Gastroenterología/ Crecen las evidencias científicas sobre los beneficios de su uso

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Un estudio muestra que una bifidobacteria estabiliza la flora intestinal en la CU

Otro, que un lactobacilus podría prevenir la peritonitis derivada de la cirrosis

| 2010-12-17T17:13:00+01:00 h |

E. Sainz Corada

Madrid

La alta prevalencia de procesos relacionados con el desorden funcional digestivo crónico (estreñimiento, síndrome de intestino irritable, dispepsia, hinchazón, etc.), las infecciones por Helicobacter pylori o la incidencia de cáncer colorrectal, suman un grupo muy importante de patologías, relacionadas con una flora deficiente y que revelan el escaso conocimiento que existe sobre el ecosistema intestinal y la forma de intervenir sobre él.

De ahí que la intervención con probióticos y prebióticos sea una estrategia prometedora en la que cada vez hay más evidencia científica y más grupos trabajando. Sus usos potenciales en trastornos relacionados con el ecosistema instestinal como diarrea aguda, colitis ulcerosa o síndrome de intestino irritable, son de los más avanzados.

Prueba de ello es el estudio “Eficacia del probiótico DN-173 010 para estabilizar la flora intestinal de pacientes con colitis ulcerosa”, presentado en el workshop “Probióticos, prebióticos y salud”, celebrado en Madrid.

“En la colitis ulcerosa (CU) existe una respuesta inmuno-inflamatoria inapropiada frente a antígenos de la microbiota intestinal. La inestabilidad en la composición de la microbiota podría influir en la pérdida de inmunotolerancia”, explica Francisco Guarner, del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, coordinador de la reunión y uno de los autores. “Se ha intentado ver si los probióticos pueden establecer estabilidad en la flora bacteriana durante la remisión de los brotes y dar lugar a un sistema más estable”.

En el trabajo se incluyeron 48 pacientes (24 con placebo y 24 de test) y 12 controles sanos con una media de 41 años y la enfermedad en remisión. Y la conclusión es que la ingesta de un yogur con Bifidobacterium animalis DN–173 010 estabiliza a niveles similares de los de la población sana la flora fecal del grupo con CU.

También se presentaron datos sobre cirrosis hepática, patología en la que los probióticos podrían ser una vía para prevenir la aparición de peritonitis, una de sus complicaciones más importantes. En este sentido se presentó un trabajo realizado por un equipo del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona y el CiberEHD que evaluó el efecto de dos probióticos: Lactobacillus johnsonii La1 (La1) y VSL#3, y dos preparados antioxidantes: AO1 (vitamina C+glutamato) y AO2 (vitamina C+E+Se+Zn) en la prevención de la translocación bacteriana (TB) en la cirrosis experimental en ratas.

Y la conclusión ha sido que la La1 no previene la translocación, pero podría contribuir a la disminución de la endotoxemia. “La administración de glutamato disminuye la TB, probablemente estabilizando la barrera intestinal. Los datos preliminares sobre VSL#3 sugieren un posible efecto beneficioso de este preparado sobre la TB en la cirrosis experimental”, dice el estudio.

Uso ginecológico

Además de estos aspectos durante el encuentro se presentaron estudios en otra área muy prometedora: los efectos de estas bacterias sobre aspectos ginecológicos, como en el de David Beltrán, de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), en el que se analiza cómo la flora vaginal puede alterarse en la menopausia y cómo este hecho se asocia con una mayor incidencia de las infecciones urinarias, o el llevado a cabo por un equipo de la Universidad de Oviedo y que investiga la interacción del Lactobacillus salivarius Lv72 en la mucosa vaginal y el papel de los proteoglicanos de la superficie epitelial.

La reunión sirvió también para constituir la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos.