A.F / E.M.C / J.P.R. Madrid | viernes, 18 de julio de 2014 h |

Como cada año la llegada del verano supone el cierre de instalaciones en los hospitales públicos españoles. Según los cálculos de este periódico en 14 comunidades autónomas, se cerrarán más de 14.200 camas, al menos un 16 por ciento del cómputo total del Sistema Nacional de Salud (SNS) en el periodo comprendido entre los meses de junio y septiembre. Las cifras coinciden con las estimaciones del sindicato Satse que prevé que esta cantidad ascienda a 15.000, una cifra muy similar a la del año pasado y que supone un 16,2 por ciento de las 92.589 camas del SNS.

El argumento que dan los gestores de la reorganización de la atención sanitaria no convence al Sindicato Médico Andaluz. Su tesorero, Juan José Castillo, cree que la reducción del número de camas que según Satse se ha producido este año, pasando de 3.000 en 2013 a 2.900, es “puro azar”. En realidad, sostiene, a pocas camas menos que se cierren en cada uno de los centros es fácil sumar la centena. Si realmente se tratara de una reorganización, destaca el tesorero, también se reforzarían los hospitales de zonas turísticas, pero la realidad es que se cierran camas en Sevilla y Jaén, pero también en Huelva, Málaga, Cádiz, Granada y Almería, lamenta. Castillo conoce de primera mano la situación en Sevilla, que cerrará como media un total de 522 camas, el 21 por ciento de las disponibles, todo ello a pesar de las dificultades para acceder a la información en algunos centros. De hecho, a mediados de julio tan solo los hospitales de Valme y La Merced (Osuna) habían convocado a los representantes de los trabajadores para informar sobre el plan de vacaciones.

A los recortes en la asistencia hospitalaria, el portavoz del SMA añade otros difíciles de ponderar, los de atención primaria. Según sus cálculos, en la provincia de Sevilla se estaría prestando casi un 30 por ciento menos de servicios, entendiendo esto en términos de consultas cerradas.

Comisiones Obreras denuncia que la Consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana tampoco ha tenido en cuenta el volumen de población en los destinos más vacacionales. La región valenciana asumirá el cierre de alrededor de 1.000 camas durante el periodo estival, marcado por la llegada de turistas a las playas de la región. “La demanda en Urgencias aumenta porque hay una mayor población”, explica Francisco Martínez, responsable de Acción Sindical del sindicato en esta autonomía. La situación se agrava por el bajo nivel de sustitución y el cierre por la tarde de la atención primaria, por lo que “los centros de salud se saturan”.

El mismo problema con el turismo padece Canarias. El secretario general de CESM Tenerife, Levy Cabrera, explicó que se cierran una media de dos plantas por hospital de los cuatro terciarios que hay en Canarias, lo que supone contar con alrededor de 150 camas menos durante la época estival. “Se quieren ahorrar la contratación de sustitutos”, subrayó para añadir que al disminuir la actividad cerrando esas plantas cubren en menor medida las vacaciones de los enfermeros, mientras que en el caso de los médicos ya históricamente venían cubriéndose unos a otros.

Del mismo modo, el portavoz del sindicato lamenta que a causa de la gran afluencia de turistas a las islas durante el periodo estival, puedan surgir limitaciones para hacer frente a las posibles intervenciones causadas por problemas agudos, más cuando parte de estas camas en hospitales terciarios son ocupadas por pacientes crónicos ante la escasez de centros sociosanitarios en la región. Nos pueden dificultar la disponibilidad de camas los procesos crónicos que tienen que estar semanas ingresados para poder ser estabilizados”, subrayó.

Crecen las listas de espera

Extremadura también pone el dedo en la llaga de la baja sustitución de los profesionales en vacaciones. “Están obligando a los enfermeros y a los auxiliares de enfermería a hacer el trabajo de sus compañeros”, destaca Francisca Gómez Santos, responsable de Negociación de la Federación de Sanidad de CC.OO. Extremadura. Satse en esta región calcula que la sustitución de enfermeros no alcance el 20 por ciento, lo que implicará un incremento de la presión asistencial y de “las listas de espera” a largo plazo.

