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Añadir fitoesteroles a la comida de un modelo de ratón transgénico que induce de forma genética el cáncer de mama logra retrasar la aparición y el crecimiento del tumor en un 30 por ciento aproximadamente.
Así lo han demostrado y publicado en la edición digital de Journal of Nutricional Biochemistry investigadores del Instituto de Investigación Biomédica (IIB) Sant Pau, de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Ciber de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas, coordinados por Francisco Blanco Vaca, con la colaboración de investigadores del Hospital Clínic de Barcelona y Sant Joan de Reus y el Ciber de Obesidad y Nutrición.
Según explicó Blanco, “se analizó la evolución de las lesiones premalignas en el tiempo, comparando aquellos ratones que recibían fitoesteroles en su dieta (como los que se usan en los derivados lácteos y margarinas con los que no”, y comprobaron que este efecto tiene lugar cuando las dietas son ricas en grasas. “Esto es una particularidad en los ratones, ya que su dieta habitual es muy baja en grasa, de un 4 por ciento, mientras que una dieta hipocalórica en humanos incluye un 20-25 por ciento de grasas”, aclara el experto.
Por tanto, “en las dietas propias de ratones no tienen efecto los fitoesteroles, que sí se manifiesta en una alimentación similar a la humana”. Aunque Blanco pide prudencia ante los resultados, ya que no siempre pueden reproducirse en personas, afirma que existen antecedentes de otros estudios con fitoesteroles en modelos celulares y en modelos animales “menos sofisticados” que se han relacionado con cáncer de próstata, de mama y de colon.
En concreto, en un modelo de cáncer de próstata in vivo existe un trabajo publicado con resultados similares a los que ha obtenido este equipo.
El investigador hizo hincapié en que no se logra inhibir el cáncer, sólo se ralentiza. Y aunque el efecto de estos productos puede ser relativo, es muy positivo retrasar el crecimiento de estos tipos de cánceres de mama hereditarios, caracterizados por una evolución muy rápida.
A pesar de la dificultad que conlleva realizar un ensayo clínico, los investigadores confían en seguir avanzando en esta línea prometedora que podría complementar a la terapia farmacológica.