C. S. Madrid | miércoles, 18 de marzo de 2015 h |

Con 193,33 preguntas netas de las 225 que hay en el examen MIR, el madrileño Antonio Guerrero se ha convertido en el número 1 de las 12.346 personas que se presentaron a esta convocatoria.

Cuenta que nadie de su familia es médico y que la medicina no le viene por vocación. “No es algo en lo que pensase cuando era pequeño”, asegura, aunque en el momento en el que empezó a estudiar Bachillerato ya tenía claro que le gustaban las ciencias de la salud. “Ahí es cuando miré las diferentes carreras que hay y vi que medicina era la que más me gustaba, con la que más me identificaba y, entonces, hubo un momento en que decidí que tenía que ir a por ella”, remarca.

Tiene bastante claro a qué especialidad le va a dedicar los próximos años. Lo dice rotundo: “La que más me gusta es gastroenterología y me gustaría quedarme en Madrid”. No obstante, le asaltan unas pequeñas dudas ante la pregunta de dónde. “Todavía estoy pensándolo. Los hospitales que más me convencen son el Ramón y Cajal y el Gregorio Marañón”, afirma.

En relación con el examen, reconoce haber estudiado muchas horas y no haber disfrutado de grandes vacaciones. Ahora tiene tiempo antes de que comience la residencia. Dice que los resultados lo ‘pillaron’ de sorpresa. “Ni siquiera me los esperaba. Salí con mucha incertidumbre e incluso tardé una semana en meter la plantilla”, explica, al tiempo que reconoce que ahora ya está más tranquilo, asimilándolo poco a poco. No hay trampa, ni cartón. Conseguir la puntuación de Antonio lleva implícito mucho trabajo dentro y fuera del centro de estudios CTO, horas de esfuerzo y, bueno, sí, “un poquito de suerte”.

Muchos estudiantes de medicina comienzan la toma de contacto con el examen MIR el último curso de la carrera y, una vez que se licencian, empiezan a estudiar más en serio.

El futuro especialista no duda sobre la posibilidad de, en un futuro lejano, emigrar. “No descarto nada. Ahora empezamos nuestra vida profesional, pero si me tuviera que ir al extranjero porque las opciones allí fueran mejores o porque aquí no consiguiese encontrar trabajo, lo haría”, señala.

Antonio lo tiene claro, para convertirse en un buen médico es fundamental tener capacidad de trabajo y de esfuerzo, educación y empatía. Y, lo que también tiene claro y denota que tiene los pies en el suelo es que asegura que el movimiento se demuestra andando. “Haber quedado de número uno en el examen MIR 2015 te da el privilegio de poder elegir antes que tus compañeros, pero fuera de ahí tampoco implica nada más. Ahora empiezo mi residencia, mi formación; es como volver a empezar de cero y es ahora cuando tienes que demostrar que eres bueno. De nada sirve ser número uno en el MIR si luego no haces una buena residencia y te formas bien”, indica.

Asimismo, respecto al RD de Troncalidad, comenta que para llevar a cabo una reforma de estas características se deberían tener todos los puntos claros para “poder hacer un debate correcto, en donde se escuchase a todo el mundo”.

Una sorpresa para Aroa

Aroa Cortínez pasó de salir muy disgustada del examen EIR 2015 porque pensaba que no le había salido demasiado bien, a ser, ni más ni menos, la número 1. Esta joven madrileña de 22 años fue aleccionada por sus profesores del centro de preparación CTO, quienes ya saben por experiencia que la sensación que tienen sus alumnos al terminar la prueba es de inseguridad. Sin embargo, eso no sirvió para calmar sus nervios.

La buena noticia llegó días después cuando se enteró de que había sido la mejor de entre las más de 16.000 personas que concurrieron al examen. Era la primera vez que se presentaba y reconoce que no se lo esperaba “en absoluto”.

Aroa empezó a estudiar de manera online en marzo de 2014 y, a partir de julio, lo hizo de manera presencial. Opina que gracias a todos los simulacros que hizo —que ya se caracterizaban por la ambigüedad de sus preguntas— y a la preparación que recibió en el centro de formación CTO ha conseguido estos magníficos resultados. “No recuerdo el número exacto, pero eran unas 200 preguntas y 10 de reserva, de las cuales yo fallé 29 y dejé 11 en blanco. Acerté más de las que acertaba normalmente en los simulacros”, asevera, al tiempo que puntualiza que, pese a todo, el examen fue “asequible”.

Dentro de dos meses, Aroa empezará su residencia en el Gregorio Marañón. Quiere ser matrona, aunque no descarta dedicarse a la investigación. “Uno de los motivos por los que estoy eligiendo este hospital es porque me da la posibilidad de hacer un proyecto de investigación, aunque todavía no tengo temas en mente”, cuenta.

¿Por libre o en un centro de estudios?

A sus 25 años, Elena Díaz-Hellín es especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria y, en unos años, también podrá decir que es matrona, gracias a que ha sido el mejor examen EIR 2015.

En esa ocasión, se preparó de modo autodidacta. Se compró unos manuales y se organizó por su cuenta. No obstante, cuando quiso mejor plaza y convertirse en matrona decidió apuntarse al centro de formación CTO y estudiar en serio.

“Todas mis amigas se había apuntado a este centro y habían sacado muy buena puntuación. Además, ya nos había hablado de ella en la escuela y es una de las primeras academias que se crearon y tiene mucha experiencia”, apostilla.

Al principio estudiaba cuatro horas diarias y fue aumentando progresivamente hasta llegar a las casi 10 horas.

Lo que más valora del centro de preparación es que le enseñaron a organizar el tiempo, adquirir un buen método de estudio, descansar un día a la semana y a no cometer excesos, quedándose hasta la noche en la biblioteca.

“También nos enseñaron reglas nemotécnicas, nos explicaron cómo trabajar los materiales que nos proporcionaban y hacer muchos simulacros, ya que son fundamentales para aprobar ”.

Pese a la buena preparación, que asegura tenía en el momento de la prueba, nunca pensó que fuese a obtener un resultado “tan bueno” (155 respuestas netas). “Me llevé una sorpresa tremenda”, añade esta enfermera que siempre se situaba en torno al 98-100 por cien del percentil en el centro de estudios

“El examen me resultó muy tipo EIR. No me sorprendió, sino que me dio mucha confianza”, dice, al tiempo que afirma que cuando terminó, dedujo que obtendría plaza de matrona en Madrid, tal y como quería.

Lo que sí es cierto, reconoce, es que la diferencia de cuando se preparó por su cuenta a cuando lo hizo en CTO fue abismal.