La preocupación por el impacto en las lista de espera en septiembre se reproduce en Galicia. En esta comunidad se cerrarán entre julio y septiembre alrededor de 1.200 camas, casi 400 más que hace dos años. “Calculamos que más de 10.000 pacientes no reciben atención y pasan a engrosar las listas de espera”, explican fuentes del sindicato enfermero en esta autonomía. Como consecuencia, la Servicio Gallego de Salud se vería obligado a transferir a estos pacientes a hospitales privados, por lo que se produciría “un falso ahorro”. El sindicato Amyts opta por la prudencia y considera dentro de la lógica las medidas puestas en marcha ante la caída del volumen de población en la Comunidad de Madrid. No obstante, su secretario general, Julián Ezquerra, destaca que estas fechas podrían utilizarse para reducir el n.umero de pacientes en espera.

El escenario catalán no es muy diferente al de otros años. El problema, para el sindicato Metges de Catalunya, es que llueve sobre mojado. Su secretario general, Francesc Duch, remarca que la decisión del departamento de Salud incide sobre una situación “con mucha tensión” y recuerda el récord histórico alcanzado en los 90, cuando la comunidad disponía de 20.000 camas de atención hospitalaria, una cifra que se ha ido mermando hasta llegar a las 13.000 actuales. “Desde entonces, no ha hecho otra cosa que ir bajando”, sostiene.

En su opinión, la alarma está más que justificada “porque los cierres de camas definitivos siempre se producen con ocasión de los ajustes del verano”, subraya. “Se bajan dos escalones y, a la hora de volver a subir, se sube sólo uno”, ejemplifica el secretario general del sindicato. Un temor compartido con la Unión General de Trabajadores de Cataluña, que esta misma semana acusaba a la consellería del cierre estructural de más de 1.085 camas en los principales hospitales catalanes, “desde 2010 y más allá de los meses de verano”.

Consecuencias en urgencias

En cualquier caso, el portavoz de Metges asegura que entiende “perfectamente” que es una forma de ahorro cerrar en estos meses y “concentrar las vacaciones de los trabajadores”. Sin embargo, considera que el cierre programado en esta ocasión, al menos en algunos hospitales, “se ha hecho más allá de lo que la prudencia hubiera aconsejado”, y es algo “que se pone de manifiesto en las aglomeraciones que se producen en urgencias”.

En este sentido, el caso paradigmático para Duch es el Vall d’Hebrón, que en agosto alcanza su pico máximo de camas cerradas, 225, de las que 31 son de críticos. “Cuando un enfermo está diagnosticado y sabes lo que tiene no debe estar en urgencias”, destaca, aunque en este centro deben esperar en unos nuevos boxes habilitados en urgencias porque no hay cama en sala, lamenta: “Es un signo de que se ha cerrado más de lo necesario”.

El presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), Juan González Armengol, identifica un problema diferente al de los sindicatos. “La causa más frecuente de saturación de urgencias no es la mayor llegada de pacientes sino la dificultad de salida de los mismos una vez valorados por los servicios de urgencias en espera de cama”, subraya.

En Aragón, el anuncio de un plan de choque para reducir las listas de espera ha obligado a cerrar menos camas que otros años. Al menos, en la teoría, según explica Lorenzo Arracó, secretario general de CESM-Aragón, que afirma que, en la práctica, casi todo sigue igual.

Arracó cuestiona la esencia de este plan: “No entendemos que una iniciativa que supone aumentar la actividad llegue casi con la misma limitación que otros años, porque en realidad se van a cerrar solo entre un 10 o un 15 por ciento menos que otras temporadas”, reconoce. De entrada, la consejería rectificó y retrasó su implantación en Huesca y Teruel hasta septiembre. En Zaragoza, por ejemplo, simplemente se ha pretendido derivar parte de la actividad de los médicos, de forma voluntaria, de la mañana a la tarde, para aprovechar mejor los quirófanos. “Pero como no se ha visto acompañado de un aumento de camas, las dificultades para colocar a los pacientes siguen siendo las mismsa de siempre. En esta cadena no vale con aumentar un solo eslabón”, advierte.

