R.C. Madrid | viernes, 12 de junio de 2015 h |

Desde el descubrimiento del primer caso de VIH hasta hoy, los tratamientos antirretrovirales (TAR) se han simplificado muchísimo. “Es como si los problemas asociados a la infección se hubieran ralentizado y lo que antes ocurría en cinco años ahora sucede en 30”, apunta José Antonio Pérez-Molina, especialista en el área de Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal y nuevo secretario de Gesida, el grupo de estudio de sida de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica.

Pero el hecho de que su aparición se haya dilatado en el tiempo no significa que no vayan a ocurrir ya que, como señala este experto, “ahora vemos una serie de toxicidades acumulativas a largo plazo que antes no veíamos”. Y de ahí la puesta en marcha, hace ahora tres años, del ensayo clínico Salt, de evaluación de la eficacia de la doble terapia con atazanavir potenciado con ritonavir y lamivudina frente a cualquier otra triple terapia en pacientes no naïve. Este último dato es, como destaca Pérez-Molina, investigador principal del Salt, una de las principales novedades que aporta este estudio, ya que ofrece base científica a la pregunta de si es posible cambiar a un paciente con algún problema de intolerancia o toxicidad al tratamiento para el VIH a una doble terapia sin problemas.

Con datos de momento a 48 semanas — a 96 semanas se conocerán a mediados de abril de2016—, la proporción de pacientes con carga viral indetectable fue del 84 por ciento con terapia dual, frente al 78 por ciento con triple terapia, lo que demuestra la no inferioridad de esta pauta de simplificación. Los resultados, que ya están recogidos en las guías de Gesida y que acaban de ser publicados en Lancet Infectious Diseases, se confirman además con otro estudio español, el Olé, que evalúa la eficacia de otra terapia de simplificación —lopinavir potenciado con ritonavir y lamividina— también con buenos resultados. La terapia, además, ahorra costes.