Cada enfermero especialista supone un gasto derivado de su formación de 20.000 euros. Un dinero bien invertido, a juicio del director de la Clínica de la Facultad de Enfermería de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Beneit, pero que al final aprovechan otros países cuando contratan a los enfermeros españoles. La falta de planificación y de definición de un marco estable de las especialidades enfermeras es una lucha que no sólo les toca emprender a los representantes del colectivo, sino que desde las aulas los formadores también llevan a cabo.
Pregunta. ¿En qué momento se encuentra la especialización enfermera?
Respuesta. Mientras que el repertorio de especialidades enfermeras no esté completo, el colectivo estará flojo. Sí que me gustaría puntualizar uno de nuestros fuertes y es que la palabra de especialista en enfermería en España equivale a lo que se llama práctica avanzada en otros países. España es la única que tiene un modelo de especialización tipo residencia, el EIR.
P. ¿Cómo está España en el marco internacional?
R. La enfermería española de práctica avanzada está en los mejores niveles. El modelo EIR es un sistema envidiado y está dentro de los más avanzados del mundo. Al igual que el modelo MIR está más extendido en otros países, España es pionero en tener la especialización con un sistema de residencia. Países como Francia, Canadá o Reino Unido preparan a sus especialistas con un modelo mixto, o a través de másteres, etc. Por ello, tanto en el pregrado como en el posgrado nuestros especialistas están por encima.
P. ¿Qué implica que se esté frenando el desarrollo de las especialidades enfermeras en España?
R. La realidad es que falta por desarrollar la especialidad más importante de todas que es la médico quirúrgica. Esta engloba a tres áreas en una (enfermería de críticos, de quirófano y de cuidados especiales). Ha habido muchas discusiones sobre esta especialidad, en cuanto a su duración. La verdad es que no sé si es que no hay voluntad de sacarla adelante. Tenemos todos los detalles de la especialidad en lo que respecta a las competencias formativas, pero no está en marcha. Todo esto afecta de manera directa a los futuros enfermeros que quieran optar a esta especialidad.
P. ¿El RD de troncalidad podría ayudar a mejorar la situación?
R. En realidad, el decreto apenas afecta directamente a las especialidades de enfermería. Sin embargo, el Consejo General de Enfermería considera que la troncalidad sí incluye aspectos de la normativa enfermera, que dejan en el aire algunos asuntos que podrían vulnerar algunos derechos. Con esta situación entienden que es preciso impugnar la normativa.
P. ¿Se debería hacer un esfuerzo más grande por parte de las administraciones para dar un impulso definitivo a enfermería?
R. A diferencia del médico que sin especialidad no trabaja, el enfermero generalista sí tiene posibilidad de hacerlo, sin la especialidad. Al margen de esto, es necesaria la especialización y si no hay desarrollo, está claro que es por una cuestión política.
P. En un momento en el que la gestión clínica es clave de cara a la organización asistencial, ¿cómo se prepara a los futuros enfermeros para que asuman las competencias en este ámbito?
R. Una de las competencias transversales que tendrán los enfermeros es gestión, igual que investigación. Cuanto más formación tengan estarán más capacitados para ello. Aún así es una de las materias pendientes por impulsar. Se habla mucho de la centralización de la gestión, pero no se hace nada.
P. Como colaborador del Grupo CTO y preparador del examen EIR, ¿cómo se le prepara al futuro enfermero para la elección de la especialidad?
R. Los enfermeros españoles son los mejores formados del mundo. Además, los profesionales están reconocidos en todos los países, por ello hay tanta oferta internacional de puestos de trabajo para el colectivo. El enfermero español es un profesional muy cualificado. La formación es buena, con una adquisición y evaluación de competencias envidiable. Si encima tenemos la posibilidad de tener el sistema de residencia que es único en España, la conclusión es que estamos mejor preparados que cualquier país del mundo.
P. ¿A qué se enfrentan los docentes en el momento en que un alumno elige especialidad?
R. Hay un gran vacío en las especialidades con la médico quirúrgico. Matrona es la especialidad más elegida por los enfermeros. En otros países es diferente y tiene sus propias competencias. También hay residentes que optan por enfermería pediátrica, geriátrica, familiar y comunitaria, del trabajo o de salud mental. Pero para ello estamos los tutores y docentes que tanto en la universidad como en las academias les orientamos para que elijan el mejor camino.
P. ¿En enfermería ocurre al igual que en medicina con el numerus clausus y el desajuste que existe?
R. Por supuesto. Nosotros llevamos sufriendo este problema más tiempo que en medicina. Los recursos sanitarios son limitados y el número de profesionales también. Se están formando más enfermeros de los que el país necesita y es lo que hace que muchos de los recién licenciados se tengan que ir fuera de España a trabajar.
P. ¿Cómo se debería regular esta situación?
R. El Ministerio de Educación y el de Sanidad deberían de mutuo acuerdo decir el número de plazas necesario. Al igual que se debería hacer una planificación con el número de facultades y no abrir indiscriminadamente. El problema es que hay más de 16 estudiantes por cada plaza EIR. Afortunadamente, el enfermero puede encontrar trabajo sin tener la especialidad, a diferencia del médico que no puede optar a un puesto laboral. Es una pena que invirtamos un dinero en formar a un profesional y lo aprovechen otros países.
Hay que hacer
una planificación para ajustar el ratio de estudiantes a las plazas EIR, que es de 16-1”
Los recursos sanitarios en enfermería son limitados y el número de profesionales también”