C. S. Madrid | viernes, 15 de enero de 2016 h |

Pese a que la estenosis aórtica se considera una enfermedad grave desde el momento en el que se dan los primeros síntomas —dolor torácico, tos, insuficiencia respiratoria, fatigas e incluso desmayos— y su prevalencia aumenta con el paso de los años —entre el tres y el cuatro por ciento de las personas de 70 años y en torno al 15 por ciento a los 85 años la presentan—, sigue siendo una gran desconocida en nuestra sociedad.

A esto se suma que es una patología que no tiene tratamiento médico efectivo por lo que la terapia consiste en el reemplazo de la válvula a través de la cirugía convencional a cielo abierto.

Con estos datos sobre la mesa y con el objetivo de dar respuesta a preguntas como de qué forma ha cambiado en la última década el abordaje de la estenosis aórtica, cuáles son los resultados que permite el implante de la válvula aórtica mediante un catéter (TAVI, por sus siglas en inglés) o de qué forma esta y otras opciones tecnológicas impactan en el Sistema Nacional de Salud (SNS); se celebró el café de redacción ‘Nuevas actualizaciones en el tratamiento de la estenosis aórtica severa’ en la sede del grupo Wecare-u, con el patrocinio de Boston Scientific.

De hecho, el jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Donostia, Mariano Larman, aseguró que es un hito, dado que no solo contribuye a reducir la mortalidad (1,5 por ciento versus cinco por ciento con cirugía), sino que la recuperación es mucho más rápida y los pacientes preservan la calidad de vida.

Si bien es cierto que parece haber una relación causa-consecuencia entre la aparición de la patología y la edad, también es una realidad que, gracias a los avances científicos y tecnológicos, la esperanza de vida ha aumentado notablemente. Por tanto, los expertos recalcaron la importancia de prestar atención a esta problemática y abordarla cuanto antes, ya que, cada vez en mayor medida, el número de casos de estenosis aórtica será mayor.

Las alternativas terapéuticas más utilizadas a día de hoy por los especialistas son la terapia paliativa —medicación para mejorar la calidad de vida del enfermo—, la cirugía para el reemplazo de la válvula aórtica y la TAVI, pero “¿cómo vas a someter a una cirugía cardiaca a un paciente mayor de 80 años?”, preguntaba retóricamente Larman, teniendo en cuenta que con la última opción el paciente “puede estar en casa, no sufre y se recupera enseguida en unos tres días”.

Fue en 2002 cuando la TAVI se utilizó por primera vez en humanos, pero no fue hasta seis años más tarde cuando llegó a España. Hasta ahora, esta intervención se limitaba a personas de edad avanzada y que tuviesen riesgo elevado para someterse a la técnica convencional. No obstante, en la actualidad, su indicación se está ampliando a quienes padezcan enfermedad vascular periférica severa y se espera que próximamente también se incluya a pacientes con estenosis de la válvula aórtica con riesgo quirúrgico intermedio.

Así, profesionales sanitarios y pacientes dieron forma a un debate marcado por la homogeneidad de posturas, ya que todos los asistentes transmitieron un mensaje concreto: “la técnica TAVI no solo es un gran avance que permite salvar vidas, sino que es una solución claramente beneficiosa”.

El problema de la financiación

Llegados a este punto, los asistentes pusieron encima de la mesa cuál es el problema al que se enfrentan profesionales y pacientes. Todos ellos se mostraron de acuerdo en que el principal hándicap es la limitación presupuestaria.

El jefe de la Sección de Hemodinámica del Hospital Universitario La Paz, Raúl Moreno, subrayó que existen grupos con un perfil más adecuado para la cirugía, mientras que otros casos son más aptos para TAVI. Sin embargo, queda un grupo entremedias con riesgo alto y que sería susceptible de tratarse con cualquiera de ellas. Ahí surge la duda, recalcó.

Los resultados le otorgan ventaja a esta técnica frente a la cirugía, pero la cuestión económica tiene peso y hace que no en todos los hospitales españoles se dé ‘manga ancha’ y se permita aplicar la TAVI a todos los pacientes que reúnan las características.

“Lo más difícil es poner un límite y hay que hacerlo porque la administración dice ‘solamente se pueden poner un número determinado de válvulas’”, comentó Larman. Un número que en España no llega prácticamente a 30 por cada millón de habitantes, frente a las casi 200 de Alemania.

En este punto, Moreno afirmó que se espera que con el paso de los años y a medida que se vaya adquiriendo más formación y especialización, las indicaciones se vayan ampliando. De todas formas, el panorama actual muestra “discrepancias entre países europeos”, aseveró el facultativo, al tiempo que advirtió de que tal y como está planteado y organizado el SNS, es cada hospital el que se tiene que hacer cargo de los gastos del dispositivo. Este es uno de los motivos por los que se debe de mirar con lupa qué pacientes se pueden beneficiar de TAVI y quiénes no.

En cualquier caso, todos se mostraron de acuerdo en que el tema de los costes es algo relativo, ya que aunque este dispositivo es más caro que una válvula quirúrgica (18.000 euros versus 3.500 euros, aproximadamente), a la larga, la TAVI permite reducir reingresos, las estancias hospitalarias son más breves, etc. “Se deben hacer más estudios coste-eficacia”, indicaron los asistentes.

