Almudena Fernández Madrid | viernes, 24 de octubre de 2014 h |

La vacuna que protege del virus del papiloma humano (VPH) ha generado “cierto rechazo” entre algunos profesionales sanitarios, por encima del que pueden provocar otras inmunizaciones, tal y como aseguró a GM Josep de la Flor Bru, pediatra de AP del Centro de Salud Vila Vella (Barcelona), en el marco del 28 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (Sepeap). Por este motivo, una de las ponencias intentó mostrar durante el encuentro “que es una vacuna magnífica”, con un elevado perfil de efectividad y seguridad, explicándole a los profesionales la seguridad y los efectos adversos “para quitar un poco los miedos” que algunos profesionales tienen en relación con esas inmunizaciones.

La nueva vacuna contra el meningococo serogrupo B también tuvo su lugar durante este encuentro pues, aunque no se aplica de forma sistemática en España, está disponible en los canales de farmacia para su venta. Al ser el serogrupo B el más frecuente en España, es una vacuna que la Sepeap considera que, si no de manera sistemática, al menos debería de tener la misma consideración que la vacuna del neumococo y admitirse la posibilidad de financiación privada por parte de las familias. En cuanto a la inmunización contra la varicela, denunciaron que actualmente está “bloqueada” en su distribución a boticas, con unos criterios que estos profesionales no comparten. En opinión de la sociedad, esta vacuna debería formar parte del calendario vacunal y, en su defecto, estar disponible para la financiación privada por parte de los padres.

Respecto a la inmunización que protege del rotavirus insistió De la Flor en que el pediatra debe recomendarla aunque no esté financiada —pero sí disponible en las oficinas de farmacia— ya que tiene muy poca cobertura porque los facultativos tienen a veces la idea de que “tampoco merece mucho la pena” dado que es una gastroenteritis. Sin embargo, aclaró a que es una gastroenteritis “potencialmente grave” que puede generar deshidratación, ingreso hospitalario del lactante y que, en consecuencia, hay que tenerle respeto.

Sobre el calendario vacunal propuesto por el ministerio de Sanidad, incidió en que está “claramente incompleto”, con unas deficiencias “importantes” y abogó por implantar el de la Asociación Española de Pediatría el lugar de “el de mínimos” del ministerio. Agregó que si la Administración “no puede con todo”, al menos debería dejar abierto el canal de las farmacias para que el pediatra pueda recomendar a las familias el ejercicio de una medicina preventiva de calidad de forma privada.

Sobrecarga asistencial

Por otro lado, Fernando García-Sala, presidente del congreso, afirmó que la situación actual de la pediatría extrahospitalaria les preocupa en muchos aspectos. Uno de los fundamentales es que existe una sobrecarga asistencial en los centros de salud en los que no se suele sustituir a los profesionales que están de baja o de vacaciones provocando un incremento muy importante de pacientes en esas situaciones.

“La administración quiere ahorrar pero creemos que este ahorro va en detrimento de la calidad asistencial”, subrayó García-Sala.

Asimismo, al presidente del congreso de la Sepeap le preocupa que no haya especialistas en pediatría que vayan cubriendo las bajas por jubilación de los pediatras de atención primaria, motivo por el cual esas plazas son sustituidos por médicos de familia, a pesar de que la pediatría es una especialidad reconocida y, “como es lógico, es conveniente que el profesional que la ejerza sea pediatra”.

Denunció además que al pediatra extrahospitalario y a las sociedades pediátricas se les ignora a la hora de opinar sobre determinados asuntos, tales como el caso concreto de las vacunas frente a la varicela y al meningococo B, que estando disponibles no tienen la posibilidad de prescripción sin encontrar una explicación que les satisfaga y puedan trasladar a sus propios pacientes.

Por otro lado, echan en falta contar con más tiempo para relacionarse con los los pacientes y sus padres, en parte a causa del “tan temido ordenador” que, en muchos casos, por su lentitud, llega a exasperar a los profesionales. Además, los obliga a estar “muy pendientes” del monitor para no cometer errores que puedan provocar que se cuelgue el sistema y la consulta se colapse.

Finalmente, lamentaron la falta de ayuda para su formación ya que, por un lado, tienen que financiársela los propios profesionales y, por otro, en muchas comunidades existen “verdaderas limitaciones” a la hora de conseguir días libres para asistir a reuniones y congresos.

Identificar casos susceptibles de estudio, conocer los circuitos de derivación a las unidades de genética clínica y el seguimiento conjunto de pacientes mediante protocolos específicos de las distintas enfermedades es la labor que deben desarrollar desde la pediatría de AP en relación con la genética clínica, tal y como afirmó Antonio Iofrío, pediatra de AP del Centro de Salud El Raner (Murcia). En este sentido, durante el congreso se hizo hincapié en la Importancia del diagnóstico precoz haciendo que los profesionales conozcan

los datos clínicos de sospecha o alarma. Asimismo, se abordaron la obtención de datos de la historia familiar, el asesoramiento genético y las técnicas de diagnóstico, tratamiento y seguimiento.

Entre las indicaciones de derivación a estas unidades genéticas por parte de la primaria están los defectos congénitos, la discapacidad intelectual u otro trastorno del desarrollo con rasgos dismórficos, las enfermedades hereditarias, la coexistencia de varios familiares con el mismo tipo de anomalía (sordera, cardiopatía, retraso mental, nefropatía, etc.), o la enfermedad metabólica.

En cuanto a las nuevas perspectivas que abre la genética para este profesional, Iofrío señala fundamentalmente que se pueda conocer que algunas enfermedades o trastornos antes catalogados como de causa desconocida tienen una base genética, posibilitando la orientación y el asesoramiento genético. “El campo de la terapia génica es muy prometedor”, asegura.