La técnica de regeneración hepática ALPPS, que consiste en ligar la vena porta y partir el hígado para que no exista circulación en la primera intervención, fue todo un éxito en el momento de su “presentación” en 2011, ya que acortaba el tiempo de regeneración de dos meses a solo diez días. De esta forma, el número de pacientes que llegaban a la segunda intervención, en la que ya se procedía a la extirpación del tumor, pasaba de algo más de un 70 por ciento a incluso más de un 95 por ciento.
El problema llegó cuando se analizaron las tasas de mortalidad, que en ocasiones superaban el 15 por ciento. Fue entonces cuando se creó un registro mundial que facilitó la selección de pacientes y disminuyó estas tasas hasta llegar al 9 por ciento. Al mismo tiempo, la Sección de Cirugía Hepática del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, decidió modificar la técnica con este mismo objetivo y, en vez de partir el hígado, decidió “hacerle un torniquete (ALTPS)”, tal y como ha explicado Ricardo Robles, jefe de esta Sección, durante la celebración del 30º Congreso Nacional de Cirugía, celebrado en Madrid. De momento, con 39 pacientes operados, la mortalidad es del 7 por ciento —solo han fallecido tres— y la ventaja es, destaca Robles, que “los pacientes se pueden ir a casa al tercer o cuarto día”.
También un grupo inglés ha decidido modificar la técnica y está aplicando radiofrecuencia para quemar previamente la zona en la que posteriormente van a cortar, que es la misma zona en la que el equipo de Robles coloca el torniquete. Técnicas menos agresivas que quizás en un futuro podrían serlo incluso menos, asevera este cirujano. Aunque todavía a largo plazo, en el futuro podría realizarse la oclusión de la vena en rayos, después otro radiólogo podría aplicar radiofrecuencia y ya posteriormente sería un cirujano quien operaría. Otra opción, explica Robles, sería ligar la vena porta y, con laparoscopia, colocar una cinta como la utilizada en el torniquete para, diez días después, poder operar ya al paciente.
Cirugía mínimamente invasiva
En relación con las técnicas laparoscópicas, el coordinador de la Sección de Cirugía Endoscópica de la Asociación Española de Cirujanos (AEC), Salvador Morales Conde, ha insistido en que las nuevas técnicas ofrecen más seguridad al paciente y más confort postoperatorio, ya que son menos dañinas y permiten obtener los mismos resultados.
Algunos de los avances que se presentaron durante el congreso tienen que ver con la llegada al mercado de los nuevos robots. Tecnología puntera que ofrece soluciones ante aquellos casos en los que no se podía practicar ningún tipo de cirugía. En esta línea, el especialista ha apuntado que las técnicas 3D ya son una realidad “asequible en cualquier quirófano” y ha recordado que, hace ya 25 años de la primera laparoscopia en España.
Otro tema destacado ha sido, según el también director del Plan de Formación en Cirugía Endoscópica, la fluorescencia. Este procedimiento, ha explicado, consiste en la inyección por vía intravenosa de diferentes marcadores, que van a iluminar parte del organismo con un cambio de luces en la óptica. “Cambias de filtro y eso hace que ciertos tejidos presenten una fluorescencia u otra”, sin dañar el organismo, ha recalcado. Además, es “potencialmente aplicable en el sistema español y ya somos dos o tres centros los que estamos usando esta técnica, porque es coste-efectiva”.
Así, con todo, la renovación tecnológica se irá haciendo de un modo progresivo, aunque la adquisición del robot será más complicada puesto que sigue siendo “un elemento caro y que, ahora mismo, en cirugía digestiva, no ofrece ninguna ventaja a nivel práctico”, ha agregado. Para finalizar, Morales ha incidido en que el coste que habría que invertir [en las plataformas robóticas] para obtener unos resultados similares a los que se consiguen con “un buen equipo entrenado que haga laparoscopia” no merece la pena, dado que “no está demostrado que produzca una gran ventaja”.
Rehabilitación multimodal
Las innovaciones y los avances que se han conseguido en el ámbito de la cirugía, en general, y de las diferentes especialidades, en concreto, no deben hacerle sombra a la práctica de la rehabilitación multimodal.
Este proceso se basa en el establecimiento de protocolos multidisciplinares —conocidos como Fast-Track—, que se aplican desde el inicio del proceso preoperatorio, cuando los pacientes reciben un diagnóstico, hasta que se les da el alta. Su objetivo es disminuir la agresividad quirúrgica en el paciente y conseguir que recuperen cuanto antes “la misma calidad de vida que tenía antes del diagnóstico”, ha asegurado José Manuel Ramírez, coordinador del Grupo Español de Rehabilitación Multimodal (GERM).
No obstante, ha advertido de que “es difícil” implementar un protocolo que cambie estructuras tradicionales y ha indicado que para lograrlo, “habría que modificar hábitos comunes”, de modo que las mejoras repercutiesen en los pacientes.
Otro de los datos relevantes, es que el paciente está incluido desde el principio en toda la vía clínica y representa un rol mucho más protagonista en cuanto a su enfermedad. Además, la rehabilitación multimodal consigue que el paciente tenga unos índices menores de ansiedad y estrés “porque está informado desde el primer momento; hay una implicación directa”. Asimismo, este tipo de programas “tratan de cambiar las rutinas del proceso preoperatorio y cuidado postoperatorio quirúrgico de forma que se reducen en un 50 por ciento las complicaciones, tras la cirugía”, y permite disminuir la estancia media en el hospital y la reducción de las listas de espera, ha apostillado.
La falta de difusión que está teniendo en España se entiende, de acuerdo con Ramírez, por los hábitos que hay tan arraigados. Por ello, el hándicap fundamental es su implementación. Para alcanzar este objetivo, hay que romper muchas barreras, ha advertido el experto, al tiempo que ha contado que en 2007, solamente había siete hospitales inmersos en este proyecto y que, en la actualidad, el número se sitúa en 42.
El coordinador de la Unidad de Cirugía de la Obesidad del Hospital Universitario de Getafe, Juan Carlos Ruiz de Adana, ha destacado que la cirugía de la obesidad cada vez funciona mejor, genera resultados positivos y, sobre todo, es más segura, aunque “la garantía al 100 por ciento no existe”. Sin embargo, el principal problema radica en las posibilidades que tienen los pacientes de operarse en el Sistema Nacional de Salud (SNS). “Solamente, se operan entre el tres o el cuatro por ciento de los obesos mórbidos”, ha apuntado. El especialista ha indicado que algunos de los beneficios de aplicar esta cirugía a pacientes obesos es que podrían dejar de lado los tratamientos que siguen en la actualidad para tratar enfermedades como la diabetes; consecuencia de la mencionada patología. “Conseguir un equilibrio entre lo que [los pacientes] necesitan y lo que les puede ofrecer el sistema público es imposible”, debido a la falta de financiación, ha lamentado. En cualquier caso, Ruiz de Adana ha reconocido que la calidad de la cirugía bariátrica en España es “muy alta”.