Un estudio realizado por científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha permitido descubrir que, cuando se altera el mecanismo de transporte normal de Rac1, y esta proteína se acumula en el núcleo de la célula, “se producen cambios en la morfología de éste que modifican la polimerización de la actina nuclear”, explica Miguel Ángel del Pozo, director del estudio. De este modo, al concentrarse Rac1 en el núcleo, se dan también otros cambios en la célula, “ya que bajan los niveles de esta proteína en el citoplasma y suben los de Rho GTPasas”, señala Del Pozo. Esta relación entre Rac1 y Rho se debe a que “compiten por diversos factores”. Todos estos cambios provocan que las células adopten un “fenotipo más invasivo, es decir, con mayor capacidad de invadir otros tejidos”, añade este experto. Estos procesos causan que el núcleo celular se deforme. “Pierde su forma redondeada y adopta formas más caprichosas, porque cambia el citoesqueleto”, comenta Del Pozo.
Esta deformación nuclear mediada por Rac1 favorecería la capacidad de las células de adaptarse morfológicamente para permitir su paso a través de los pequeños poros presentes en la matriz que las rodea, un mecanismo esencial tanto en procesos fisiológicos como patológicos, como el desarrollo embrionario, el cierre de heridas o el cáncer.
Como explica este investigador, hasta ahora era relativamente desconocido el papel de Rac1 en el núcleo celular y, sobre todo, cómo se regula su transporte. “Tampoco se conoce suficientemente qué hay en el interior del núcleo celular”, apunta.
En una segunda parte del trabajo, los investigadores quisieron comprobar si sus hallazgos a nivel molecular y celular tenían alguna relevancia en el cáncer. De este modo, estudiaron qué sucedía con la proteína Rac1 en el interior del núcleo en una línea tumoral en el subtipo de leucemia AML3. La principal conclusión fue que “estas células tienen una mutación en la proteína B23, que provoca que haya más Rac1 en el núcleo celular”. También analizaron muestras de cáncer de próstata de 120 pacientes y vieron que “existe una correlación entre la presencia de Rac1 en el núcleo de las células y la malignidad del tumor”.