C.M.L Madrid | viernes, 17 de octubre de 2014 h |

Los instrumentos financieros existentes para el desarrollo de proyectos de I+D tienen un efecto positivo en las empresas que acceden a ellos, reforzando sus capacidades tecnológicas y su posición competitiva en el mercado global. Así se puso de manifiesto durante la jornada ‘Incrementando la calidad de los servicios de salud a través de la innovación en e-salud’, organizada por Fenin, a través de la Plataforma Española de Innovación en Tecnología Sanitaria, Cocir y el Instituto de Salud Carlos III. Los fondos Feder, Horizonte 2020 o la compra pública de tecnología innovadora son una vía para la implantación efectiva y real de programas de e-salud en España. Para ello, hay disponibles 20.000 millones de euros y las partidas de I+D+i, incluidas las TICs, podrían superar los 1.000 millones de euros anuales, una inyección de recursos que los expertos consideran que podrá apuntalar el desarrollo de la e-salud.

Iniciativas en marcha

Un ejemplo es CDTI, que con el objetivo de asegurar el empoderamiento del paciente, la calidad en la rehabilitación, la simulación quirúrgica o los sistemas de generación de informes médicos, entre otros, está respaldando varios proyectos orientados en este sentido. Para Cecilia Hernández, jefa del departamento de Salud de la compañía, cualquier idea innovadora es merecedora de una oportunidad. Así, en el caso del centro tecnológico, el 8 por ciento de los proyectos financiados por CDTI pertenecen al ámbito de la salud, lo que supone un desembolso de 216 millones de euros, de los cuales el 21 por ciento ha estado destinado a las TICs.

Por otra parte, el Programa Horizonte 2020 gana peso, tanto por su volumen económico como por su proyección internacional, destinando a innovación alrededor de 80.000 millones de euros, de los que casi el 10 por ciento son para investigación sanitaria. Sin embargo, para Juan Riese, national Contact Point del ISCIII, es imprescindible que la tecnología asegure un futuro de bienestar y aborde las mayores preocupaciones sociales, como el envejecimiento de la población o sistemas médicos personalizados de cuidados en salud. En esta línea se encuentran los fondos Feder o la compra pública de tecnología innovadora, que apuesta por definir el proceso sobre el que se aplicará la estrategia de e-salud para después implantar la tecnología. “En el momento en el que está definido, la incorporación de tecnología es el procedimiento menos costoso, ya que si no existe, se recurre a los fondos de financiación”, señala Ángel Lanuza, coordinador de la Plataforma Española de Innovación en Tecnología Sanitaria.

Comisión Permanente

A pesar de estos intrumentos, y aunque España es una de las puntas de lanza en materia de e-salud, ejemplo de ello son la receta electrónica o la implantación de la historia clínica digital, es necesario seguir acotando pasos. En este cambio de paradigma, los expertos coinciden en que es necesario adoptar una regulación para actuar de modo previsible y segura ya que, tal y como apuntó el vicepresidente del Consejo Asesor del ministerio de Sanidad, Julio Sánchez-Fierro, una de las soluciones pasa por la creación de una comisión permanente de e-salud para impulsar su integración en el SNS. “Tener un lugar común y un espacio jurídico claro y predecible favorecerá que las iniciativas de las comunidades no fueran contradictorias entre sí, si no que se fueran interoperables”, ha insistido para abogar por una mayor transparencia en el inicio, desarrollo y resultado de los datos de evaluación. Por su parte, el subdirector general del Instituto de Salud Carlos III, Alfonso Beltrán, reconoció que“no es fácil” incorporar nuevos servicios a la cartera básica del Sistema Nacional de Salud, por lo que apostó por seguir impulsando la innovación porque, de lo contrario “España perderá este tren”.

La presencia de las TICs en las comunidades autónomas ha experimentado un freno en los últimos años, ya no sólo por los ajustes en los presupuestos, sino motivado por las reticencias a modificar procesos en la atención sanitaria. Sin embargo, los expertos aseguran que de nada valdrán las facilidades en la financiación si no se cambia la organización y el modelo para adaptarse a las nuevas formas de realizar la atención sanitaria e integrar la e-salud como un componente estructural de pleno derecho. Por otra parte, para Sánchez Fierro, la implantación de la e-salud en España es complicada debido a las competencias entre autonomías. En este sentido, incide en la necesidad de un espacio jurídico claro y predecible, para que las iniciativas autonómicas no sean contradictorias entre sí y permitan la interoperabilidad. Un reto que es extrapolable a Europa. Los expertos instan a hacer más selectivo de los fondos de la UE, apoyando los proyectos que permitan la interoperabilidad entre los prestadores de servicios. En este escenario, se hace necesario redefinir los sistemas sanitarios y avanzar hacia una Europea competitiva en 2020.