Julio Zarco es presidente del Consejo editorial de GACETA MÉDICA. Blog ‘Ser médico’ – www.juliozarco.com Uno de los temas más candentes en la actualidad es el hecho de que Cataluña impondrá el copago de un euro por receta médica. A partir de aquí es como si el SNS y el Estado de Bienestar se quebraran y un ‘tsunami’ privatizador arrasara el país. Mi argumentación va en contra de este razonamiento, si bien es cierto que debo de hacer una declaración de intenciones, y es que abogo por una Sanidad pública, gratuita, universal y de calidad; es decir, todas las cualidades hasta ahora defendidas para nuestro SNS. En primer lugar, el copago ya existe en nuestra sanidad, como lo demuestra el hecho de que los ciudadanos activos tenemos un porcentaje de pago por la adquisición de los medicamentos prescritos en la Seguridad Social, por tanto la sanidad no es totalmente gratuita, sino que se financia a través de nuestros impuestos y de unas tasas extraordinarias, como la indicada. En segundo lugar, parece lógico que todos los españoles queramos mantener y cuidar el SNS a través de un esfuerzo fiscal, donde debería estratificarse la población, de tal forma que los impuestos no sean lineales, sino que “pague más el que más tiene”, para lo cual debería perseguirse el fraude fiscal. No parece lógico ni sensato que paguen los mismos impuestos “un casi-mileurista” que un adinerado ejecutivo. Esto que ahora es así, genera una importante inequidad fiscal y social que deberíamos evitar. Cualquier reflexión reorientadora, estructural o conceptual sobre el sistema sanitario y educativo es una anatema, que colisiona frontalmente con determinados grupos de opinión, esgrimiendo éstos los consabidos tópicos inmovilistas de “privatización de la sanidad”, “copago”, “liberalización del mercado sanitario”… Todos estos adjetivos demagógicos que llevamos arrastrando desde que el ‘Informe Abril’ fue realizado en los años 80 y que avanzó de una manera certera y profética cuál era la hoja de ruta de la sanidad española. Debemos recordar que en países progresistas y socialdemócratas, como los del norte y centro de Europa, la sanidad no es totalmente gratuita y que los ciudadanos contribuyen con su esfuerzo fiscal, en la medida de sus posibilidades, a que su sanidad sea eficaz y eficiente, complementándolo a través del pago de seguros que ofrecen determinadas coberturas socio-sanitarias. El euro por receta impuesto por el Gobierno catalán es una medida impopular, pero hay que desdramatizarla ideológicamente, pues no deja de ser una tasa complementaria en un proceso, la prescripción farmacéutica, tan sensible a nivel social. No obstante, no es una medida justa, al no ser equitativa siguiendo el argumento anteriormente expuesto. Debemos tratar además de generar equidad territorial, facilitando que todas las comunidades autónomas tengan el mismo sistema de financiación sanitaria. Por ello, el Ministerio de Sanidad debería ser valiente y generar una profunda reflexión y estrategia acerca de cómo debería financiarse la sanidad española, sin tener miedo a la crítica y a la oposición demagógica. viernes, 23 de marzo de 2012 h