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Expertos en medicina reproductiva sensibilizan al resto de ginecólogos para que aborden el tema de la fertilidad en revisiones rutinarias
Recomiendan el recuento ecográfico de folículos antrales o determinación de AMH para analizar la viabilidad ovárica e informar a la mujer
Cecilia Ossorio
Barcelona
A partir de los 35 años, las probabilidades de que una mujer logre un embarazo descienden a la mitad con respecto a una de 25 años. Y a partir de los 40 años, prácticamente el 80 por ciento de las mujeres son funcionalmente infértiles. Así lo manifestó Isidoro Bruna, jefe de la Unidad de Medicina Reproductiva del Hospital Universitario Madrid-Montepríncipe, en el marco del 31º Congreso de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) celebrado en Sevilla.
Dado que en España se está viviendo un evidente retraso en la edad de la primera maternidad —en 2011, la media se sitúa en los 31,3 años, pero se espera que para el 2014 se encuentre sobre los 31,7 años—, los expertos en medicina reproductiva consideran crucial el papel de todos los ginecólogos a la hora de mantener informada sobre los posibles riesgos a la mujer que tenga intención de ser madre, introduciendo esta pregunta como rutinaria en los chequeos de salud ginecológica.
Bruna, del Grupo de Trabajo SEGO-Sociedad Española de Fertilidad (SEF), en Ginecología Reproductiva, coordinó el Taller sobre prevención y diagnóstico de la disfunción reproductiva, organizado en el congreso con la colaboración de Merck Serono.
En él, se hizo también hincapié en la importancia de que los ginecólogos ofrezcan a las mujeres una serie de sencillas medidas que hoy no se utilizan de forma rutinaria —ya que hasta hace unos años no existía un problema tan acuciante de salud reproductiva desde el punto de vista sociológico— con el fin de valorar si existe algún compromiso de la reserva funcional ovárica. “Basta con realizar un recuento de folículos antrales mediante ecografía, y en todo caso la solicitud de una determinación de la hormona antimulleriana (AMH) mediante una extracción sanguínea, que es el mejor marcador del envejecimiento ovárico”, explicó Bruna. Además, apuntó que la AMH presenta una ventaja sobre otras determinaciones hormonales en la mujer, ya que no sufre variaciones a lo largo del ciclo del ovario.
Por otro lado, este experto abordó la cuestión de la endometriosis, que afecta a casi el 10 por ciento de las mujeres en edad reproductiva.
Desde el punto de vista del dolor crónico pélvico, apuntó que en la actualidad “existe todo un arsenal terapéutico y quirúrgico que puede acabar manejando ese dolor”.
Y en cuanto a la fertilidad, incidió en la idea de que los cirujanos sean lo más conservadores posible, para extirpar los focos de endometriosis sin afectar el parénquimo ovárico sano. “A partir de ahí, los tratamientos de reproducción asistida son muy útiles a la hora de lograr el embarazo en estas mujeres”, puntualizó.
La oncología ginecológica constituyó todo un bloque del congreso, y en él volvió a ser protagonista la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) para prevenir la aparición del cáncer de cuello uterino. Tanto el presidente del comité organizador del congreso, Rogelio Garrido, como el presidente saliente de la SEGO, José Manuel Bajo Arenas, enfatizaron la importancia de potenciar una correcta cobertura vacunal en toda España en la cohorte de los 14 años, que está financiada por el sistema público. En la actualidad, existen marcadas diferencias entre Comunidades Autónomas, pues en Andalucía se vacuna al 60 por ciento de las niñas, mientras que en Andalucía la cobertura ronda el 90 por ciento y en Madrid es casi del cien por cien.
Por otro lado, si bien las campañas poblacionales para prevenir el cáncer de mama están obteniendo buenos resultados, Bajo Arenas recordó que “aún están pendientes las estrategias en cáncer de ovario y útero”. Aunque la Organización Mundial de la Salud desaconseja el cribado en estos dos tipos de cáncer, el hecho de que se continúen diagnosticando en estadios avanzados evidencia la necesidad de búsqueda de marcadores.