Por encima de la media

En cualquier caso, el porcentaje de camas cerradas supera con creces la media en algunos centros. El ejemplo más llamativo es el del Hospital de Talavera de la Reina, en Toledo, que según CESM Castilla-La Mancha cerrará el 40 por ciento de sus camas este verano, 123 de un total de 284. Un dato “escalofriante” que ha sorprendido al propio secretario general del sindicato regional, Rodrigo Bernaldo de Quiros, que recuerda que la media oscila entre el 15 y el 25 por ciento.

Los argumentos de la consejería son los mismos, insiste, “disminución de actividad quirúrgica, etc., que siempre ha sido así”, pero puntualiza que “la respuesta se puede modular más o menos”.

Según los datos recabados por Satse Castilla y León en cada uno de los hospitales de la región, en esta comunidad permanecen cerradas 902 camas este verano, un dato no muy halagüeño si se tiene en cuenta que supone un incremento de 312 más que el año anterior, teniendo en cuenta que algunas de ellas, como es el caso de Valladolid y Zamora, corresponden a plantas que están cerradas desde el verano de 2013. Desde el sindicato indicaron además que algunos de estos cierres desde 2013 responden al cambio en el modelo asistencial en la comunidad, que trata de que se reduzcan las estancias hospitalarias que no se deben a razones sanitarias sino sociales, y por eso se están creando las unidades de convalecencia sociosanitaria.

En País Vasco el número de camas cerradas descendió de 1.200 en 2013 a 1.145 este verano; Baleares cerró 40 más este verano, alcanzando las 300 cerradas, mientras que en Asturias el cierre fue mucho menor en 2014, sólo 175 cerradas frente a las 450 de la época estival anterior, según los datos de Satse.

El sindicato Satse calcula que este verano se han cerrado alrededor de 15.000 camas, una cifra similar a la de 2013

El Sindicato Médico Andaluz lamenta que no se hayan reforzado los hospitales
de zonas turísticas

Metges de Catalunya denuncia que los cierres definitivos se producen
tras los ajustes del verano

Semes insiste en que el problema no es la mayor llegada de pacientes “sino la dificultad de salida de estos”

20.000máximo histórico

El máximo histórico de camas hospitalarias en Cataluña se alcanzó en los años 90. Desde entonces hasta ahora la cifra ha caído hasta situarse en las 13.000, tal y como recuerda el secretario general de Metges de Catalunya, Francesc Duch. Desde el verano de 2010 el sindicato UGT insiste en que se han cerrado de manera estructural más de un millar de camas en la comunidad autónoma. 40%
CAMAS CERRADAS EN EL HOSPITAL DE TALAVERA

Sorprendente y escalofriante. Así califica el secretario general de CESM-Castilla-La Mancha, Rodrigo Bernaldo de Quiros, el porcentaje de camas que este verano cerrará por vacaciones en el Hospital de Talavera de la Reina, en Toledo. La cifra está muy por encima de la media regional que, según el sindicato, oscila entre un 15 y un 25 por ciento en función de los centros.

10.000

pacientes más en lista de espera

según los cálculos que ha realizado Satse en Galicia. El sindicato considera que el cierre de instalaciones supondrá un incremento de las personas pendientes de intervenciones quirúrgicas a la vuelta de las vacaciones. Para compensar estas cifras, fuentes de la organización sindical advierten de que el Servicio Gallego de Salud se verá obligado a derivar pacientes a las clínicas privadas.

30%

de consultas cerradas

Es la reducción de servicios en atención primaria durante los meses de verano en provincias como Sevilla, según las estadísticas que ofrece el Sindicato Médico Andaluz, que ha cuantificado las consultas que permanecerán abiertas durante estos meses. Esta situación agrava los recortes que se sufren en otras áreas sanitarias. En la ciudad de Sevilla, el número de camas se verá reducido alrededor de un 20 por ciento entre los meses de junio y septiembre.