Lucía Barrera Enviada especial a Chicago | sábado, 04 de junio de 2016 h |

La medicina de precisión protagonizó la segunda rueda de prensa del Congreso de la Asociación Americana de Oncología Clínica (ASCO) 2016. Así, se destacó su “increíble potencial” para ayudar a identificar nuevos tratamientos y se subrayó la necesidad de explorar los test genómicos y la aproximación al tratamiento en un entorno de aprendizaje como los ensayos clínicos. “Hay factores que aún no somos capaces de identificar que explican por qué ciertos pacientes se benefician de una terapia dirigida mientras que otros no, incluso cuando sus tumores tienen la misma anomalía. Necesitamos encontrar esas respuestas”, subrayó Sumanta Kumar, experto en terapias en desarrollo de ASCO.

En este contexto, se presentó un análisis genómico a gran escala –uno de los más extensos realizados hasta el momento, con más de 15.000 pacientes y 50 tipos de tumores diferentes- que detectó que los patrones de cambio genético en biopsia líquida reflejan mejor la estructura que aquellos que se identifican en la biopsia tumoral. “Estos resultados sugieren que la biopsia líquida puede dar mucha información y es una alternativa mínimamente invasiva cuando una biopsia tumoral es insuficiente para genotipar o no puede obtenerse con facilidad”, subrayó Philip Mack, profesor y director de Farmacología Molecular del Comprehensive Cancer Center de la Universidad de California. “Además, este test, conocido como Guardant360, proporciona una oportunidad en paralelo de monitorizar cambios en la enfermedad, lo cual puede ser crítico cuando pacientes y especialistas debaten sobre las opciones de tratamiento para controlar el tumor”, acotó agregando que puede identificar mutaciones en lesiones metastásicas no observadas en la biopsia tumoral y ofrece la oportunidad de detectar resistencias inducidas por los tratamientos.

El estudio comparó los patrones de los cambios genómicos en el ADN tumoral circulante (ctDNA) en 398 pacientes con resultados disponibles de test genéticos de tejido tumoral. Cuando ctDNA fue positivo para las mutaciones en EGFR, BRAF, KRAS, ALK, RET y ROS1, las mismas mutaciones la concordancia fue de entre 94-100 por ciento del tiempo. “La mitad se produjo a una frecuencia por debajo de 0,4 por ciento del ADN circulante y la precisión de la biopsia líquida se mantuvo alta incluso a estos niveles”, apostilló Mack.

Aunque las mutaciones de ADN tumoral circulante se detectaron en un 83 por ciento de las muestras en este estudio, no todos los pacientes tenían suficiente para la prueba. Es el caso de los pacientes con glioblastoma, donde es más complicado que el ctDNA del tumor cerebral entre en la circulación. Por ello, es necesario incrementar la sensibilidad de los análisis para detectar tumores con niveles bajos de ctDNA, de cara a que se puedan utilizar también en tumores en fases tempranas.