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Encontrar la llave que permita ajustar los númerus clausus de las facultades de Medicina a las plazas MIR y éstas a las necesidades del sistema sanitario es decisivo a la hora de planificar una demografía médica que requiere estar “atentos a la realidad” para “anticiparse y adaptarse al futuro” pues decir que esto no es posible es de “necios” y no hacerlo una “irresponsabilidad”.
Así explicó Miguel Ángel García, coordinador de estudios de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), la evolución que se ha producido desde 2004 cuanto vaticinaron una falta de facultativos que, con la caída en picado de las proyecciones de población, la crisis económica y la reversión del flujo migratorio, se ha transformado en un déficit que irá aumentando de cara a los próximos diez años.
“Ante un futuro confuso hay que actuar con prudencia pero sin detenerse, pues la inacción no conduce a nada”, sentenció proponiendo que el número de plazas para estudiar Medicina se reduzca de las 7.000 actuales a 5.500 en los próximos años o se generará una nueva plétora de profesionales que, en un Sistema Nacional de Salud (SNS) con la oferta de empleo “congelada”, se verán abocados al paro o a trabajar en otros países en el mejor de los casos, ya que muchos de ellos ni siquiera podrán especializarse, pues la oferta para cursar la residencia sí se han ido reduciendo automáticamente —un 10 por ciento en la última convocatoria— según las necesidades previstas de especialistas. “Tampoco es ético ni respetuoso con el paciente formar a estudiantes que no van a ejercer”, añadió.
Nuevos “mestos”
Durante la I Jornada para analizar los problemas cruciales para los facultativos organizada por el Foro de la Profesión Médica, dedicada en este caso a la demografía, José Luis Lancho, coordinador de estos estudios en la Organización Médica Colegial (OMC), resaltó que la falta de información y la despreocupación por no tenerla está generando “despilfarros” como en su día fueron los mestos. De hecho cree que ya se están poniendo los mimbres para fabricar más —aunque en este caso serán “médicos no especialistas sin título oficial”— precisamente en un momento en que la crisis económica demanda un mayor control del gasto.
Así, las administraciones están recortando el capítulo de personal actuando “de oído”, según el presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, es decir, sin conocer ni el número de profesionales, ni su distribución, ni los que están en activo y sin contar con una proyección de necesidades futuras, llegando de esta forma a la misma situación que en 1996, cuando los profesionales ya comenzaron a reclamar, sin éxito, una reducción de la cuota de entrada a las facultades —el número de éstas ha pasado de 28 a 40 con otras tantas aprobadas y algunas peticiones pendientes— como apuntó el presidente de la Conferencia de Decanos, Joaquín García Estañ.
En su opinión, los númerus clausus no se han utilizado como el instrumento de planificación que son, resaltando que en el futuro sólo unos 5.000 médicos podrán formarse como especialistas —restando las alrededor de 1.000 plazas de recirculación y el 10 por ciento de cupo reservado a extracomunitarios— por lo que todo los que superen esa cifra formarán parte de un “excedente”.
Para Federico Pérez, presidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), sí es posible ejercer un control de los números clausus igual que el Ministerio de Sanidad regula las plazas de posgrado, aunque quizá haya “falta de interés” y sin duda de coordinación con Educación.
“La demografía médica requiere estar atentos a la realidad para anticiparse y adaptarse”
“Sí es posible ejercer un control de los números clausus igual que Sanidad lo hace con el posgrado”