Cardiología

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R.C. Madrid | viernes, 14 de febrero de 2014 h |

En los últimos treinta años, la esperanza de vida en España ha aumentado seis años y medio, de los cuales más de cuatro han sido gracias a avances en el área cardiovascular, tal y como recoge la Revista Española de Cardiología en su primer número del año. ¿Se mantendrá este crecimiento exponencial en los próximos 30 años? ¿Y con qué nuevos avances en cardiología conviviremos de aquí a otros 30 años?

Partiendo de la base de que en ciencia nunca se sabe y de que es difícil hacer pronósticos de lo que viene en innovación a largo plazo, sí podemos hablar ya de los nuevos stents bioabsorbibles, por ejemplo, para el tratamiento de la angina de pecho y del infarto de miocardio. Así, si los stents “antiguos” ya supusieron un avance importante, conseguir que estos dispositivos realicen su función para después ser reabsorbidos por el propio organismo es un paso todavía mayor. Es ahora, en los próximos años, cuando habrá que ver “el papel que pueden jugar”, asegura José Ramón González-Juanatey, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Asimismo, también señala que habrá que estar atento a la llegada de nuevos dispositivos de electrofisiología en el tratamiento de las arritmias.

También en tecnología, aparecerán nuevos modelos de prótesis percutáneas y máquinas más modernas para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca. Además, y dado el imparable avance en genética y genómica de los últimos años, también es previsible la aplicación de nuevas terapias génicas en el tratamiento de algunas patologías cardiovasculares.

En el campo de la farmacología, tras dabigatran, rivaroxaban y apixaban, está a punto de aterrizar en el mercado el cuarto de los nuevos anticoagulantes orales (NACOs). Frente a los demás, Carmen Suárez, del Servicio de Medicina Interna de La Princesa, en Madrid, aseguró durante su presentación en el último Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), celebrado en Málaga, que edoxabán “ha aprendido de los previos”. Así, en el ensayo Engage AF-TIMI 48, el mayor estudio que se ha hecho en fibrilación auricular (FA) hasta el momento, se intentó “simular la práctica clínica”, asegura Jessica Hernández, directora médica de Daiichi-Sankyo. Así, se estudiaron ajustes de dosis en los llamados “pacientes un poco más frágiles”, que se dividieron en tres grupos: pacientes con insuficiencia renal de leve a moderada, pacientes con bajo peso corporal y pacientes con tratamientos concomitantes con fármacos que habían demostrado interacciones con edoxabán. Con esto, explica Hernández, querían dar respuesta a una petición muy escuchada entre los expertos en relación a los NACOs anteriores.

Entre las ventajas de este fármaco destacan su no inferioridad a warfarina a nivel de eficacia y su superioridad en seguridad, además de su previsible mayor adherencia terapéutica al ser necesaria solo una toma al día y tener poca interacción con otros fármacos y ninguna con la comida. Ahora solo queda que llegue al mercado para comprobar efectivamente esos beneficios en la práctica clínica; por el momento, la compañía ya ha solicitado (en enero) su aprobación a la EMA.

Otro avance prometedor es la serelaxina (RLX030), una nueva molécula que ha demostrado reducir la mortalidad en insuficiencia cardiaca aguda (ICA) en hasta un 37 por ciento, tal y como refleja el ensayo clínico en fase III Relax-AHF. Un porcentaje importantísimo en una enfermedad con una tasa de morbimortalidad altísima. Esta molécula, de la que González-Juanatey está seguro de que hablaremos en el futuro, ha demostrado además que, en combinación con el tratamiento convencional vasodilatador, mejora síntomas como la disnea y disminuye la mortalidad de todos los subgrupos analizados de pacientes con ICA, incluso en aquellos que padecen insuficiencia renal, tienen más de 75 años y/o tienen FA. Además, la serelaxina confiere incluso protección multiorgánica, en corazón, hígado y riñón. Así, los pacientes con ICA e insuficiencia renal, por ejemplo, figuran como los mejores candidatos para esta nueva molécula.

Y ya por último, los inhibidores de PCSK9 (proteína convertasa subtilisin/kexin tipo 9) se perfilan como una opción terapéutica importante en aquellos pacientes intolerantes a las estatinas o que no consiguen bajar sus niveles de LDL. Con alguna molécula ya en fase III, estos inhibidores prometen ser de gran utilidad sobre todo en pacientes de alto riesgo.

Edoxabán, el cuarto NACO, parece haber aprendido de los anteriores y, en el estudio Engage AF-TIMI 48 ha tenido en cuenta a “pacientes un poco más frágiles”