Barcelona viernes, 21 de febrero de 2014 h
El tratamiento con células madre mesenquimales del propio paciente, capaces de convertirse en cualquier tipo de célula y con un gran potencial inmunomodulador, ha llamado a la puerta de la esclerosis múltiple después de obtener resultados prometedores en modelos experimentales de ratón.
Es un proyecto que surge de la necesidad de alternativas a los tratamientos actuales que, si bien han logrado un avance significativo en el control de la enfermedad, aún obtienen una eficacia modesta en primera línea y más toxicidad de la deseable en segunda, según explica Cristina Ramo, jefa de la unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital Germans Trias i Pujol. Este centro inicia este mes de febrero un ensayo clínico integrado en un proyecto internacional con participación de otros tres de Andalucía y hospitales de Italia, Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Canadá, Francia y Australia.
En el Germans Trias, el estudio comienza con dos pacientes a los que se acaba de implantar células mesenquimales multiplicadas in vitro hasta conseguir entre 1 y 2 millones de células por cada quilogramo de su peso. Y esperan tratar a seis más hasta finales de 2015, si bien entre todos los centros participantes se espera probar esta terapia en 160 pacientes.
Puesto que en EM las defensas del propio cuerpo destruyen la mielina, la hipótesis de la que parte este trabajo es la posibilidad de frenar la enfermedad si las células mesenquimales en grandes cantidades son capaces de modificar la respuesta inmune anómala del cuerpo ante esta capa de proteínas y grasas que envuelve el tejido nervioso de cerebro y médula espinal.
En el modelo animal el tratamiento con células madre logró modificar la enfermedad, pues los ratones presentaban una evolución más favorable. “Se pensó que las células servirían para reparar los exones que habían perdido la mielina y para la formación de nuevas células nerviosas, y aunque esa línea no se descarta, se ha visto que quizá tengan un papel más importante en mejorar la inmunidad a nivel de la sangre”, declara Ramo. En humanos, como ocurre en todo ensayo clínico, lo primero que comprobarán es la seguridad y tolerabilidad del tratamiento. En el Germans Trias se centrarán en pacientes con EM remitente-recurrente, aunque alguno de los otros centros también lo probará en formas progresivas.