| domingo, 13 de septiembre de 2009 h |

Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3

Ahora a los médicos les pegan de lo lindo. Menos mal que el equipo de Juliana Fariña, presidenta del Colegio de Madrid se ha puesto manos a la obra y resulta que el perfil del agresor está muy claro. Son varones jóvenes, muy jóvenes, estos malvados agresores de compañeros del alma. Siete de cada 10 agresiones se produce en el área de atención primaria. Las agresiones han aumentado un 175 por ciento desde 2002. Según Cristóbal Zarco, letrado-asesor del Colegio, las causas que suelen provocar estas agresiones son la falta de información de los pacientes sobre sus obligaciones, la disconformidad con las indicaciones sobre todo ante prescripciones de tratamientos o denegaciones de altas y bajas, la demora en la asistencia y el aumento generalizado de la agresividad social.

Menos mal que siempre nos queda la asistencia bien implementada. Ésa que le he visto practicar a genios como Valentín Fuster en el Mont Sinai, o bien a ilustres cirujanos como Moreno o Pedro Guillén, esos hombres de bata blanca que no olvidan la ortodoxia de mirar a los pacientes a los ojos con el tacto y la delicadeza adecuadas aunque les desborde el conocimiento científico. Seguro que hay una pléyade de especialistas y médicos de primaria que hacen lo mismo. En esa línea me llamó la atención una columna de La Vanguardia del doctor Miquel Vilardell, catedrático y vicepresidente del Colegio de Barcelona, quien indicaba que un suceso adverso puede ser o no consecuencia de un error o fallo del proceso asistencial. A veces se producen errores, es decir, equivocaciones u omisiones, éstos son los que debemos evitar con todos los medios, no confundir error con accidente. Son los errores por negligencia o bien por mala praxis los que son punibles, se debe trabajar para evitarlos y para ello es necesario tomar las máximas precauciones en todo el proceso asistencial y poner todos los mecanismos de control. El artículo de Vilardell bajo el titular Seguridad Clínica no ofrece dudas sobre el mejor camino para ganar la batalla de la asistencia médica.