Comunicación/ Los pacientes confían en que su médico de familia les permita participar en la toma de decisiones, sobre todo cuando es mujer

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Un estudio revela que las expectativas del paciente de que el facultativo “le escuche, explique y tenga en cuenta su opinión” son más elevadas que las de participar en la toma de decisiones, tras encuestar a un total de 360 personas de un centro de salud de Granada
| 2010-07-23T16:22:00+02:00 h |

E. S. Corada

Madrid

Los pacientes que acuden a la consulta de su médico de familia esperan, cuando son atendidos por una mujer, que ésta les permita participar en la toma de decisiones para resolver su problema de salud, sobre todo cuando éste está relacionado con un tema familiar o se trata de un resfriado. Además, sus expectativas de que “le escuche, explique y tenga en cuenta su opinión” son más elevadas que las de participar en la toma de decisiones en el tratamiento de la enfermedad.

Así se desprende de un trabajo elaborado recientemente por miembros de la Escuela Andaluza de Salud Pública, el Departamento de Bioestadística de la Universidad de Granada y el Centro de Salud Gran Capitán de Granada, que será publicado próximamente en la revista Patient Education and Counseling.

El objetivo es, en palabras de sus autores, “conocer las expectativas de los pacientes sobre la toma de decisiones ante diferentes problemas de salud cuando consultan con su médico de familia, e identificar las características de los pacientes y del médico relacionadas con dichas expectativas, con especial interés por las diferencias en función del sexo de ambos”.

“Diseñamos la investigación para estudiar el papel que desempeña el sexo del médico de familia y del paciente en las expectativas, y las preferencias del segundo durante la consulta”, dice la autora principal, Ana Delgado, de la Escuela Andaluza de Salud Pública.

360 pacientes

Para llevarlo a cabo los investigadores trabajaron con una muestra formada por 360 pacientes del Centro de Salud Gran Capitán de Granada, con edades entre los 16 y los 47 años. De ellos, el 51 por ciento eran mujeres, y el 49 por ciento, hombres.

El estudio revela que los pacientes desean participar o no en las decisiones del médico en función del problema estudiado: así, cuando se trata de un dolor de pecho, desea participar el 32 por ciento, y cuando es un problema familiar grave, el 49 por ciento. Las mujeres tienen menos expectativas de participar cuando se trata de depresiones o de problemas familiares relacionados con la salud, y quienes tienen una médica esperan participar más para problemas familiares y resfriados.

Para llegar a esta conclusión plantearon a los encuestados, a través de un cuestionario, cuáles eran sus expectativas de que el médico de familia «escuche, informe y tenga en cuenta la opinión del paciente», y sus expectativas sobre la «toma de decisiones» al consultar por cinco problemas o escenarios clínicos hipotéticos: dolor fuerte en el pecho, resfriado con fiebre, flujo anormal, depresión o tristeza, problema familiar grave). (Ver tabla)

“El cuestionario incluía una escala de 12 preguntas para evaluar expectativas sobre otros aspectos de la comunicación (cuya validación ha sido notificada), tres de ellas relacionadas con el proceso de toma de decisiones: ‘Me gustaría que mi médico escuche todo lo que tengo que decir sobre…’ ‘Quiero que mi médico me explique todo acerca de…’ y ‘Deseo que mi médico tenga en cuenta mi opinión sobre…’. Las tres preguntas se repetían para los cinco problemas con una escala de cinco opciones, desde cinco (Muy importante) a uno (Nada importante). En el análisis agregamos ‘Muy importante’ e ‘Importante’, por un lado, y ‘Poco importante’ y ‘Nada importante’ por otro, obviando la posición neutra”, explica la investigadora.

El trabajo concluye que la mayoría de los pacientes “desean ser escuchados, informados y tenidos en cuenta por su médico de familia”, y en menor medida “desean tomar la decisión de forma autónoma, sobre todo para problemas de tipo biomédico”.

Ello indica que estos no siempre desean más poder para decidir, porque aumenta su responsabilidad y podría ser mal tolerado. La mejor opción clínica sigue siendo atender a las preferencias individuales indagando las expectativas del paciente durante la relación asistencial.