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La gran mayoría de los formatos de los fármacos autorizados son adecuados a la duración de los tratamientos ya que este aspecto forma parte de la evaluación que hace la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) en el procedimiento de autorización.
Sin embargo, en situaciones derivadas de la diferente duración de los tratamientos —por la naturaleza variable de las enfermedades y sus síntomas—, de las necesidades individuales de dosis y de la posibilidad de tomar el medicamento a demanda, es “imposible” disponer de un formato “a medida” para cada una de ellas. En otros casos, sobre todo en los de medicamentos autorizados hace muchos años, algunos formatos han quedado obsoletos por los cambios en la práctica clínica.
Por ello, con el objetivo de facilitar que el número de unidades de un medicamento dispensadas a un paciente sean las estrictamente necesarias para la patología o los síntomas que padece, la Aemps ha trabajado con las principales sociedades científicas de médicos y farmacéuticos de atención primaria —Semfyc, Semergen, SEMG y Sefap— para establecer unas recomendaciones que permitan adecuar los formatos de los medicamentos autorizados a la posología y duración del tratamiento más habitual según la práctica clínica.
Este grupo de trabajo ha comenzado estableciendo y publicando las recomendaciones para los antibióticos, un tipo “especial” de fármacos por sus implicaciones para la salud pública, aunque esta dinámica será similar para otros medicamentos —que, tras el estudio correspondiente, vean necesario adaptar— durante los próximos seis meses y de forma paulatina hasta que sólo queden en el mercado los nuevos formatos.
Según el Ministerio de Sanidad, estas medidas supondrán un mejor ajuste del número de unidades de los envases a las necesidades de los pacientes, contribuyendo a que completen sus tratamientos con los antibióticos sin que sobren unidades de los mismos, lo que tendrá un impacto relevante sobre la salud pública y sobre la racionalización en el uso de medicamentos. Precisamente esta semana el Barómetro Sanitario de 2011 publicado por Sanidad ha alertado de que los ciudadanos podrían tener almacenados en sus hogares unos 45 millones de medicamentos sin abrir por haber sido recetados por adelantado, porque no se han usado al cambiar de tratamiento o porque el paciente ha decidido no tomarlos.