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La decisión de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) de limitar a uso hospitalario la vacuna frente a la enfermedad meningocócica por serogrupo B ha desatado la reacción de varias sociedades científicas directamente implicadas en la vacunación en España, que solicitan conocer los criterios profesionales que han conducido a la toma de esta medida, si bien aún no han recibido ninguna respuesta de la agencia, según confirma David Moreno, coordinador del Comité de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
A la AEP, la de Vacunología (AEV) y la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph) se ha sumado el Grupo de Trabajo en Vacunaciones del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (Cecova) para manifestar “estupor, contrariedad y desacuerdo” ante esta propuesta.
A juicio de Moreno, es “incongruente” limitar el acceso al único producto que se ha logrado para prevenir esta enfermedad, y descarta un motivo económico porque en principio no se esperaba que esta vacuna entrase en el calendario vacunal, por lo que se compraría en las oficinas de farmacia, como ya se hace con otras vacunas, y no supondría coste para la Administración.
Aunque es una enfermedad poco frecuente, y la Aemps plantea que la vacuna se destine a un número muy limitado de personas que presentan un tipo de inmunodeficiencia concreto que aumenta el riesgo a padecer la patología, como la ausencia de bazo o el déficit de complemento, Moreno puntualiza que, si se analizan todos los casos de enfermedad meningocócica al año, más del 95 por ciento ocurren en personas sanas que no tenían ningún problema de base.
Se prevé que la vacuna llegará a España en el último trimestre de este año, y será el único país europeo que la dejará relegada a la farmacia de los hospitales.