José María Martín moreno, director programme management de la oms

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Teresa Rey, RSC Pregunta. ¿Qué es para la OMS una empresa saludable? Respuesta. La definición ortodoxa la define como un lugar de trabajo en el que tanto los empresarios como los trabajadores, ya que es una actividad colectiva y compartida, colaboran en aplicar un conjunto de medidas sostenibles para prevenir enfermedades, proteger la salud y promover ésta y el bienestar, de manera que todo ello mejore el rendimiento de los propios empleados, su satisfacción y la sostenibilidad y el éxito de la empresa. P. La Organización Internacional del Trabajo estima que cada año mueren dos millones de hombres y mujeres por accidentes y enfermedades vinculados a la jornada laboral, y también habla de unas cifras altas de depresión, ¿a qué se deben estos datos tan elevados? R. No hay que sorprenderse porque aproximadamente el 50 por ciento de la población, en un momento determinado, se desenvuelve en un entorno laboral. De hecho, se sabe que el 26 por ciento de las enfermedades cardiovasculares se originan en el propio trabajo; un 15 por ciento de patologías asmáticas tienen esta vinculación; y un 10 por ciento están relacionadas con cáncer. Además, el 8 por ciento de todos los accidentes, en general, se producen en este ámbito, y los porcentajes de depresión son similares. No hay por ello que dramatizar, ni hay que considerar que el ambiente de trabajo sea de por sí un factor particularmente negativo, es más nocivo no tener trabajo. La cuestión en sí es que la cantidad de horas y la exposición a ese entorno hace que lo más inteligente sea centrarse en hacerlo lo más llevadero posible y que genere el máximo bienestar. P. Pese a los beneficios que demuestra la inversión en seguridad y salud en los centros de trabajo y que la evidencia refleja que las compañías más exitosas son las que muestran mayores registros de estos dos aspectos, parece que adoptar estas medidas aún cuesta a las empresas, ¿es así? R. La concepción no es un problema de empresarios, es un problema de todo el colectivo, de la fuerza de trabajo, al final el sentido común no siempre es el más común de los sentidos. Se dice que el activo más importante que tienen las empresas y la sociedad son sus propios trabajadores y, sin embargo, no somos suficientemente conscientes, aunque es verdad que los tenemos que cuidar. Al final, es cierto que en una empresa poco saludable se tiene más estrés, se generan más lesiones, la persona se encuentra menos motivada y aparece el síndrome de burnout o estar quemado, y esto provoca que se involucre menos en el proceso de la empresa. Por otro lado, ese estrés, fuera de la empresa, es un caldo de cultivo para otros estilos de vida que no son saludables, pero que, a veces, producen satisfacciones a corto plazo como el beber más, fumar o ser más sedentario. Todo ello, de forma conjunta, genera más absentismo, más enfermedades profesionales y secundarias, y al mismo tiempo más presentismo, esto es, ir al trabajo simplemente por presencia física y no por estar involucrado. En definitiva, esta situación es mala para los trabajadores, pero también para los empresarios, sobre todo, en cuestiones de rendimiento y posibles litigios no sólo con los empleados, sino también con los clientes. P. ¿Se podrían recomendar estas acciones en un contexto de crisis económica como la actual? ¿Por qué? R. El invertir en esto es siempre positivo, pero en el momento actual yo diría que lo es doblemente. Es un problema de calidad, no de cantidad. No es necesario hacer una gran inversión, se trata de gastar lo mismo. Podemos pasar las ocho horas haciendo la vida imposible a los demás o haciéndolo lo mejor posible. Para empezar, hay un entorno físico que en alguna ocasión puede merecer la pena mejorar, por ejemplo, desde un punto de vista ergonómico, para evitar un dolor de espalda que a medio o largo plazo puede imposibilitar. El invertir en esto, en el fondo va a ser bueno para el propio empresario, no es un gasto que se pierde. Pero al margen de los aspectos físicos, luego está el elemento psicosocial que no tiene que ser más caro, más bien se trata de