Rocío Chiva Madrid | viernes, 30 de octubre de 2015 h |

La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha aprovechado su 15º Congreso para presentar un estudio queacaba de remitir a las autoridades sanitarias, en el que analiza la situación del acceso a fármacos oncológicos en nuestro país y que ha detectado “importantes heterogeneidades entre comunidades autónomas”, destaca Pilar Garrido, jefa de Sección de Oncología Médica del Ramón y Cajal y presidenta de SEOM durante los últimos dos años, cargo que ostenta desde el 29 de octubre Miguel Martín, presidente de Geicam.

Esta heterogeneidades no se circunscriben además a un solo aspecto, sino que están presentes desde el ámbito de influencia donde se toman las decisiones vinculantes relacionadas con el acceso a fármacos (en un 65,3 por ciento de los centros la decisión última la tiene el hospital, frente al 27,8 por ciento donde influye más la decisión autónomica) hasta la propia aprobación efectiva de los fármacos para su prescripción. De hecho, el estudio asegura incluso que, en el 16,1 por ciento de los centros —la encuesta ha sido completada por 77 hospitales—, alguno de los 11 fármacos analizados no ha sido aprobado (10,2 por ciento) o está aún pendiente de aprobación (5,9 por ciento). De ellos, el 12,3 por ciento indica que no dispone de procedimientos para acceder a los fármacos y casi la mitad (44,7 por ciento) señala que carece de procedimientos de derivación de pacientes a otros centros.

En los casos de fármacos aprobados, el 25 por ciento de las respuestas denuncia un uso en condiciones más restrictivas que las que se incluyen en el informe de posicionamiento terapéutico (IPT) o en ficha técnica. En cuanto a la mediana de tiempo transcurrida desde la aprobación del fármaco por la EMA o la Aemps hasta la primera prescripción, el estudio observa diferencias de hasta 24 meses.

Ya más específicamente, el informe muestra que fármacos como pertuzumab (Perjeta, Roche) se prescriben unos 6 meses después de la fijación de precio reembolso (PR), mientras que otros como nab-paclitaxel (Abraxane, Celgene) tardan hasta 23 meses. Diferencias que se aprecian también entre comunidades, con 17 meses en Aragón y 58 meses en Castilla y León con este último farmaco.

Con ipilimumab (Yervoy, BMS), el periodo oscila entre los 8 meses de Andalucía y los 27 de Asturias, similar a lo ocurrido con denosumab (Prolia y Xgeva, Amgen), que pasa de 3 meses en Comunidad Valenciana y Cataluña a 24 meses en Andalucía. Una situación que se repite con abiraterona (Zytiga, Janssen), que pasa de 5 meses en Andalucía a 31 en Madrid, y cabazitaxel (Jevtana, Sanofi), que oscila entre los 2 meses en Galicia y los 44 en Castllla-La Mancha.

Además, también durante el Congreso, se presentaron los resultados del estudio Recalom, de recursos y calidad en oncología, que señala variaciones importantes en frecuentación e indicadores relevantes (tasas brutas y ajustadas de mortalidad, estancia media ajustada, reingresos) entre comunidades autónomas. Una variabilidad que, señala Garrido, no puede ser explicable solo por la estructura demográfica, lo que podría estar poniendo de manifiesto diferencias en el manejo asistencial de los pacientes.

Por su parte, Martín pidió apoyo a la investigación académica independiente y recordó que “tres ensayos del Geicam llevan parados tres años porque no hay financiación”. Precisamente esta entidad presentó nuevos datos del estudio “El Álamo” que muestran que, en un 44,5 por ciento de los casos, la cirugía del tumor primario en con cáncer de mama metástasico mejora la supervivencia global (3,3 años en pacientes intervenidas frente a 1,9 años en pacientes no intervenidas).

A pesar de que el paciente oncológico llegue a consulta con metástasis, el tratamiento es relativamente sencillo si el médico logra dar con el origen de estas metástasis, es decir, con el tumor primario. Pero ¿qué ocurre en aquellos casos en que los tumores tienen un origen desconocido (CUP, en sus siglas en inglés)? En estos casos en que “los tumores debutan ya con metástasis”, explica Manel Esteller, director del Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), la estrategia terapéutica consiste en dar una quimioterapia empírica, amplia, capaz de “matar” a toda aquella célula en división. Unos tratamientos que Esteller define como “a ciegas” y que implican altos niveles de toxicidad y de ineficiencia. De hechos, los CUP tienen una supervivencia de alrededor de seis meses y son actualmente la cuarta causa de mortalidad por cáncer.

Con el objetivo de mejorar el pronóstico de estos tumores y bajo la hipótesis de que descubrir el origen de las metástasis serviría para aumentar la supervivencia de estos pacientes, Esteller y su equipo de investigación decidieron estudiar los patrones epigenéticos de más de 10.000 muestras de metástasis, lo que aporta una alta fiabilidad —del 95 por ciento— en el diagnóstico, para desarollar un test (Epicup) capaz de lograr que el origen del tumor “deje de ser desconocido para ser conocido”, remarca Esteller. El test, desarrollado en colaboración con Ferrer, permite estudiar el patrón epigenético de cada metástasis gracias a su comparación con las otras 10.000 muestras de tumores humanos acumuladas. De esta manera, se obtiene una “foto” de la metástasis que se puede comparar con las “fotos” de familias de cáncer de pulmón, mama, colon u otros. Una vez identificado el parecido, es posible dar “un diagnóstico a una muestra enigmática”, enfatiza este investigador, y actuar en consecuencia —por ejemplo, en caso de descubrir que el origen desconocido es un cáncer de próstata, se procedería a dar terapia hormonal y no una quimioterapia genérica directamente—.

Actualmente, el Idibell tiene también en desarrollo marcadores epigenéticos de respuesta a fármacos en cáncer de mama, hígado, pulmón o colon, algunos de los cuales “están a punto de ser aprobados”, destaca Esteller. Además, su laboratorio tambien estudia mecanismos de resistencia a oxaliplatino en cáncer de colon, a inhibidores de ALK en cáncer de pulmón y a inhibidores de BRAF y MEK en melanoma.