josé A. Rodríguez Barcelona | viernes, 24 de abril de 2015 h |

Los nuevos datos presentados en el Encuentro Anual de la Academia Americana de Neurología confirman la eficacia y seguridad de los más recientes avances terapéuticos en esclerosis múltiple. En este sentido, se presentaron nuevos análisis de subgrupos de los estudios Freedoms y Freedoms 2 de fingolimod (Gilenya, de Novartis), que demuestran que los pacientes con esclerosis múltiple recidivante (EMR) muy activa tratados con este fármaco tienen seis veces más posibilidades de alcanzar NEDA4 (falta de evidencia de actividad de la enfermedad definida por la ausencia de recidivas y de nuevas lesiones detectadas por RM, no reducción del volumen cerebral relacionado con la EM y no progresión de la discapacidad) en comparación con placebo. Además un análisis del estudio Transforms señala que estos pacientes tienen el doble de posibilidades de lograr NEDA4 que los tratados con interferón beta-1a.

Como explica Delicias Muñoz, neuróloga del Hospital General de Vigo, estos datos “son relevantes, ya que NEDA4, a diferencia de NEDA3, incluye la medida de la atrofia cerebral, lo que mejora la predicción de la discapacidad a largo plazo”. Esta experta comenta que en “el 86 por ciento de los pacientes tratados durante dos años con fingolimod, se ha visto que, utilizando NEDA4, presentan un riesgo bajo de progresión de la enfermedad a los tres o cuatro años”.

Eficacia a largo plazo de teriflunomida

Otro de los aspectos más relevantes tratados durante el encuentro fue el referente a la seguridad y la eficacia a largo plazo de teriflunomida (Aubagio, de Genzyme) en EMR. Celia Oreja-Guevara, neuróloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, señala que los nuevos datos tras doce años “muestran que este medicamento mantiene su eficacia”. Un factor muy importante, en opinión de esta experta, es que a pesar de que los pacientes tomen este medicamento durante un periodo de tiempo tan largo, “no sufren infecciones oportunistas, ni más infecciones graves que la población general”.

Oreja-Guevara señala que es muy relevante disponer de datos a más de diez años, “porque, a partir de ese tiempo, se empieza a plantear si el fármaco seguirá siendo eficaz y seguro”. Esta experta recuerda que “había un debate sobre la seguridad de este medicamento, y se ha visto que es seguro, que es un inmunomodulador, no un inmunosupresor”. Los datos a doce años también indican que “ningún paciente ha sufrido leucoencefalopatía multifocal progresiva, una patología que sí se ha dado con otros fármacos”.

También se presentaron datos sobre la eficacia de teriflunomida en pacientes que han estado recibiendo interferón beta-1a. “Muchos pacientes cambian de tratamiento porque, a pesar de que interferón beta-1a es eficaz, al ser inyectable puede provocar alteraciones cutáneas o fiebre”, comenta Oreja-Guevara. En un análisis con 200 pacientes que han cambiado de tratamiento, “la eficacia se mantiene y no aparece síndrome pseudogripal ni se da un aumento de las enzimas hepáticas”, añade.

¿Fenitoína en esclerosis múltiple?

Durante el encuentro también se presentaron los datos de un estudio con 86 pacientes con EM con neuritis óptica aguda que tomaron fenitoína (un fármaco para la epilepsia) o placebo durante tres meses. Los resultados muestran que, en el grupo que tomó fenitoína, se produjo un 30 por ciento menos de daño en la capa de fibras nerviosas del nervio óptico. De todos modos, como explica Mar Carreño, neuróloga del Hospital Clínic de Barcelona, “este fármaco es complicado de manejar, ya que tiene efectos secundarios a largo plazo y presenta muchas interacciones”. Carreño cree que sería necesario valorar con más profundidad la seguridad de este medicamento en pacientes con EM. “A largo plazo, en pacientes con epilepsia, fenitoína puede causar osteoporosis, alteraciones de las encías o neuropatía”.