Congreso/ Se han recortado más de 7.000 millones de euros desde 2010 y las listas de espera para intervenciones han aumentado un 6,4%

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A.F. Madrid | viernes, 25 de octubre de 2013 h |

El sistema sanitario público español se encuentra en una encrucijada tras el recorte de más de 7.000 millones de euros desde 2010. Así lo aseguró el presidente de la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA), Emilio Ignacio García, durante la inauguración del XXXI Congreso de la sociedad, que tuvo lugar el Valencia.

A su juicio, es necesario “repensar” entre todos los implicados cómo se puede reorientar el sistema sanitario “más allá de los recortes”. Ya se conoce parte del impacto que están teniendo los ajustes económicos, como por ejemplo el aumento de la lista de espera quirúrgica. Y es que más de 571.000 pacientes aguardan para ser intervenidos, un 6,4 por ciento más que hace un año, y se han incrementado también los que esperan más de seis meses, que alcanza la cifra del 16,5 por ciento.

Para el presidente de la SECA hay, además, un problema “grave” de gobernanza del sistema. “El sistema está muy politizado y las reformas que se proponen desde los diferentes gobiernos, sean del signo que sean, en muchas ocasiones no son adecuadas”, apostilló para añadir que, al menos desde fuera, se observa que no se hacen los esfuerzos necesarios para abordar los problemas mientras unos y otros intentan obtener réditos políticos.

Indicadores de calidad

Durante el café de trabajo ‘Indicadores de calidad y seguridad’, desarrollado por Pedro Parra, del Programa Evaluación y Mejora de la Calidad Asistencial (EMCA) de Murcia, y Cristina Nebot, de la dirección general de Ordenación, Evaluación, Investigación, Calidad y Atención al Paciente de la Consellería de Sanitat de la Generalitat Valenciana, se puso de manifiesto que las actividades de gestión de la calidad, su medición y mejora deben considerarse como una de las líneas estratégicas más importantes a desarrollar en los centros sanitarios. El paso previo para ello es la adopción de un marco conceptual en el que se adopte una definición de calidad y se identifiquen las dimensiones que forman parte de ella —efectividad, eficiencia, seguridad, accesibilidad y servicio centrado en el paciente—.

Para conocer el nivel de calidad alcanzado por los servicios que presta el sistema sanitario y tener así capacidad para orientar las acciones de mejora continua, se precisan herramientas de medición que permitan la monitorización (medición sistemática y planificada de indicadores de calidad) de los aspectos más relevantes de la atención.

En los últimos años, son muchas las instituciones que han emitido informes con indicadores de calidad. La más conocida es la de la Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ) de Estados Unidos, en funcionamiento desde 1994. Se trata de una batería de indicadores que se obtienen a partir de las bases de datos clínico-administrativos tipo conjunto mínimo básico de datos (CMBD). Son indicadores tanto de hospital como de AP en el caso de las hospitalizaciones evitables. Han sido sometidos desde su creación a varias actualizaciones y están siendo ampliamente utilizados tanto dentro como fuera de EE.UU.

Pusieron como ejemplo también un proyecto de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que se inició en el 2001 con el objetivo de desarrollar un listado de indicadores para determinadas condiciones y tratamientos referidos tanto al hospital como a la AP y salud mental. El objetivo principal era conocer la calidad de los cuidados de salud en estos países y avanzar en la reducción de diferencias, mejorando la calidad en todos ellos.

Por otro lado, el Ministerio de Sanidad junto con las comunidades autónomas tiene en marcha desde 2006 el proyecto ‘Indicadores Clave del Sistema Nacional de Salud’, un conjunto de indicadores sobre aspectos relevantes de la información relacionada con la salud y el SNS que se creó a propuesta del Instituto de Información Sanitaria.

Estos proyectos se relacionan con la mejora del sistema sanitario en su conjunto, que si bien es útil a efectos de comparación externa, no lo es tanto para la identificación de oportunidades de mejora en cada uno de los centros.

La necesidad que tienen los hospitales de contar con indicadores válidos, fiables y apropiados ha motivado la aparición de diversas iniciativas, por ejemplo, la empresa privada ha desarrollado baterías de indicadores para conocer los resultados de los hospitales, localizar áreas de mejora potencial y clasificar los mismos en base a sus resultados en calidad, eficiencia y productividad. La mayor parte de los indicadores medidos se obtienen a partir del CMBD y la amplia participación de hospitales a través de los años, les ha permitido construir estándares de comparación para realización de actividades de benchmarking, para cada grupo de hospitales.

En este contexto, cada servicio regional de salud tiene su propio sistema de información, cuentan además con indicadores de calidad propios con los que monitorizan los resultados obtenidos como consecuencia de las actuaciones de la asistencia sanitaria, principalmente a través de su inclusión en el contrato de gestión de los centros, sin embargo, estos sistemas son propios de cada servicio de salud y no permiten comparaciones con centros de otras comunidades.

El presidente
de la SECA detecta
un problema “grave” de gobernanza en Sanidad

Sanidad y las CC.AA. han puesto en marcha indicadores de calidad del SNS

Los seres humanos son capaces de soportar lo que les contraría, lo que se opone a su voluntad, mediante la gestión de las herramientas derivadas del conocimiento y de la propia condición humana, según afirmó el general Francisco Gan, director del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas durante su ponencia en el congreso. En Sanidad, como en cualquier otro ámbito, el equipo humano es el elemento esencial y “se debe diseñar para enfrentarse a situaciones imprevisibles”. A su juicio, debe ser seleccionado de acuerdo con los siguientes criterios, y por este orden: calidad humana, aptitud y voluntad para el trabajo en equipo, solidez de carácter y espíritu de supervivencia. “La resiliencia es la cualidad que nos permite perder un asalto y ganar el combate”, recalcó.

También puso de relieve las tres condiciones esenciales para enfrentar un proyecto extremo con previsibles adversidades: querer hacerlo, es decir, la voluntad, la potencia de la idea que se quiere materializar; poder hacerlo, las condiciones de posibilidad, aún en las peores condiciones analizadas, la adecuación del factor humano y de los medios materiales elegidos; saber hacerlo, tener los conocimientos, haber desarrollado los procedimientos, y contar con un plan que permita poner en práctica, aún en el peor escenario, todo lo diseñado.