuel Galiñanes, director del Departamento de Cirugía Cardíaca del Vall d’Hebron y director del Grupo de Investigación de Terapia Reparadora del Corazón del VHIR, que lideró el encuentro.

Ahora bien, no existe uniformidad en los métodos utilizados en los ensayos y esto dificulta la comparación de resultados obtenidos en el laboratorio. De ahí que esta jornada haya reunido a expertos de investigación básica, traslacional y clínica, así como a las agencias reguladoras, que tratan de consensuar. “Hay muchas cuestiones que aún se deben determinar dependiendo del paciente y su patología, como qué tipo de célula es el más potente, qué número de células se deben trasfundir, cuántas veces se debe realizar”, aclara.

Hasta el momento, lo que se ha realizado es inyección de células de médula ósea de un mismo paciente. “Un metanálisis de varios estudios al respecto demuestra que sí hay un beneficio en varios aspectos, pues mejora la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, disminuye los nuevos infartos, mejora la calidad de vida de estos pacientes y mejora el pronóstico en cuanto a supervivencia”, señala Galiñanes.

Para realizar una determinación más segura, se va a iniciar un proyecto paneuropeo en el que participa el Vall d’Hebron en el marco de una beca europea, en el que se van a estudiar más de 3.000 pacientes con infarto agudo de miocardio que van a recibir estas células madre. Pero en el simposio los expertos no discutieron sólo sobre células de médula ósea, sino de todo tipo, así como factores de crecimiento “que pueden tener un papel muy relevante en cuanto a la regulación exógena, proliferación y diferenciación de esas células”, puntualiza el investigador.

Además, este centro está inmerso en otro proyecto europeo centrado en potenciar la capacidad regeneradora del propio tejido con células alogénicas cardíacas, extraídas del corazón de otros pacientes.

“Lo que se espera es que estas células, mediante la secreción de factores, estimulen el crecimiento del músculo propio; la idea es estimular al propio miocardio para que se recupere sin necesidad de que haya inyección de células”, indica el experto. Por ello, habrá una segunda fase en la que se inyectarán factores de crecimiento insulínico (IGF) y hepatocitario (HGF).

Así, no sólo estudian tipos celulares, sino también otras alternativas que pueden suplantar la complejidad de la inyección de células.

Entre las alternativas a la terapia celular, se encuentran el trasplante cardíaco, con una mortalidad del 50 por ciento a los 10 años; la asistencia mecánica ventricular izquierda y la resincronización miocárdica. Éstas dos últimas se podrían utilizar de forma conjunta a la terapia celular hasta que el corazón y el miocardio se recuperen, “pero es una cuestión que evidentemente hay que investigar”, apostilla Galiñanes.

No existe uniformidad en los métodos utilizados y comparar resultados es difícil

El objetivo es estimular al miocardio para que se recupere sin necesidad de inyectar células