Entre el 40 y el 50 por ciento de los pacientes con psoriasis que tienen artritis psoriásica (APs) no están correctamente identificados y, a día de hoy, los profesionales no cuentan con “herramientas adecuadas” de implementación universal para la detección precoz de las APs. Así lo aseguró Rubén Queiro-Silva, médico adjunto del Servicio de Reumatología en el Hospital Universitario Central de Asturias.
Aunque “indudablemente” se ha experimentado un salto “cuasi cuántico” con la llegada de nuevos tratamientos para la psoriasis y la APs, apenas se dispone de algoritmos de tratamiento que hayan sido sometidos a una validación rigurosa.
En cuanto al futuro de los tratamientos, pasa por las llamadas terapias antiTNF que presentan “una elevada eficacia” en el tratamiento de ambos procesos, aunque cerca del 30 por ciento de los sujetos con psoriasis o APs no responden, o dejan de responder con el tiempo a estas terapias. Una de las principales vías de investigación abiertas en este momento apunta a otro eje patogénico “muy interesante en enfermedad psoriásica”, incidió Queiro-Silva. Es una vía más moduladora de la respuesta inmune que finalista como era la vía del TNF, se trata del eje IL-23-Th17, que en estos momentos se está abordando, bien en su inicio con terapias anti-IL23, o en su final con bloqueantes directos de la citocina IL-17 o sus receptores.
Este experto abogó asimismo por la creación de unidades entre dermatología y reumatología que deberán buscar la excelencia y sentar las bases de un nuevo modelo de atención integral al paciente psoriásico.