Infecciosas/ Barcelona acogió la Conferencia del VIH en España 2010

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Los médicos aún no están concienciados sobre la prueba diagnóstica

El cribado por “indicios” se antepone a la estrategia universal en España

| 2010-10-22T17:06:00+02:00 h |

Cecilia Ossorio

Barcelona

En los últimos años, la tasa del infradiagnóstico del VIH en España está estancada en un 30 por ciento. Se estima que hay entre 120.000 y 150.000 personas infectadas, según datos extraídos del “Plan Multisectorial frente a la infección por VIH y el sida en España 2008-2012”.

El retraso en la detección no sólo conduce a una peor morbi-mortalidad y una peor respuesta al tratamiento antirretroviral del paciente, sino que contribuye a aumentar la epidemia. “Por cada caso diagnosticado a tiempo se evitarían tres nuevas infecciones”, puntualizó Josep María Gatell, coordinador de la Red Española de Investigación en Sida (RIS). Por este motivo durante la Conferencia “VIH en España 2010” se reiteró la importancia de concienciarse sobre la necesidad de desenmascarar los casos ‘ocultos’.

Buena parte de esa responsabilidad recae en los profesionales médicos, como se volvió a reivindicar en esta jornada, ya que en las consultas, en especial en las de odontología, dermatología, atención primaria, urgencias y ginecología, se pueden observar marcadores clínicos y conductuales de infección subyacente, que con frecuencia se ignoran.

Por ello el reto en nuestro país para evitar los diagnósticos tardíos pasa por una estrategia ‘dirigida’ (Opt-In), basada en “prescribir” el test del VIH “a todo paciente que presente un evento definitorio de sida o una situación indicadora precoz”, explicó Gatell.

A juicio de Santiago Moreno, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, esta estrategia “no es efectiva ya que no se detecta a los pacientes asintomáticos”, razón por la que él defiende la implantación en España del modelo de cribado universal (Opt-Out) por el que se apostaron los CDC de Estados Unidos hace ya cinco años. Según añadió, se ha determinado que este sistema es coste-efectivo si la prevalencia de VIH es mayor de 0,1 por ciento, y en un trabajo realizado en Madrid con 3.687 personas no diagnosticadas obtuvieron una prevalencia de 0,35 por ciento de positivos en la prueba.

Como réplica, Gatell argumentó que el Opt-Out ha tenido severas dificultades de implementación en EEUU y que sólo se ha realizado —de forma desigual— en Estados democráticos. Además, declaró que “casi ningún paciente con infección crónica por VIH está totalmente asintomático, otra cosa es que el paciente oculte los indicios o que el médico no sepa reconocerlos”.

La realidad en 2008 era que la mitad de los nuevos casos se diagnosticaron de forma tardía (con menos de 350 linfocitos CD4). En concreto, un 30 por ciento presentaban inmunosupresión severa (con una tasa de CD4 inferior a 200 linfocitos/mm3).

Gatell recordó que, en cifras totales, comenzar el tratamiento por debajo de los 200 linfocitos CD4 supone doblar el porcentaje de mortalidad a los tres años. Además, adelantó que los especialistas del Grupo de Estudio de Sida (Gesida) discutirán en noviembre si es recomendable adelantar los criterios de tratamiento a los 500 linfocitos CD4, sobre todo en personas con comorbilidades asociadas, como la hepatitis C.

Además del ámbito clínico, durante la conferencia destacó la necesidad de ampliar el acceso al test rápido en otros escenarios, como las oficinas de farmacia y las ONG. A pesar de su utilidad, se destacó el problema del “periodo ventana” y la “falsa seguridad” que puede suponer. Así, como señaló Jorge del Romero, vicepresidente de la Fundación para la Formación e Información sobre Tratamientos en el ámbito del VIH (FIT), “el 70 por ciento de los pacientes con test negativo se ha infectado posteriormente”.

TAR preventivo

Del Romero hizo hincapié en que las personas que reciben tratamiento antirretroviral (TAR) reducen su “infectividad”. Hizo alusión a varios estudios que lo demuestran en parejas serodiscordantes, como uno publicado en The Lancet este año, que incluyó a 3.381 parejas heterosexuales sin TAR de siete países africanos seguidas durante 24 meses. Durante el seguimiento, 349 casos índice iniciaron tratamiento, y en éstos sólo se produjo un caso de transmisión del VIH en una pareja inmediatamente después de iniciar TAR. En las que no recibían terapia, las tasas más elevadas de transmisión se observaron en parejas en las que los casos índice tenían CD4 por debajo de 200 (8,7 por ciento/año).