Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3
Los médicos que actualmente trabajamos en Urgencias, una gran parte médicos de familia, estamos perfectamente capacitados para atender cualquier paciente”, afirmó la Dra. Alba Riesgo García en su propuesta de capacitación específica en Urgencias para especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, que se presentó durante el 31º Congreso de Semfyc que se celebró en Zaragoza.
Esta afirmación es una respuesta a la decisión del Ministerio de Sanidad de crear una especialidad de Urgencias. Pero, 26.000 profesionales sanitarios dijeron que no. Rotundamente. Consideran que crear esta nueva especialidad limita poder continuar la formación de alta especialización en urgencias para especialistas ya formados o información. Se traduciría en un aumento del gasto sanitario, lo que además supone una irresponsabilidad política, en palabras de la Dra. Riesgo.
Por otra parte, el presidente de Semergen, el Dr. Julio Zarco, nos invita a la inauguración de su nueva sede social en la calle Goya. El acto, al parecer, está conducido por Dña. Esperanza Aguirre. Estará muy ufano don Julio de acompasar su trayecto como presidente a los más relevantes logros en todas las dimensiones que acaban por apuntalar una sociedad médica como la que él preside, o sea, de calado asistencial público y de sublime responsabilidad.
Como vivimos situaciones difíciles en el área de la salud mental nos viene siempre a la memoria aquello que dijo la psiquiatra María Inés López-Ibor sobre un novedoso test genético para ayudar a averiguar por qué los pacientes con una enfermedad mental, como la esquizofrenia, la depresión, el trastorno bipolar o el trastorno obsesivo compulsivo, no responden a la medicación. A partir de una pequeña muestra de saliva, permite analizar las características genéticas de los pacientes y cómo responden a treinta y ocho de los fármacos más utilizados en psiquiatría y en neurología.
Sin embargo, lo que tiene bemoles es la deuda por suministro de medicamentos a los hospitales públicos. Ya se ha superado la barrera de los 5.000 millones. A mí me parece que lo dramático son los datos de la demora media de pago que alcanza los 400 días. Por eso, Humberto Arnés, director general de Farmaindustria, ha dicho que hay que plantearse un consenso político para reducir la deuda de los hospitales públicos con los proveedores. El director pretende transparencia, que no se manipulen los datos y cobrar por lo civil o por… ustedes ya me entienden.
Hay que ahorrar. Y en eso están nuevos productos para el ictus. Por eso los costes de fibrilación auricular/ictus-dabigatrán me han llevado a estudiar el trabajo de J. García Seara y J. R. González Juanatey / Med Clin Monogr (Barc). 2010;11:29-34). Los costes sanitarios de la fibrilación auricular (FA) han aumentado en un 60 por ciento en los últimos veinte años. Cada año, la FA supone para España unos costes estimados de 1.545 millones de euros. O sea, una media de 2.315 euros anuales por paciente. En este sentido, los nuevos anticoagulantes ayudan a mitigar la carga que implica la FA para el sistema. (Fuente: Friberg J et al. Epidemiology 2003;14:666–72). En España son escasos los estudios desde una perspectiva social. Se estiman unos costes sanitarios directos aproximados de entre 5.000-5.800 euros por paciente durante el primer año posterior al episodio.
Dabigatrán ha demostrado una reducción clínica del riesgo de ictus frente a warfarina. En España, se producen 90.000 ictus al año, de los cuales aproximadamente el 30 por ciento (27.000 pacientes) son de origen cardioembólico. El 60-70 por ciento de los ictus cardioembólicos se debe a FA (17.550 pacientes). Dabigatrán produce una reducción del riesgo relativo de presentar un ictus del 36 por ciento, por lo que se podrían evitar 6.318 ictus al año si se anticoagulara al cien por cien de los pacientes con FA y criterios de riesgo. En la actualidad, se anticoagulan aproximadamente dos tercios de los pacientes por FA no valvular, por lo que el tratamiento con dabigatran podría evitar 4.170 ictus. Además, el mejor perfil de seguridad y menor variabilidad en la acción anticoagulante de dabigatran frente a los antagonistas de la vitamina K permitirá ofrecer la terapia antitrombótica a mayor población en riesgo. Porque produce una reducción de relevancia clínica en el riesgo de ictus respecto a warfarina, por lo que será una terapia antitrombótica muy útil en pacientes con FA no valvular.
Son datos que alegraran al consejero Javier Fernández-Lasquetty pues el otro día haciendo deporte le comentó a un amigo que le preocupaban los costes de los nuevos anticoagulantes. Todavía no sabía lo que se puede ahorrar con ellos. Seguro.