La Sociedad Española de Reumatología (SER) se suma al manifiesto de la Organización Médica Colegial (OMC) que defiende la libertad de prescripción de medicamentos por parte de los profesionales sanitarios, teniendo siempre en cuenta las características y circunstancias del paciente, sin olvidar los aspectos económicos derivados de dicha actuación.
En un comunicado, la sociedad aboga por que prime la libertad absoluta de prescripción del médico. De este modo, el presidente de la SER, Santiago Muñoz Fernández, insiste en que “el médico es el único que tiene la responsabilidad para prescribir el mejor tratamiento posible, a partir de la mejor evidencia científica y teniendo en cuenta las características la implicación del paciente en el proceso, ya que debe jugar un papel esencial en el momento de tomar una decisión terapéutica; y para ello recuerdan la existencia de guías de práctica clínica, documentos de consenso y recomendaciones por parte de las sociedades científicas y otros organismos internacionales, convenientemente avalados, y que sirven para orientar a los profesionales y garantizar de este modo la terapia más adecuada.
Por otra parte, también apoya la declaración de la organización médica sobre la prescripción basada en equivalentes terapéuticos y, recuerda que no se puede hablar de equivalencia terapéutica entre fármacos que tienen diferente estructura química, forma de administración, farmacocinética, y distintos perfiles de eficacia y seguridad. “Estas declaraciones de equivalencia deberían estar basadas en ensayos clínicos diseñados con esta finalidad, de acuerdo con directrices internacionales aplicables a nuestro país, en las que debería participar la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS)”, explica.
Por último, teniendo en cuenta la situación económica por la que atraviesa el sistema sanitario público, los especialistas insisten en la colaboración con la Administración pública con el objetivo de promover el uso más racional de medicamentos y la optimización terapéutica. Así, “tener que prescribir el medicamento más barato, sin considerar la mejor opción individualizada para cada paciente, a la larga con seguridad repercutirá en un peor resultado en términos de salud del paciente y en un aumento del gasto farmacéutico y hospitalario, ya que este tratamiento puede no ser el más eficiente, por lo que se necesitarán más recursos (pruebas, ingresos hospitalarios, otras terapias, etc.) hasta lograr la mejora del enfermo”, concluye Muñoz Fernández.