La victoria del Partido Popular en las pasadas elecciones del 22 de mayo puso fin a 28 años de gobierno socialista en Castilla-La Mancha. El presente y el futuro de la sanidad en esta comunidad autónoma tiene desde entonces un nuevo nombre propio, el de José Ignacio Echániz, consejero de Sanidad y Asuntos Sociales del ejecutivo de María Dolores de Cospedal, la nueva presidenta del gobierno regional, y una actuación de referencia, el Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos anunciado a finales de agosto.
Con una amplia batería de medidas, De Cospedal ha trazado su hoja de ruta para afrontar una crisis económica cuyos orígenes ya acompañaron la última legislatura socialista, bajo la guía sanitaria del entonces consejero, Fernando Lamata. A la gestión del entonces presidente, Fernando Barrera, achacan la herencia con la que han tenido que lidiar: una deuda que Echániz cifra en 1.200 millones de euros y que está en la raíz de uno de los problemas que más tinta ha hecho correr desde su nombramiento, el impago a las farmacias, todavía pendiente de una solución final.
Al margen de promesas como la libre elección de médico y centro en toda la comunidad autónoma y la apuesta por nuevas fórmulas de colaboración público privada, las principales actuaciones en materia sanitaria hasta la fecha son las contempladas por este plan de garantías, que supondrá la suspensión temporal de la ejecución de obra nueva, que afecta ya a las obras del nuevo Hospital de Toledo, uno de los baluartes de la última etapa socialista, así como la revisión de las plantillas del personal directivo del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam), la reducción de los liberados sindicales y la congelación temporal de oferta pública de empleo en todos los sectores, prohibiendo además la contratación de interinos. En la misma línea, la presidenta contempla el recorte de 111 millones de euros en gastos de personal estatutario del Sescam, aunque ha asegurado que no tocará sus salarios.
El futuro de la sanidad de Castilla-La Mancha avanza plagado de incertidumbres. La zozobra económica pone en riesgo casi una década de importantes avances, y no solo en opinión de Fernando Lamata, que en 2003, año de lanzamiento de este periódico, ya ocupaba la cartera de Sanidad regional, sino también desde el punto de vista del sindicato médico de Castilla-La Mancha.
En una entrevista concedida a GM con motivo de este número especial, Fernando Lamata analiza la evolución sanitaria de Castilla-La Mancha: “El balance es muy bueno, extraordinario. Hemos pasado de una región con unos indicadores a la cola de España a una comunidad con todos sus indicadores en la media o por encima de la media”, destaca.
Lamata subraya que los logros se han conseguido mejorando los recursos. “A partir de las transferencias, se inició un proceso de expansión muy importante que se saldó con la construcción de cerca de 200 centros sanitarios, entre ellos cinco nuevos hospitales y nueve centros de especializadas”, asegura, pero además, recuerda que se acometieron importantes reformas en todos los hospitales, sin contar con la inversión en tecnología, con hitos destacados como la creación de la red Iconos de digitalización de imagen, “la más avanzada de España” en opinión del ex consejero.
Garantías y tiempos de espera
Otro de los logros destacados, en el que coincide con el secretario general de CESM-Castilla-La Mancha, José Luis Grau, es la Ley de Garantías de Tiempos de Espera, la primera en España que establecía tiempos de espera máximos de una semana para pruebas diagnósticas, dos para primera consulta de especialista y 90 días para cirugía programada. Avances que también se han reflejado en la política de recursos humanos que según Lamata han pasado de 15.000 profesionales en el momento de las transferencias, en 2002, a 26.000 en la actualidad. El esfuerzo por alcanzar la media nacional también se materializó en las retribuciones. En este sentido, subraya que han tratado ofrecer a los profesionales seguridad y confianza, con la convocatoria de OPES y traslados y una mejora de las retribuciones de un 65 por ciento en este intervalo de tiempo.
José Luis Grau coincide en buena medida en este análisis con una salvedad. La crítica a lo que considera una excesiva construcción de infraestructuras por criterios políticos que, a día de hoy, no cuentan con recursos suficientes. En cualquier caso, Grau admite “una auténtica revolución” dentro del sistema sanitario de Castilla-La Mancha, en un clima de diálogo especialmente bueno durante el mandato de Fernando Lamata, que compartió con Roberto Sabrido el liderazgo de la consejería de sanidad en los últimos ocho años.
“Fuimos de las primeras comunidades en conseguir las 35 horas en primaria, el pacto de libranza de guardia para mayores de 55 años, y también hemos conseguido pactos de itinerancia”, destaca el portavoz sindical. Asimismo, “se creó la figura de personal estatutario de atención continuada para los médicos de refuerzo y conseguimos que el precio de la hora subiera en 2008 entre las mejor pagadas de España. También que la carga de trabajo de una sustitución fuera remunerada”, recuerda Grau.
El talante negociador de la anterior administración y la voluntad de los médicos disipó una de las escasa amenazas de huelga, en junio de 2006, cuando el sindicato logró el reconocimiento de tres niveles por antigüedad en la carrera profesional y el complemento específico sin obligación de exclusividad, avances a los que se sumó, como ha citado el consejero, las OPES anuales y los concursos de traslados hasta 2010.
Los logros no eclipsan las aspiraciones actuales, que pasan por conseguir un espacio de negociación propio y mayor protagonismo en una gestión de “abajo a arriba”, y no al revés, en opinión del sindicato. Otra asignatura pendiente con este gobierno es ser recibidos por el consejero. Hasta ahora solo se ha reunido con el Consejo de Médicos de Castilla-La Mancha, pero no con los miembros del sindicato profesional, que en su lugar, han sido convocados en tres ocasiones por el gerente del Sescam, Luis Carretero.
De cara al futuro, Fernando Lamata también subraya los retos que afrontará la sanidad castellano-manchega. Uno de ellos, el de la financiación, cree que podría resolverse con la elaboración de un presupuesto en el que el inicial sea igual al final, sin dejar abierto el gasto en farmacia, como sucede hasta ahora. Además, Lamata considera que hay que buscar la responsabilización de los usuarios, “sin copago”, así como desarrollar una estrategia de atención a los enfermos crónicos potenciando recursos como la telemedicina. El ex consejero incide en que con un gobierno “dialogado, no de ordeno y mando” se pueden lograr todavía más resultados, y anima al nuevo ejecutivo, reconociendo “la dificultad de la gestión sanitaria” y “desde el respeto”, a encontrar el margen para consolidar los servicios sin necesidad de hacer recortes, priorizando gastos, mejorando algunos tributos y obteniendo recursos en la lucha contra el fraude fiscal.
El presente y el futuro de la Sanidad en la región dependen ya de la aplicación del Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos anunciado por De Cospedal
Los médicos castellano-manchegos aspiran a la creación de una mesa de negociación propia y a liderar “desde abajo” la gestión de la sanidad en esta comunidad autónoma