La profesionalización de los pacientes

En este sentido, José Luis Jiménez Arana, presidente de la Asociación de Pacientes Coronarios (Apacor), lamentó la visión cortoplacista que marca la hoja de ruta en la administración e incidió en que se deben sentar las bases para atajar este problema. “Los efectos se verán más adelante”, reiteró.

Asimismo, cabe resaltar que se ha demostrado in vitro que estas válvulas van a tener una durabilidad igual que la de las quirúrgicas, aunque por el momento los datos que se tienen son de series de siete años (desde que empezó a utilizarse en los hospitales españoles), señalaron los profesionales.

En esta línea, Moreno incidió en que según las estimaciones que se manejan actualmente, podrían durar entre 10 y 15 años. De acuerdo con el especialista, si un enfermo de edad avanzada dentro de 10 años no ha tenido ninguna otra patología pero presenta fallos en la válvula, existe la opción de reemplazarla por otra (ahora, se colocan mediante catéter).

El facultativo también resaltó que gracias a que cada vez se adquiere más experiencia, los dispositivos avanzan paulatinamente y la selección de los pacientes es cada vez más adecuada, los resultados son cada vez mejores.

Los asistentes hicieron hincapié en que la indicación teórica de esta técnica —desde el punto de vista médico— es que el paciente tenga una esperanza de vida de, al menos, un año, dejando a un lado su patología cardiaca.

En cuanto a la dificultad que entraña la TAVI, durante el encuentro se dijo que esta es una técnica fácil de realizar y sencilla. “Cualquier hemodinamista bien formado en España puede ponerla pero, como todo, cuantas más se realicen mejor se actuará ante posibles imprevistos”, afirmó Larman.

“Ante cualquier nueva tecnología, puede surgir la duda de si realmente será aplicable y si dará resultado, pero cuando se empieza a experimentar; la confianza se va agrandando y ya solo queda dilucidar los pros y los contras”, comentó Jiménez, quien abogó por una “organización supra y la optimización de la disponibilidad de medios” para poder atender a más pacientes y hacerlo mejor.

Respecto a la formación requerida para emplear la TAVI de modo óptimo, Moreno explicó que tiene que haber cierta concentración de la actividad en un grupo de profesionales y dentro de cada hospital.

“En la fase de formación más básica, se utilizan simuladores para aprender a poner las válvulas y suele llevarse a cabo en otro país; la segunda es en la que se colocan válvulas en el centro hospitalario con la ayuda de alguien que viene de fuera, tiene experiencia y enseña a los profesionales y, por último, la tercera fase que ya es progresiva y no acaba nunca”, dijo. A medida que un médico va siendo autónomo ya practica la técnica y es ahí cuando entra en juego el número de procedimientos que se hacen al año. “En un hospital que hacen alrededor de 15 o 20 TAVI al año, nunca se alcanzará la experiencia óptima; es como todo, cuanta más experiencia, mejor”, apostilló.

Aparte, Juan Manuel Ortiz Carranza, de la Asociación Madrileña de Pacientes Anticoagulados y Cardiovasculares (AMAC), puso el acento sobre la importancia de contar con pacientes expertos tanto para esta, como para el resto de enfermedades.

“Necesitamos pacientes más participativos, más implicados con la tecnología; así como darle más peso a las asociaciones de pacientes, las cuales tienen que estar más involucradas con la formación y mucho más profesionalizadas”, comentó. “Ya no basta con compartir dolencias comunes, sino que hay que tener un mínimo de formación y trabajar con los especialistas mano a mano”, prosiguió. En este punto, Moreno añadió que un paciente emponderado no solo participa activamente en la toma de decisiones, sino que es el que mejor sigue las indicaciones terapéuticas.

Finalmente, todos los asistentes se mostraron de acuerdo en que lo ideal sería que el paciente pudiese escoger a qué práctica quiere someterse (siendo conscientes de que la mayoría elegirían la TAVI).

No obstante, hoy en día, es un heart team el que se encarga de tomar la decisión y el que le comunica al paciente qué es lo más adecuado según su caso. Esto, como indicaron, se debe a una cuestión económica, ya que, como destacó Moreno, “si no hubiese problemas económicos a todos se les recomendaría la TAVI”.

Con TAVI, el paciente se recupera enseguida, apenas sufre y en unos tres días
ya puede estar en casa

Hay diferentes estudios que demuestran que esta técnica conlleva menor mortalidad (1,5% versus 5% con cirugía)

Es necesario contar con pacientes más participativos, así como asociaciones
más profesionalizadas

Es una técnica sencilla y fácil de realizar y cualquier hemodinamista bien formado en España puede hacerla

Mariano Larman, Servicio de Cardiología del Hospital Donostia

La sensación de mejora a los 15 días con TAVI es espectacular frente a cirugía, con la que hasta los 6 meses no se tiene una vida normal”

Raúl Moreno,
Hospital Universitario La Paz

Si no hubiese problemas económicos,
le recomendaría
la técnica TAVI
a todos los pacientes”

José Luis Jiménez Arana, presidente de Apacor

Esta tecnología
es uno de los grandes avances, ya que permitirá salvar muchas vidas y facilita la recuperación”

Juan Manuel Ortiz Carranza,
de AMAC

La fibrilación auricular es
un fenómeno conocido,
no obstante sobre
las valvulopatías hay un mutismo tremendo”