sostenibilidad/ “No basta con incrementar recursos, sino asegurar una correcta utilización por parte de profesionales, usuarios y gestores”

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Transferir responsabilidad a los centros y sus profesionales mejorará la utilización de recursos, asegura Ignacio Cantero, vocal de Semergen
| 2010-07-16T16:55:00+02:00 h |

Todos coinciden en el diagnóstico: es necesario dejarse de triunfalismos porque el sistema sanitario es ineficiente. Un ejemplo de esa ineficiencia es la coordinación entre la atención primaria y la especializada, tal y como lo expuso Jordi Matías-Guiu, presidente de la Comisión Nacional de Neurología. Matías-Guiu considera que la ineficiencia de un nivel asistencial termina repercutiendo en todos. Los datos que proporcionó sobre la especialidad de Medicina de Familia no son nada halagüeños. Según dijo, la vocación existe pero algo debe ocurrir porque los médicos no eligen la especialidad, la tasa de abandonos de residentes y la saturación de consultas es bastante elevada, y la tasa de resoluciones es baja. Para Matías-Guiu, uno de los principales problemas es el cambio de rol del médico de primaria en su programa formativo, además de la excusa de la incomunicación con la especializada, y la falta de autocrítica sobre el modelo y de límites de costes. ¿Las consecuencias? La insatisfacción profesional que genera ineficiencia y mayores costes, a pesar de tener un mayor porcentaje de médicos que en la UE. Según Matías-Guiu, para reducir costes se mira lo accesorio en lugar de analizar lo sustancial y se incrementa la presión sobre el médico, lo cual genera más insatisfacción. ¿Y las soluciones? Hay que tomar conciencia del problema y no cometer errores, como está ocurriendo con el programa formativo o la troncalidad. “Convertir al médico de primaria en un internista es un error de bulto. No hay una especialidad más transversal y menos troncable que la Medicina de Familia”, advierte. Además, insiste en que para ser eficiente, hay que estar satisfecho y plantea como clave los incentivos como estímulos a la resolución de los problemas. Matías-Guiu reivindica la medicina social como inherente a la primaria, así como la dignidad del médico de “cabecera”. “No hay que escudarse en falsas ideas de especialidad”, asevera.

josé García

Madrid

A pesar de la aparente buena salud del Sistema Nacional de Salud (SNS), a corto plazo la situación económica es muy complicada con un déficit de financiación acumulado entre 2003 y 2007 de 11.000 millones de euros, y a medio plazo, más allá de los aspectos financieros, la calidad y la equidad del sistema se resentirán si no se introducen en el sistema cambios estructurales. Con este telón de fondo, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) y la Sociedad Española de Neurología (SEN) organizaron la semana pasada un encuentro para debatir sobre la sostenibilidad del SNS durante los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid.

Profesionales, gestores y políticos destacaron en el encuentro la urgencia de acometer reformas y coincidieron en que una de las claves para asegurar la sostenibilidad del sistema pasa por aumentar la responsabilidad de usuarios, profesionales y gestores.

Para Ignacio Cantero, vocal de Semergen, el incremento imparable de la demanda de servicios sanitarios —cada vez hay más pacientes crónicos y los nuevos tratamientos son más caros—y la insuficiencia de los recursos sanitarios bajo el actual modelo —que origina saturación y altas demoras tanto en primaria como en especializada— colapsan el sistema. Por ello, en su opinión, no basta con incrementar los recursos públicos y privados, sino que hay que asegurar una correcta utilización de los mismos por parte de todos: usuarios, profesionales y gestores.

El portavoz de Semergen reclama a los usuarios “mayor conciencia” sobre su propia salud y sobre el uso que hacen del sistema. Los datos hablan por sí sólos. Los españoles acuden al médico un 40 por ciento más que la media de los países de la UE y, “desde un punto de vista médico, muchas de las visitas son innecesarias”; entre un 40 y un 80 por ciento de la demanda de atención urgente podría no ser urgente; el gasto farmacéutico en España es superior en un 40 por ciento al de países como Bélgica, Dinamarca, Reino Unido o Portugal; o el 70 por ciento de las recetas se concentran en un 20 por ciento de la población, exenta de pago, que son los pensionistas.

A los profesionales les pide ser “catalizadores del cambio”, ya que “sin su compromiso cualquier cambio fracasará”, y a los gestores y administradores del sistema, una utilización “más eficiente y equitativa de los recursos públicos”. Los gestores “deben asumir un rol más activo introduciendo nuevos productos sanitarios y nuevos tratamientos bajo una óptima de coste-beneficio, aprovechar las tecnologías de la información, y buscar nuevas formas de colaboración con el sector privado”, explica.

Gestionar la demanda, optimizar la oferta en calidad y coste, y asegurar una estructura del sistema y un modelo de financiación sostenible son ejes sobre los que debe pivotar la reforma del SNS. Ahora bien, Cantero va más allá y propone medidas concretas tendentes a la corresponsabilización del gasto, el pago farmacéutico y el fomento de la autonomía de gestión y los incentivos, “siempre respetando la universalidad e igualdad de la asistencia sanitaria para todos los ciudadanos”.

Pagos compartidos

La primera de las medidas, sobre corresponsabilización del gasto, va orientada a implantar esquemas de pago compartido en asistencia y farmacia, que ya existen en Francia, Suecia, Bélgica, Italia o Portugal. Cantero hace referencia a los tiques moderadores con un tope máximo de contribución anual y a la exención del copago para aquellas personas con pocos recursos y enfermos crónicos. Aclara, además, que esta medida no tiene “afán recaudatorio” sino de “reducción de la hiperfrecuentación o sobreabuso del sistema”.

Respecto al pago farmacéutico, alerta de que el gasto en medicamentos en España representa el 22 por ciento del total del gasto frente al 17 por ciento de la UE, y añade que aproximadamente el 70 por ciento de la población española consume más de una receta a la semana. A tenor de los datos, para el vocal de Semergen conviene tener en cuenta que en Francia, Suecia, Alemania, Italia y Holanda la aportación al coste de los fármacos por parte de los pensionistas es igual al resto de la población, mientras que en España el actual sistema de pago farmacéutico relaciona la aportación del paciente con su edad, pero no con su situación económica. En este sentido, su propuesta pasa por mantener el pago en un 40 por ciento con exención para las rentas bajas y la reducción al 10 por ciento para enfermos crónicos.

En cuanto a la autonomía de gestión y los incentivos, para una mejor utilización de los recursos cree necesario transferir responsabilidad a los centros y sus profesionales. “La organización de los servicios por parte de los médicos y enfermeros asumiendo los riesgos del no cumplimiento conducirá sin duda a una mayor eficiencia en la utilización de los recursos”, cree Cantero, que pone como ejemplos los hospitales ingleses que se han convertido en fundaciones con personalidad jurídica y autonomía de gestión o las entidades de base asociativa (EBA) en Cataluña o las unidades clínicas en Asturias. Sobre los incentivos, apunta que “en el caso de que un centro proveedor cumpla los objetivos fijados, una parte relevante de las mejoras o de los fondos debe ser para el propio centro y sus profesionales”, y son los directores o gestores los que deben tener capacidad para distribuir esos incentivos entre los profesionales de acuerdo a su contribución. “Cobra más fuerza la idea de asociar incentivos a cada profesional en particular”, concluye.