La innovación no es un gasto, sino una inversión. De hecho, ha de verse no solo como una inversión rentable, sino también como una fuente de financiación, pues un país es mucho más potente si no se retrasa en su incorporación. Así lo aseguró el ex portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Manuel Cervera, durante la presentación de las conclusiones del foro ‘Innovación y sostenibilidad: construyendo la sanidad del siglo XXI’, organizado por la Escuela Nacional de Sanidad, SILO y Celgene.
Para conseguir este objetivo, señaló que los hospitales podrían ser capaces de crear empresas que desarrollen proyectos de investigación que sean fuente de financiación para el centro, además de beneficiarse de la colaboración público-privada para ello.
En esta línea, abogó por involucrar a los profesionales en la investigación traslacional a través de su trabajo diario diagnosticando y tratando a sus pacientes. “Que el laboratorio sean el hospital o centro de salud”, recalcó. El objetivo es llegar a la media europea en el plazo de incorporación de la innnovación, para lo que a España le faltan entre 5 y 7 puntos.
Sin embargo, el director de Deusto Business School Health, Rafael Bengoa, calificó como “preocupante” un país que baja su inversión en sanidad e I+D+i porque implica “que no lo ve como una inversión, sino como un gasto” a pesar de que la riqueza de los estados dependa de ello en gran medida. Y es que, entre 2009 y 2012, la inversión en sanidad ha descendido un 9,1 por ciento y en I+D, un 8,1, según datos del ministerio de Sanidad. Cervera agregó que España se encuentra siete décimas por debajo de la media europea y abogó por “hacer un esfuerzo para llegar a ella”.
En cuanto a la situación de los profesionales, el también ex consejero de Sanidad de la Comunidad Valenciana apuntó a que deberán ser valorados por lo que hacen, “no café para todos”, algo que las comunidades están empezando a introducir “con propuestas muy tímidas”. Asimismo, apostó por ir de la mano con los sindicatos a la hora de acordar las condiciones para ello y asemejar en algunos aspectos el sistema público al privado, permitiendo que el profesional que quiera hacer más, pueda hacerlo. De hecho, puso como ejemplo que en Cataluña hay sanitarios que autogestionan su propia investigación.
Cristina Garmendia, ex ministra de Ciencia e Innovación, por su parte, abogó por medir el coste de las innovaciones en función de la salud por euro invertido, teniendo en cuenta que la eficiencia debe ser siempre “máxima” porque es una responsabilidad de los gestores con los ciudadanos.
De hecho, la necesidad de medir resultados fue uno de los grandes consensos a los que llegó el grupo de 30 expertos que participó en el foro —entre los que se encuentran también la ex secretaria general de Sanidad, Pilar Farjas; la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, Belén Crespo; los presidentes de la SEC, la SEHH, la SEOM, la SEFH, la Sefap y la directora del CNIO—.
En esta línea, Jordi Martí, vicepresidente y director general de Celgene en España, incidió en que en España “no hay cultura de medir” y, cuando se hace, se tiene en cuenta el gasto pero no el valor.
Así, Bengoa puso como ejemplo a Estados Unidos, que ha anunciado recientemente que, en 2017, el 35 por ciento de compras relacionadas con sanidad serán para comprar valor, no actividad, y ya no se pretenderá pagar por volumen, sino por aportar algo más.
En cuanto a la forma de financiar esta innovación, recordó que “el 20 por ciento de lo que se está dando hoy, no sirve para nada”, por lo que en los próximos años “se entrará duro” a lo que no añade valor y de ahí se liberará dinero para pagar lo que sí lo agrega.
Además, la integración entre atención primaria, hospitalaria y servicios sociales —que también proponen los expertos— para que la atención sea realmente continuada, así como más coste-efectiva y la monitorización de los pacientes en su propio domicilio evitando que acaben en la parte más cara del sistema, las urgencias, ahorrará recursos que el ex consejero de Sanidad de País Vasco espera que se reinviertan directamente en sanidad, sin pasar por el Ministerio de Hacienda. Consideró también que puede ser necesario subir un poco los impuestos.
Asimismo, fomentar pacientes expertos en su enfermedad reduce el gasto y mejora la calidad de vida.
Cervera añadió que acuerdos como los alcanzados para financiar los fármacos para la hepatitis C podrán repetirse en el futuro para otro tipo de medicamentos, además de que “habrá que discurrir nuevas fórmulas para que la innovación llegue”.
Garmendia instó también a buscar nuevos instrumentos de financiación para las empresas, como atraer fondos de capital riesgo internacionales que permita a las empresas españolas crecer, algo para lo que en España tienen muchas dificultades por pasar de subvenciones a préstamos bancarios sin tener otras opciones.