Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3
Se van a Nueva York con la ministra de Asuntos Exteriores Trinidad Jiménez, José Martínez Olmos, secretario general de Sanidad, y Roberto Sabrido, presidente de la Agencia de Seguridad Alimentaria. Un viaje para compartir en la ONU conocimientos sobre alimentación y nutrición. Los dos médicos son testigo y saben la letra pequeña de todas las diatribas y estropicios que han hecho las últimas ministras de Sanidad. Pero eso, contarlo ahora, no sirve para nada. Así que prefiero recordar lo que nos contaba el otro día en Onda Cero, el presidente editor de Contenidos, Santiago de Quiroga, que solo el cincuenta por ciento de los varones se hace revisiones periódicas preventivas en el ámbito de la Urología. Días atrás con motivo del Día Europeo de la Salud Prostática se pretendió llamar la atención de los hombres sobre la importancia de hacerse revisiones anuales.
La principal causa por la cual los varones españoles mayores de cincuenta años no van al urólogo es, para Carlos Verdejo, del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, una mezcla de factores, pero sobre todo “el miedo a padecer un problema tumoral unido al desconocimiento”.
Por otra parte, pese a que el PSA es una prueba útil para hacer un diagnóstico precoz de este cáncer y ha probado reducir el riesgo de muerte, los expertos no son partidarios de hacer un screening masivo. El enfoque del cribado selectivo, una tendencia al alza en la mayoría de consultas urológicas en nuestro medio, es distinto. Éste sólo se lleva a cabo en aquellos pacientes que acuden al urólogo voluntariamente o bien por recomendación del médico de atención primaria. La realización de las pruebas de screening de una manera selectiva a los hombres mayores de cincuenta años permite diagnosticar a más pacientes con tumores localizados y, por tanto, disminuir la mortalidad asociada.
En este sentido es importante hacer una racionalización de este tipo de análisis. “No es preciso que se lleve a cabo anualmente a todos los pacientes, sino que hay que tener en cuenta los factores de riesgo y la determinación del primer PSA. Cuando a un paciente de cincuenta años se le realiza este análisis, los resultados van a predecir el riesgo tanto en el momento actual como en el futuro de desarrollar un cáncer de próstata. Y esto es lo que nos indicará la necesidad de hacer controles más frecuentes o más espaciados en el tiempo”, cuenta Humberto Villavicencio, de la AEU.
Dentro del ámbito masculino, a mí hay algo que me inquieta mucho y no es otra cosa que la testosterona. Asunto también muy a tener en cuenta. Pero lo que me llama la atención es la poca documentación que sale a la luz sobre este asunto tan importante y tan multifactorial en el devenir de nuestras vidas. Me interesa mucho que profundicemos en el síndrome por déficit de testosterona que se manifiesta con cansancio, acaloramiento, depresión, irritabilidad, trastornos del sueño, disminución del impulso sexual y la función eréctil, reducción de la fuerza muscular y aumento de la grasa corporal. ¿Les parece poco? Y además, casi la mitad de los hombres entre 45 y 75 años presenta unos niveles de testosterona, la hormona sexual masculina, por debajo de lo normal y síntomas que afectan a su calidad de vida.
Tiempo atrás le escuché una ponencia al Dr. Santiago Palacios sobre hormonas y músculo. Decía que las tres hormonas más importantes que influyen en este proceso de síntesis de proteína para formar más músculo son, por un lado, las hormonas andrógenas, básicamente masculinas, como la testosterona, que es el andrógeno más potente. Es por ello que los hombres tienen mayor masa muscular que las mujeres, aunque ellas también la producen, en menor cantidad, en los ovarios y la corteza suprarrenal. Por otro, la hormona del crecimiento, producida por la glándula pituitaria en la base del cerebro, facilita el aumento del tamaño de las células y su mitosis. Y también, la insulina producida por el páncreas, permite que las células almacenen la cantidad de glucosa necesaria para que el cuerpo disponga de ella como fuente de energía.
Así que, no conviene olvidar tampoco que la masa muscular es el mayor consumidor de calorías del organismo. De hecho las mujeres cuando inician la madurez pueden llegar a perder un kilo de músculo cada dos años, al mismo tiempo que pueden ganar de 500 gramos a 5 kilos de grasa corporal, aunque mantengan la misma alimentación de los últimos diez años. Pero eso habrá que estudiarlo con detenimiento matizando qué hacemos con la dieta y el ejercicio físico. Pero eso lo dejamos para mejor ocasión. Seguro.