ENTREVISTA/ La revista ‘The Lancet’ ha considerado un estudio, del que es autor principal, como el mejor artículo científico de 2009

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| viernes, 05 de marzo de 2010 h |

E. sainz Corada

Madrid

La revista The Lancet acaba de nombrar un estudio del que es autor principal como el mejor artículo científico de 2009. El trabajo, con más de 4.000 pacientes y de 12 años de duración, podría cambiar las guías de práctica clínica en el diagnóstico de pacientes con sospecha de enfermedad coronaria al demostrar los mejores resultados de la ecocardiografía de ejercicio frente a la prueba tradicional. Ahora, junto al resto del equipo que participó en el mismo, estudia cómo mejorar, más aún, la técnica

Pregunta. Lo primero enhorabuena. ¿Qué significa para usted?

Respuesta. Ha sido un gran honor que una revista tan prestigiosa se haya fijado en nuestro estudio de entre todos los publicados en 2009.

P. ¿Cómo deciden empezar a investigar con esta nueva técnica?

R. Llevamos practicando 15 años con ella en nuestro hospital. La ecocardiografía de ejercicio simplemente consiste en añadir una ecografía a una ergometría convencional. Nos permite ver cómo se contrae el corazón con el ejercicio y observar si hay alteraciones en la contractilidad del corazón durante el mismo. Esto es importante porque estas alteraciones aparecen antes que el dolor torácico o que los cambios en el electrocardiograma, por tanto, es más sensible para detectar enfermedad en las arterias del corazón. Desde hace años se sabe que la ecocardiografía es más específica que la ergometría, lo que ocurre es que nosotros realizamos una técnica todavía más sensible que consiste en hacerla durante el ejercicio. Habitualmente en otros hospitales se realiza inmediatamente después de éste, cuando el paciente termina en la cinta.

P. ¿Qué variables tuvieron en cuenta?

R. Medimos fundamentalmente dos: mortalidad total y un combinado de muerte de origen cardiaca o infarto. Observamos que los pacientes que tenían alteraciones en la ecocardiografía de ejercicio a pesar de que todos los pacientes tenían una ergometría normal, los que tenían alteraciones en la eco tenían el doble de mortalidad y de eventos cardiacos graves.

P. ¿Cuál es el perfil de los pacientes susceptible de someterse a esta técnica?

R. Probablemente extender la ecocardiografía de ejercicio a todos los pacientes que consulten por dolor torácico sea muy difícil en todos los hospitales. Pero pensamos que aquellas personas que tienen una probabilidad, al menos intermedia o alta, o historia de enfermedad coronaria y se quejan de dolor torácico, todas ellas deberían someterse a una ecocardiografía de ejercicio. Al menos nuestros resultados avalan su uso en lugar de una ergometría.

P. ¿De qué forma va a afectar esto en la práctica clínica?

R. Lo que pensamos es que la ecocardiografía, al menos en una proporción importante de pacientes, debería sustituir a la ergometría porque es más fiable desde el punto de vista diagnóstico y porque nos permite también valorar mejor el riesgo desde el punto de vista pronóstico. Que la ergometría sea normal no descarta de forma fiable que el paciente no tenga enfermedad coronaria. Hemos detectado con la ecocardiografía, de hecho, que un 16 por ciento de pacientes de nuestro estudio (que presentaban una ergometría normal) tenían alteraciones en la contracción del corazón durante el ejercicio, lo que sugiere enfermedad coronaria.

P. ¿Siguen trabajando en temas relacionados con el artículo?

R. Algo que hemos investigado recientemente ha sido comparar la ecocardiografía que nosotros realizamos durante el ejercicio con la que hacen otros centros inmediatamente después. Ya sabíamos (por estudios previos en nuestro hospital) que nuestra técnica es más sensible, pero sabemos ahora también por resultados recientes, que permite identificar pacientes que la otra no. Este estudio salió publicado en enero en el European Heart Journal.

P. ¿Tienen más trabajos en la misma línea?

R. Sí. Otro que estamos llevando a cabo es comparar la ecocardiografía de ejercicio realizada en cinta rodante y en bicicleta, que se utiliza en otros hospitales del mundo. De momento no tenemos resultados (está previsto presentarlos en agosto en el Congreso Europeo de Cardiología), pero pensamos que en cinta va a ser mejor porque el corazón se somete a un mayor estrés, todo el mundo sabe caminar en una cinta pero no todo el mundo sabe montar en bici, y el motivo por el que se detienen los pacientes caminando es porque se agotan, mientras que en la bici es porque les duelen las piernas. Además el corazón se estresa menos y eso nos permite valorar menos alteraciones de la contractilidad que la cinta. No son resultados definitivos pero eso es lo que pensamos que vamos a obtener.