Una de las principales dificultades en el tratamiento de las infecciones causadas por Clostridium difficile (CD) es el riesgo de recurrencias. En este sentido, recientemente se han publicado resultados de fidaxomicina en primera línea. En comparación con vancomicina y metronidazol, en los dos centros en los que se administró fidaxomicina la tasa de recurrencias bajó de un 12,1 por ciento y un 23,5 por ciento con vancomicina y metronidazol a un 3,1 por ciento con fidaxomicina. Durante el 19º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, Emilio Bouza, jefe del Servicio Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Gregorio Marañón, señaló, en relación con estos datos, que este fármaco puede ser “útil no sólo para tratar recurrencias sino para evitarlas”. Criterios que indican mayor riesgo de recurrencia son “tener más de 65 años, albúmina baja y cifras de leucocitos muy elevadas”, recordó este experto.
Nuevos datos de viejos antibióticos
Jesús Rodríguez, presidente del comité científico del congreso, presentó resultados del proyecto Increment, patrocinado por la Red Española de Investigación de Patologías Infecciosas y coordinado por el Hospital Virgen Macarena, que tiene como objetivo estudiar la eficacia de antibióticos que han caído en desuso. Estos datos, obtenidos del estudio de 400 pacientes de diferentes centros, indican que la combinación de piperacilina y tazobactam, dos antiguos antibióticos, ofrece la “misma eficacia que meropenem frente a cepas multirresistentes de enterobacterias productoras de BLEE”. De este modo, comentó Rodríguez, “se podría reservar meropenem”, que es el tratamiento de elección, “pero para el cual están aumentando las resistencias”. Rodríguez añadió que la colistina es otro de los fármacos que se están estudiando en el proyecto Increment.
Por otra parte, Julio García, del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, señaló que para mejorar resultados en el tratamiento de la aspergilosis “es necesario seleccionar mejor a los pacientes que presentan más riesgo de desarrollar esta patología”. En este sentido, recordó que “se conocen algunos polimorfismos en los toll-like receptors que aumentan el riesgo”. Aunque añadió que “faltan estudios con grandes series de poblaciones”, recientes trabajos indican que la detección de polimorfismos genéticos será “la dirección para identificar a los pacientes más susceptibles a la enfermedad”.
En cuanto a la posible aplicación de la namomedicina en el campo de las enfermedades infecciosas, Germán Bou, del Servicio de Microbiología del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña, comentó que se están produciendo “avances muy significativos”. Entre las posibles ventajas de esta tecnología, Bou destacó que los tratamientos antimicrobianos podrían ser “muy selectivos y específicos, con mucha mayor eficacia, y a la vez minimizar muchos de los efectos adversos que los propios antimicrobianos poseen”.