Profesionales/ El vicepresidente de FEMS critica la falta de interés por estos temas

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Amaya cree que se desaprovechará la opción de debatir problemas comunes

La directiva de 48 horas y la asistencia transfronteriza siguen en el aire

| 2010-01-08T16:39:00+01:00 h |

E.M.C.

Madrid

La presidencia española de la Unión Europea plantea una oportunidad en materia de recursos humanos que el Gobierno parece estar dispuesto a desaprovechar. Entre las prioridades que al inicio de este semestre esbozaron los responsables sanitarios, la adopción de una política común que permita mejorar la planificación y homogeneizar la formación de los profesionales parece haber quedado fuera de los objetivos.

En todo este tiempo, apenas se han esbozado dos ideas que suenan, más bien, a declaración de intenciones y objetivos inalcanzables. La secretaria de Bienestar Social del PSOE, Marisol Pérez, repasaba recientemente que se pondrían a disposición de los Estados miembro las estrategias de planificación españolas, para tratar de avanzar en una planificación común (ver GM nº 315). Mientras, los populares planteaban establecer un sistema de información que muestre la situación de los profesionales sanitarios en los diferentes países y que permita a cada Estado planificar sus recursos de manera adecuada.

Sin embargo, España no constituye precisamente ningún ejemplo en estos puntos. No existe un modelo en materia de recursos humanos común a todas las comunidades autónomas ni tan eficaz como para ser extrapolable a la Unión Europea, a imagen y semejanza de lo que sucede con la Organización Nacional de Trasplantes, cuya propagación sí se ha planteado el ejecutivo actual.

Para Carlos Amaya, vicepresidente de la Federación Europea de Médicos Asalariados (FEMS), nuestro país ha perdido la oportunidad de realizar un análisis de las debilidades del Sistema Nacional de Salud en materia de recursos humanos y aprovechar el espacio europeo como espejo para proponer soluciones y abrir el debate.

En cualquier caso, tampoco extraña la ausencia de temas de política de personal en la agenda de la presidencia europea. Amaya recuerda que durante años han sido los grandes ausentes a escala ministerial, a pesar de los intentos por darle relevancia con leyes como la de Cohesión y Calidad, el Estatuto Marco o la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias.

Aunque la agenda política sanitaria europea no estará marcada en estos meses por temas de calado profesional, hay un asunto importante, en palabras de Amaya, en el que colabora también la federación que representa. El Parlamento Europeo está llevando a cabo un estudio que, a raíz del análisis de la libre circulación de pacientes, también estudia los movimientos migratorios de los facultativos entre los países europeos hacia Estados que ofrecen mejores condiciones. “Esto produce que en determinados países de la Europa del Este, como Rumanía, Eslovaquia o Polonia, la fuga de profesionales deje desasistidos algunos núcleos rurales”, explica.

En este sentido, considera que España debería haber planteado una serie de criterios mínimos que pudiesen proponer cierto orden y homogeneización en las retribuciones en la Unión Europea.

Pero, más allá de los salarios, las diferencias en la formación de los profesionales también fragmentan el espacio común europeo. Amaya insiste en que la titulación es la misma, pero el contenido de los módulos y las carreras universitarias es absolutamente dispar. En este sentido, considera que un primer paso para limar estas diferencias sería unificar el criterio en relación al númerus clausus. Si un país limita la formación de médicos y otro no, al final aquellos que no los tienen captan a los candidatos que son rechazados por su país de origen, subraya el vicepresidente de la FEMS.

Con independencia de las prioridades políticas de nuestro país al frente de Europa, la agenda heredada sigue su ritmo. Carlos Amaya recuerda que sigue en el aire la famosa directiva del tiempo de trabajo que pretende modificar las famosas 48 horas a la semana incluidas las guardias a instancias de países como Inglaterra o Alemania. El asunto parece estar fuera de la agenda en estos seis meses, algo que desde FESM se aprovechará para seguir trabajando en el tema.

Otro asunto pendiente es la directiva de asistencia sanitaria transfronteriza, que tendrá que desbloquearse en algún momento, recuerda Amaya.

En materia de Sanidad, las prioridades españolas durante la presidencia europea se articularán en cinco puntos principales, tal y como avanzó la titular del Ministerio de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez (ver GM nº 315).

Según se recoge en el programa político presentado por el Gobierno para este semestre, la presidencia profundizará en la Declaración del Consejo de 2006 sobre valores y principios comunes de los sistemas sanitarios de la UE, teniendo en cuenta las prioridades que establece el segundo programa de acción comunitario en salud, que finaliza en 2013 y la futura estrategia en salud de la UE.

Además, está previsto impulsar la aprobación de la directiva sobre donación y trasplante de órganos, el desarrollo de las terapias avanzadas y la atención y asistencia de las enfermedades crónicas. Promover la salud electrónica y avanzar en materias de seguridad y calidad en el ámbito de los medicamentos, mejorando los sistemas de farmacovigilancia, así como en seguridad alimentaria, constituyen las líneas maestras en este campo.