TRASPLANTES/ Más de 600 especialistas en el primer congreso de la SET en Sevilla

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En trasplante hepático, se consigue utilizando sólo el lóbulo izquierdo del hígado

Un reto es reducir el estrés en la reperfusión del órgano para mejorar su calidad

| 2010-06-04T16:33:00+02:00 h |

Cecilia Ossorio

Barcelona

Las connotaciones éticas en torno al donante vivo han favorecido que las nuevas tendencias en cirugía pasen por derivar el riesgo del donante al receptor, según explicó a GM Juan del Río, cirujano general del Departamento de Trasplante en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, en el marco del primer congreso de la Sociedad Española de Trasplante (SET).

El experto participó en la sesión sobre la situación actual del trasplante hepático, y en este campo la reducción del riesgo del donante se consigue mediante la utilización de una parte del hígado, el lóbulo izquierdo, si bien los resultados para el receptor son peores.

“Si extraes el lóbulo izquierdo, la cirugía es mucho menor para el donante, pero el volumen de masa hepática también es menor y hay que realizar variaciones técnicas para proteger ese trozo más pequeño de hígado. Uno de ellos es evitar la hiperperfusión del órgano”, declaró Del Río. El llamado shunt portocava — conectar la vena aorta a la cava durante el proceso de hepatectomía para después desconectarlo y permitir revascularizar al hígado— es una técnica que permite este proceso de reperfusión “relajado”.

“Una masa hepática que representa el 30 por ciento del total puede regenerarse, ya que no va a tener un flujo excesivo a través del hígado puesto que parte se dirige directamente a la cava”, especificó. Ahora bien, se están viendo complicaciones asociadas con esto, como encefalopatía, y postoperatorios más prolongados, si bien aún “no están bien definidos los resultados”.

Por su parte, Del Río señaló que, en aras de evitar al máximo el riesgo del donante, el grupo coreano de donante hepático prefiere utilizar dos lados izquierdos de dos donantes para dar suficiente masa hepática, en lugar de un lóbulo derecho.

Rechazo erradicado

Por otro lado, el rechazo es “prácticamente inexistente” en el trasplante de hígado. Si el protocolo de inmunosupresión se cumple de forma adecuada, el rechazo agudo es inferior al 10 por ciento, según afirmó Del Río. Por tanto, ahora los esfuerzos se dirigen a otros objetivos, como lograr una tolerancia que permita retirar el tratamiento crónico postrasplante, y, desde el punto de vista quirúrgico, a mejorar la calidad de los órganos que se utilizan. “Se está demostrando que reducir el estrés de la reperfusión del órgano mediante la modulación del flujo portal es primordial en este sentido”, subrayó el cirujano, en un escenario en el que los donantes en España son cada vez más ancianos y los órganos son, consecuentemente, de peor calidad.

Trasplante celular

En cuanto al trasplante celular, el grupo de José Mir, del Hospital La Fe de Valencia y vicepresidente de la SET, está llevando a cabo experiencias en el uso de tejidos celulares hepáticos para casos agudos, con buenos resultados. Ahora bien, Del Río concretó que en otros casos, como los de hepatopatía crónica, esta técnica no funcionaría ya que la mayoría de las complicaciones tienen que ver con la cicatrización del hígado, y su daño es tan grave que “sería imposible revertirlo”.

En un contexto general, Mir destacó la alta tasa de donación en España, que alcanzó los 34,4 donantes por millón de personas en 2009, una cifra que llega a duplicar la media de la Unión Europea.