Los datos hablan por sí mismos. En la actualidad, 1.500.000 personas viven en España con cáncer y cada año se diagnostican cerca de 222.000 nuevos casos. Además, 4 de cada 10 diagnósticos oncológicos se dan en personas menores de 65, es decir, personas que se encuentran en pleno período de actividad laboral. Por eso, Marta de la Fuente, psicooncóloga de MD Anderson Cancer Center Madrid insiste en la importancia de analizar y tratar su reincorporación al trabajo.
En los últimos 10 años, la tasa de superación y supervivencia de los pacientes con cáncer se ha duplicado gracias a la detección precoz de los tumores y a los continuos avances en diagnóstico y tratamiento oncológico. Sin embargo, muchos supervivientes al cáncer encuentran dificultades una vez superado el tratamiento y deciden volver a la actividad profesional.
Presiones excesivas, críticas negativas, prejubilaciones, no renovaciones de contrato… son tan sólo algunos de los comportamientos negativos con los que puede encontrarse en una empresa y que pueden poner en peligro su completa rehabilitación.
En este sentido, de la Fuente reconoce que los pacientes más vulnerables son aquellos que presentan un mayor deterioro físico, altos efectos secundarios o secuelas propias del proceso y quienes padezcan un trastorno emocional con alguna creencia distorsionada relacionada con su vuelta al mundo laboral. Personas a las que hay que valorar con especial atención.
Pero no todo depende de la ayuda psicológica. El paciente también debe esforzarse por tener una actitud centrada en la confianza, la tolerancia consigo mismo y la flexibilidad, modificar sus mitos y fomentar un afrontamiento activo, encaminado hacia la aceptación y búsqueda de soluciones. En definitiva, huir del miedo anticipatorio relacionado con un posible rechazo de los compañeros o de la empresa, o con el temor a perder el empleo y su situación actual.
En cualquier caso, de la Fuente habla de la importancia de un tratamiento personalizado a cada caso, abordable de forma inmediata para evitar consecuencias. Por eso, insiste en la necesidad de avanzar en su desarrollo que, manteniendo o mejorando la eficacia de los actuales, produzcan menos secuelas y permitan a los pacientes reincorporarse a su vida laboral lo mejor y más pronto posible. Al fin y al cabo, el trabajo no sólo supone para ellos conseguir una estabilidad económica, sino una reafirmación de su aportación activa a la sociedad.