Infecciosas/ Un estudio de la Reipi cambia el abordaje actual de la enfermedad

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Propone emplear este tratamiento según criterios clínicos y no de forma universal

Ahora se aplica al 100% de los pacientes con enfermedad febril persistente

| 2010-05-14T17:14:00+02:00 h |

Redacción

Madrid

Hasta ahora a todos los pacientes con neutropenia febril persistente se les administraba tratamiento antifúngico empírico, sin embargo un estudio, en el que ha participado la Red Española de Investigación en Patología Infecciosa (Reipi), demuestra que no es necesario en todos los casos.

“La estrategia tradicional era ésta. Nosotros proponemos una pauta de tratamiento antifúngico empírico (TAE) en pacientes seleccionados basada en criterios clínicos previamente definidos en los que las infecciones fúngicas son una causa importante de enfermedad y muerte”, señala José Miguel Cisneros, de la Unidad de Gestión Clínica de Enfermedades Infecciosas, Microbiología y Medicina Preventiva del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

Así se propone, frente al TAE universal, el TAE en pacientes seleccionados por factores de riesgo y dirigido por criterios clínicos. Para ello es necesario tener en cuenta la fiebre persistente en estos pacientes; el origen principal de las infecciones; y que la neumonía es la manifestación más común de la aspergilosis invasiva (79 por ciento) seguida de la sinusitis, mientras que la candidemia (53 por ciento) y la candidiasis crónica diseminada (17 por ciento) lo son de la candidiasis invasiva.

Focalidad, la clave

Tal y como indica Cisneros, para su eficacia “es necesario determinar si existen o no síntomas o signos de infección, es decir si existe focalidad”. En este sentido, continúa, “si la fiebre tiene focalidad se iniciará el TAE con el antifúngico seleccionado según el síndrome clínico que presente el paciente, que puede ser neumonía, rinosinusitis, lesiones cutáneas diseminadas o absceso cerebral, entre otros. Finalmente, advierte de que “si el paciente presenta neutropenia febril persistente sin focalidad, el primer paso será determinar, mediante la evaluación clínica, la gravedad del paciente de acuerdo a los criterios de sepsis, sepsis grave y shock séptico”.

En el estudio se han analizado un total de 347 episodios de neutropenia febril persistente. Del total, el 19 por ciento (66 casos) cumplían de manera plena los criterios. En la mayoría de los casos los pacientes presentaban un estado de neutropenia profundo y la media de duración del síndrome era de 12 días, y de la fiebre de ocho. “De los 66 casos anteriores, en un 39,4 por ciento (26 casos) los pacientes recibieron TAE durante el episodio de neutropenia febril persistente —cuenta Manuela Aguilar-Guisado, coautora del estudio—. En los 46 episodios restantes no se indicó TAE”.