neurología/ Mayor estudio europeo pangenómico de las bases de la enfermedad
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Dos trabajos, con participación española, hallan 3 nuevos genes implicados en EA
El CR1 y PICALM tienen relación con el sistema inmune, y el CLU con el colesterol
irene fernández
Madrid
Desde la década de los noventa, se sabe que la inflamación juega, en cierta medida, un papel en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer (EA). Uno de los primeros estudios que dio la pista fue el descubrimiento de la proteína interleuquina 6, aunque sus resultados no fueron concluyentes. Ahora, el hecho está más cerca de convertirse en evidencia gracias al hallazgo de tres nuevos genes implicados en la enfermedad: CLU, CR1 y PICALM (los dos últimos tienen relación con el sistema inmune y, por tanto, con la inflamación).
El hallazgo, fruto de un estudio de dos años de duración dirigido por un grupo de científicos en Reino Unido y otro en Francia, ha contado con participación española. “Con este estudio se avala, en cierta manera, que la inflamación juega un papel importante en esta enfermedad”, explica a GACETA MÉDICA María Jesús Bullido, investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto del CSIC y de la Universidad Autónoma de Madrid.
Su grupo, dirigido por el doctor Fernando Valdivieso, ha sido uno de los dos equipos españoles participantes, en colaboración con el de la doctora Anna Frank, del Hospital Universitario La Paz. El otro, lo forma el Hospital Marqués de Valdecilla de Santander, y ambos están integrados en el Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Mentales.
Estos trabajos, que han dado lugar al mayor estudio pangenómico de las bases de la EA llevado a cabo hasta ahora, convierten a estos tres genes en los primeros, desde que en 1993 se identificara el APOE4, de susceptibilidad asociados al desarrollo del alzhéimer de inicio tardío. En total, el equipo inglés ha estudiado 16.000 pacientes controles y el europeo continental (liderado por Francia y con participación de España) unos 8.000. “Es necesario que trabajemos en equipo y que en los distintos países usemos las mismas herramientas para el diagnóstico”, indica la doctora Anna Frank.
Funciones
“Cada gen desempeña varias funciones en la EA”, dice Bullido. Así, explica, el CLU modula los niveles de lípidos y colesterol, además de reducir la capacidad tóxica del amiloide en modelos celulares y animales. El gen CR1 participa en la respuesta inmune y en la eliminación del peptido amiloide, mientras que el PICALM (descubierto por el equipo inglés) tiene relación, además, con la comunicación entre neuronas.
“Existen muchas evidencias de que esta inflamación va a jugar un papel vital, al igual que pueden serlo los niveles de colesterol”, según Bullido. De hecho, ya se han realizado, y se siguen realizando, ensayos clínicos con antiinflamatorios, pero en fases tardías de la enfermedad, explica la investigadora del Severo Ochoa. En su opinión, “el riesgo asociado a cada gen es muy pequeño, no supera el 10 por ciento, por lo que no es determinante tener una variante u otra. No tiene valor predictivo”.
Sin embargo, aunque aún no se pueda genotipar a pacientes para prevenir el número de casos de alzhéimer, el estudio da una pista más evidente, dado que es el más grande realizado hasta ahora, de la implicación de la inflamación. El camino que queda por delante —cuenta— es el de estudiar más genes implicados en esta inflamación, modularlos, hacer asociaciones genéticas y analizarlos en conjunto, porque así pueden abrir la puerta a nuevos tratamientos.