Prescribir ejercicio físico como parte de la terapia farmacológica en pacientes con riesgo cardiovascular es el reto al que se enfrentan los especialistas en los próximos años. Y es que, una vez demostrado que “aquellas personas que realizan ejercicio físico tienen una esperanza de vida activa mayor, es decir, viven más tiempo y sin enfermedades crónicas”, como expuso José Abellan, catedrático de la UCAM de Murcia, el siguiente paso es llevarlo a la práctica. El problema aquí es, como destacó Nieves Martell, presidenta de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), durante la celebración de la 19º Reunión de la sociedad, que “los profesionales no hemos aprendido nada sobre ejercicio físico en la facultad”.
Para solucionarlo, Abellán, en colaboración con, entre otros, Pilar Sainz de Baranda, profesora de Educación Física de la Universidad de Murcia, ha editado ya por segunda vez una ‘Guía para la prescripción de ejercicio físico en pacientes con riesgo cardiovascular’ e incluso ha impartido un curso de formación para profesionales en esta área durante el propio Congreso. “La idea es que el ejercicio físico sea la quinta constante vital”, ha señalado Abellán, que ha instado a los profesionales a incorporar dos preguntas (días de la semana y tiempo por día que dedica el paciente a practicar ejercicio físico) a la medida de la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria, la presión arterial y la temperatura.Y, con estos datos en la mano, ya estaría el profesional sanitario en disposición de “recetar” al paciente, a través de un documento ya establecido, un tipo de ejercicio durante una cierta duración y con una frecuencia determinada. “No consiste en recomendar al paciente que se mueva, sino en prescribirle un determinado ejercicio físico, al igual que se le receta un fármaco”, ha subrayado Francisco Morales, tesorero de SEH-LELA.
Así, por ejemplo, mientras que para un paciente con HTA sería suficiente con practicar ejercicio durante tres días a la semana durante entre 50 y 60 minutos, un paciente con diabetes necesitaría una frecuencia mayor, unas cifras que deberían ser aumentadas en caso de que el paciente sea obeso y necesite también perder peso. Otro tema serían las dislipemias, en la que, como explica Sainz de Baranda, serían necesarias sesiones de mayor duración y volumen de ejericio. “Hay que quemar 1.000 calorías para modificar el HDL, 1.500 para el HDL2 y unas 2.200 para conseguir una regresión de la placa de ateroma”, ha señalado esta profesora.
Registro Cardiorisc
A punto de cumplir diez años, Cardiorisc tiene ya registrados a unos 180.000 pacientes, lo que ha permitido conocer datos como que el 67,3 por ciento de los pacientes con HTA cumple criterios de síndrome metabólico o que, en la mayor parte de los casos, el profesional sanitario prescribe estatinas al paciente con hipertensión, siendo mucho menor el porcentaje de prescripción de fibratos.