un problema de cultura, de una declaración colectiva y un convencimiento involucrando a todas las partes. Un ejemplo claro sería intentar eliminar todo lo que tenga que ver con el acoso o el bullying, algo que se da con mucha frecuencia y que muchas veces se tolera como parte de una cultura de lo normal, y como eso no puede ser normal, se trata de hacer un esfuerzo. Ello tampoco implica una gran inversión, consiste en tener el convencimiento y el propósito de ejecutar acciones en ese sentido y también compatibilizarlas, de la mejor forma, con las necesidades laborales y familiares. P. ¿Qué papel juega la RSC en este concepto de empresas saludables? R. La RSC influye mucho en las empresas saludables porque empieza por la asimilación de que una compañía es algo más que un centro que produce beneficios a los accionistas, algo que por otra parte es totalmente legítimo, pero la RSC es a su vez un motor y además es el resultado de un círculo de retroalimentación. Estas medidas no dejan de ser una concienciación de que uno tiene que devolver a la sociedad parte de lo que la sociedad le ha dado y en ese sentido, es invertir en la propia salud de la empresa y del entorno familiar y de los propios trabajadores. Si inviertes por ejemplo, en que estas personas puedan tener acceso a actividad física regulada o deporte, en el fondo estás contribuyendo a que haya una fuerza de trabajo más sana, más saludable y más satisfecha, lo que al final redunda positivamente. No consiste en hacer cosas extraordinarias sino cosas sencillas. P. ¿Son saludables las empresas del sector salud español actualmente? R. Ahora llevo tres años fuera y no puedo hacer una valoración exacta, pero mi percepción de España es que comparada con otros países tiene un nivel razonable y con capacidad para mejoras. Ahora mismo hay una cierta depresión colectiva que se percibe desde fuera, pero hay que ser optimista. Yo creo que de esto se puede salir, ya que estamos es una sociedad estupenda y un entorno envidiable. Se sabe que el Sistema Nacional de Salud es uno de los mejores del mundo y actualmente se está en plena discusión de lo que se puede hacer con el objeto de asegurar una continuidad en atención primaria y especializada. La Atención Primaria tiene que salir reforzada de todo esto y es importante tomar un conjunto de medidas para racionalizar el uso de las cosas. A veces, en el fragor del debate político, se tiende a adoptar posturas extremas, o todo es muy bueno o todo es muy malo, y en la vida, siempre hay un conjunto de grises que son mejorables. P. ¿Qué proyectos tiene la OMS para fomentar la implantación de empresas saludables? R. Desde la OMS se está desarrollando el Plan Global de Acción sobre la Salud de los Trabajadores para el período 2008-2017, que está muy detallado, ya que entre otras cosas se indica cómo cada empresa debe saber específicamente las medidas a adoptar en cada circunstancia. Por otra lado, estamos fomentando la creación de una “alianza de empresas saludables”, que pretende promover la idea de que una cultura que defiende la salud y el bienestar de los trabajadores constituye un eje fundamental de inversión, futuro y sostenibilidad. Se trata de ayudar a las empresas a que tomen conciencia de esa influencia, del medio físico, del entorno psicosocial y de los recursos de salud que tienen los trabajadores para afrontar sus problemas, también fuera del entorno laboral porque al final el malestar que se trae del exterior se traslada al trabajo. Esta alianza pretende animar a que por iniciativa propia se unan centros e instituciones, animar a los propios países y a los estados miembros, y a los gobiernos a que faciliten incentivos fiscales porque, al final, cuando se genera un mayor bienestar en el trabajo, se disminuyen la siniestralidad, las enfermedades profesionales… y así el gasto se puede compensar de alguna manera y supone un incremento en el montante total. | viernes, 18 de mayo de 2012 h |

“La RSC influye mucho en el concepto de empresas saludables. Es un motor y el resultado de un círculo de retroalimentación, de concienciación y de hay que devolver a lo sociedad lo que normalmente da, algo que no tiene que suponer una gran inversión”