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La definición de los síntomas que caracterizan el estado avanzado de la enfermedad de Parkinson y el análisis de la incidencia de los síntomas no motores en estos pacientes son las dos grandes líneas de investigación en las que se centra actualmente el Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Concretamente en Parkinson avanzado existe mucha controversia a la hora del diagnóstico ya que, como explica Rosario Luquin, coordinadora de este grupo de estudio, hay profesionales que creen que un Parkinson avanzado es aquel que lleva veinte años de evolución cuando, sin embargo, hay pacientes con un Parkinson relativamente benigno con el paso de ese mismo tiempo. Así, se enviaron encuestas a 150 neurólogos a principios de este año con el objetivo de “llegar a un consenso para ver cuáles son las características que mejor definen a estos pacientes”, explica Luquin, que cree que los resultados estarán listos para después de verano.
Para el análisis de la incidencia de síntomas no motores en Parkinson (dolor, apatía o depresión), cada neurólogo ha pasado una encuesta de evaluación a diez pacientes, lo que permitirá la obtención de datos de entre 1.500 y 2.000 pacientes. Un aspecto interesante ya que, como afirma Luquin, los profesionales suelen tender a la evaluación de los síntomas motores cuando “los no motores pueden ser incluso más prevalentes”. Y todo ello con la intención de “cubrir las parcelas de la enfermedad que no están cubiertas por los fármacos”.
Otro trabajo importante de este grupo de estudio es la creación de una página web de registro de pacientes con distonía en tratamiento con toxina botulínica. En ella, cualquier profesional puede introducir las características clínicas de sus pacientes con el objetivo de poder realizar un análisis posterior acerca de “cómo se trata a esta población desde la sociedad”, concluye Luquin. Entre los datos recogidos están el tipo de dosis o el trato recibido por el profesional.