C. S. Madrid | martes, 24 de junio de 2014 h |

En la actualidad, entre el cinco y el diez por ciento de los pacientes infectados por el virus de la hepatitis C (VHC) están en tratamiento. Tal y como señalan algunos estudios, en 2010 solo 9.800 personas accedieron al tratamiento de las 167.300 que fueron diagnosticadas. En España, se estima que, en la actualidad, son cerca de 900.000 las personas portadoras de dicho virus, pero cerca de un 70 por ciento lo desconoce. Ésta patología supone un problema sanitario de gran magnitud tanto por su gravedad como por sus tasas de afectación. Hay que añadir, la dificultad del diagnóstico y la falta de protocolos de detección precoz, lo que incrementa el riesgo de contagio y el número de casos.

Según estimaciones publicadas en el ‘Journal Viral Hepatitis’, en 2012, había enEspaña una prevalencia del 1,5 por ciento de personas con anticuerpos detectados frente al VHC —unas 702.000 personas—, de las cuales cerca de 481.000 estaban infectadas y, de acuerdo con la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), al menos 1.084 personas recibieron ese año un trasplante hepático.

El 80 por ciento de los pacientes que presentan una infección crónica derivarán, a largo plazo, en una hepatopatía. Alrededor de un 10 o un 20 por ciento desarrollarán cirrosis hepática en un período de 15 a 40 años y un cinco por ciento un hepatocarcinoma (CHC), tras 40 años de infección. Actualmente, menos de un 10 por ciento de los pacientes hepáticos reciben un tratamiento antiviral y esto se debe al bajo porcentaje de detección de esta patología, los efectos secundarios de los fármacos actuales y el acceso desigual a los tratamientos.

Con el objetivo de apoyar a este colectivo, proporcionarle información, velar por sus intereses y tratar de garantizar un acceso equitativo a los nuevos tratamientos, la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (Fneth) ha promovido la creación de un grupo de trabajo, desarrollado en el seno de la Alianza General de Pacientes (AGP), que ha analizado los retos de la patología y que ha dado como fruto un informe sobre su abordaje.

Uno de los retos necesarios a corto plazo es el establecimiento de una Estrategia Nacional para Hepatitis C que establezca las bases para la incorporación de nuevas innovaciones terapéuticas al sistema sanitario. Unas innovaciones que permiten hablar de una posible erradicación de la enfermedad, como subraya el grupo de trabajo constituido por el presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), Jose Luis Poveda; el presidente Fneth, Antonio Bernal; el vicepresidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), Agustín Albillos; el secretario general de la Coordinadora Estatal de VIH-SIDA (Cesida), Miguel Luis Tomás Gil; y Francisco Zaragozá, vocal de Investigación y Docencia del CGCOF.

Nuevos tratamientos

A este respecto, es de destacar que está próxima la comercialización en nuestro país de nuevos tratamientos, como Sovaldi (sofosbuvir DCI) de Gilead, que tienen una eficacia cercana al 100 por ciento y que evitarían todas esas complicaciones de la Hepatitis C. La Comisión Europea lo autorizó hace unos seis meses pero todavía no ha llegado a España. Eso sí, en Francia, Alemania, Reino Unido, Austria,Suecia y Finlandia, ya está financiado y comercializado, mientras pacientes y profesionales sanitarios esperan su Informe de Posicionamiento Terapéutico (IPT) y decisión de financiación, en España.

La Alta Autoridad de la Salud francesa (HAS) promueve su uso cuando los pacientes presentan un estadio avanzado de la enfermedad, esperan un trasplante o, después de haber recibido uno, presentan recurrencia.

Conscientes del impacto sanitario y económico, los expertos consideran que algunas de las líneas generales de la estrategia deberían estar focalizadas en el acceso equitativo a la medicación, creación de protocolos para la detección precoz, facilidades en el diagnóstico de la enfermedad, formación óptima de población y profesionales sanitarios, debido a la deficiente concienciación ciudadana.

Mientras que el desarrollo de nuevos fármacos que permiten la curación de gran parte de los pacientes es la cara de la moneda, la cruz es la dificultad que existe para que se beneficien, en condiciones de equidad, de estos avances.

Por ello, los expertos instan a las autoridades pertinentes a que se establezca un presupuesto específico que permita financiar nuevos medicamentos que ya han sido autorizados y se comercializan en otros países de la Unión Europea (UE). En este sentido, manifiestan su descontento por las diferncias de trato entre innovaciones terapéuticas.

Innovación en la financiación

La realidad sitúa al sistema de salud en límites financieramente frágiles, que implican que el acceso a las nuevas opciones terapéuticas entrañe dificultades. En este punto, los expertos hablan de que se requieren no sólo políticas farmacéuticas efectivas, sino mecanismos innovadores para la financiación de nuevos medicamentos.

Debido a que las limitaciones al tratamiento en el acceso de antivirales de segunda generación y sin apenas efectos adversos sólo se entiende por medio de criterios economicistas, el grupo de trabajo aboga por una priorización de los pacientes susceptibles de recibir los nuevos tratamientos, en función de la gravedad que presenten. Una buena estrategia, subrayan, ha de posibilitar que la población que pueda obtener un mayor beneficio de los fármacos acceda a ellos desde el momento en el que estén disponibles. De este contexto, se extrae la importancia de la incorporación de nuevos antivirales, que favorecerán la eficacia de otros tratamientos, reducirán su duración en algunos casos y disminuirán el número y la intensidad de los efectos adversos que ocasionan.

Los miembros del grupo recalcan que la evaluación de nuevos medicamentos debe ser minuciosa, ya que además de su eficacia y seguridad, también es importante su impacto presupuestario. Aún así, una importante inversión inicial en la actualidad, supondría una descongestión del sistema.