Osteoporosis/ XV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (Seiomm)
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E.S.C.
Madrid
Un mayor aumento en el grosor cortical, en la fracción ósea trabecular y en la densidad de ósea trabecular y cortical. Eso es lo que demuestran los resultados del estudio Rizzoli —presentado en el marco del Congreso de la Sociedad Española de Investigación Ósea y Metabolismo Mineral (Seiomm), celebrado en Salamanca la semana pasada— con ranelato de estroncio para el tratamiento de la osteoporosis.
El trabajo, presentado durante el simposio “Prevención de fracturas osteoporóticas: evaluación del riesgo y búsqueda de soluciones”, “demuestra que se produce un efecto muy positivo sobre la microarquitectura, sobre la calidad del hueso, de forma tal que se obtiene un hueso de mejor calidad y eso se traduce en uno más resistente”, asegura Jorge Cannata, catedrático de Medicina de la Universidad de Oviedo y jefe del Servicio de Metabolismo Óseo-Mineral del Hospital Central de Asturias, en mujeres posmenopáusicas que el alendronato (bifosfonato más comúnmente prescrito).
Los resultados de este estudio comparativo de dos años de duración, en el que han participado 88 mujeres, muestran que, de acuerdo con las gammagrafías óseas, el grosor cortical, la fracción ósea trabecular y la densidad de ósea trabecular y cortical, aumentaron significativamente más en las mujeres tratadas con ranelato de estroncio (comercializado por Servier como Protelos), que en aquellas que recibieron el bifosfonato.
“A partir de estos datos podemos concluir que el ranelato de estroncio parece tener un efecto superior que el bifosfonato alendronato sobre la microestructura de la tibia, tras dos años de tratamiento” señala René Rizzoli, presidente de la División de Enfermedades Óseas del Hospital Universitario de Ginebra (Suiza) y director general de la Fundación para la Investigación en Osteoporosis y Enfermedad Ósea.
“La mejora de la microarquitectura ósea reduce el riesgo de fracturas, ya que existe una fuerte asociación entre la mejora de la estructura del hueso y la reducción del riesgo de fractura”, añade.
Además, añade Cannata, es una explicación importante que ayuda a entender “por qué este producto, en los estudios pivotales y los posteriores, se ha mostrado eficaz y sigue manteniendo la eficacia a lo largo del tiempo”.
Estructura ósea y fracturas
Se ha descubierto que las mujeres posmenopáusicas tienen la densidad ósea, el número trabecular y el grosor cortical significativamente más bajos que las premenopáusicas, tanto en el radio como en la tibia.
Además, aunque se ha demostrado que la columna vertebral y la densidad mineral ósea de la cadera pueden ser similares en mujeres osteopénicas con o sin fracturas, aquellas que han sufrido una fractura tienen una menor densidad trabecular y una distribución trabecular más heterogénea en el radio, en comparación con mujeres sin fracturas .