josé a. rodríguez Barcelona | viernes, 15 de abril de 2016 h |

La llegada de los nuevos antivirales de acción directa (AAD) ha supuesto una gran esperanza para muchos pacientes infectados por el virus de la hepatitis C (VHC) debido a la elevada eficacia que han mostrado en los ensayos clínicos realizados. Pero, como se ha señalado en el Congreso Internacional del Hígado, organizado por la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL), es necesario que los datos de la vida real avalen la eficacia de estos fármacos.

En este sentido, uno de los trabajos más destacados del encuentro ha sido el relacionado con los datos del Registro Alemán de Hepatitis C, que ha permitido analizar la eficacia y la seguridad de la combinación ombitasvir/paritaprevir/ritonavir más dasabuvir (comercializados por Abbvie como Viekirax y Exviera respectivamente) en pacientes con el genotipo 1 (GT1) y de ombitasvir/paritaprevir/ritonavir en el genotipo 4 (GT4).

Como explicó Holger Hinrichsen, uno de los responsables del citado registro y profesor en la Universidad Christian Albrechts de Kiel, Alemania, la eficacia de los datos de la vida real obtenidos son similares a los derivados de los ensayos clínicos con o sin ribavirina. En el citado registro, el 96 por ciento de los pacientes con genotipo 1 (n=486/505 evaluables para el análisis) y el cien por cien (n=53/53) de aquellos con genotipo 4 alcanzaron una respuesta virológica sostenida tras 12 semanas de tratamiento. Como remarcó este experto, “es la primera vez que los datos de la vida real no indican una menor eficacia que los de los ensayos”.

En este sentido, seis ensayos clínicos fase 3 muestran que la citada combinación presenta una eficacia de entre el 95 y el cien por cien en el genotipo 1. Y, un estudio fase 2, señala que ombitasvir/paritaprevir/ritonavir tiene una eficacia del cien por cien en el genotipo 4.

La relevancia de los resultados del registro alemán, comentó Hinrichsen, es que provienen de pacientes que toman otras medicaciones, que son de avanzada edad o que presentan otras patologías, como obesidad, diabetes, depresión o abuso de sustancias. Es decir, pacientes que no suelen participar en los ensayos clínicos. Por ejemplo, muchos de los pacientes del registro tienen más de 70 años, y algunos sobrepasan los 80. “El 59 por ciento toman otras medicaciones, el 22 por ciento presentan cirrosis y el 59 por ciento habían recibido tratamiento para el VHC”, dijo Hinrichsen.

Este experto señaló que en el citado registro no se detectaron “graves problemas de interacción con otros medicamentos” ni tampoco diferencias “en función del género, la edad o las comorbilidades que sufren los pacientes”.

Tratamientos cada vez más cortos

Otro de los trabajos más destacados del congreso ha tenido como protagonista la combinación de elbasvir y grazoprevir (Zepatier, de MSD), que ya ha recibido luz verde por parte de la FDA (Agencia Estadounidense del Medicamento) y que está pendiente de aprobación por la EMA (Agencia Europea de Medicamentos). Rafael Esteban Mur, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d’Hebron, ha participado en un estudio con varios hospitales españoles que incluyó a pacientes con hepatitis C y con cirrosis. El principal resultado de este trabajo, comentó Mur, es que “más del 90 por ciento de estos pacientes se curaron de la hepatitis C”.

Uno de los aspectos más relevantes del estudio, a juicio de este experto, es que esta eficacia se ha obtenido con una terapia mantenida únicamente durante 12 semanas. “Por tanto, cada vez las terapias podrán ser más cortas en estos pacientes”, explicó Mur. “Y ya hay estudios que señalan que esta combinación logra una eficacia del 95 por ciento tras sólo 8 semanas de tratamiento”, añadió.

Nuevos datos en hepatitis B

En el campo de la hepatitis B, María Buti, investigadora del grupo de Enfermedades Hepáticas del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), expuso los resultados de un estudio randomizado en el que se ha evaluado el uso de tenofovir disoproxil fumarato (Viread, de Gilead) más un peginterferón alfa-2-a.

En este trabajo participaron 740 pacientes que se dividieron en cuatro brazos. En el primero, recibieron el tratamiento en investigación tenofovir más peginterferón alfa-2-a durante 48 semanas. En el segundo, esta combinación durante 16 semanas y luego solo tenofovir hasta la semana 120. En otro brazo, tenofovir durante 120 semanas, y, en otro, peginterferón alfa-2-a durante 48 semanas. El principal resultado es que en el primero de los brazos se logra una mayor pérdida del antígeno de superficie (HBsAg ), “ya que la alcanzan el 10 por ciento de los pacientes”. Es decir, en estos pacientes se consigue “la curación funcional de la infección por el virus”. Buti comentó que este trabajo “muestra que combinando dos fármacos con mecanismos de acción diferentes se consigue una mayor eficacia en la curación de la patología”.

Un estudio dirigido por Stephen Atkinson, investigador en Hepatología del Imperial College de Londres, ha permitido identificar un nuevo gen que está asociado con un mayor riesgo de que los grandes bebedores desarrollen hepatitis alcohólica. Este gen es SLC38A4, y, como señaló este experto, “es probable que esté implicado en los procesos biológicos que dan lugar a la patología”. Gracias a este trabajo, en el que se han comparado 860 pacientes con hepatitis alcohólica con 1.191 pacientes con dependencia del alcohol pero sin evidencia de patología en el hígado, también se ha confirmado que el polimorfismo rs738409 C/G (I148M) en el gen PNPLA3 es un factor de riesgo para desarrollar una enfermedad hepática en los grandes bebedores.