“Hoy en día la mortalidad directa por VIH es casi cero. Estos pacientes envejecen y fallecen por otras enfermedades más propias de una edad avanzada que a causa de la propia infección por VIH, por lo que tienen otras necesidades de tratamiento aparte del VIH”. Son palabras de Josep María Gatell, jefe de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínic de Barcelona, que resumen el escenario actual del manejo de esta enfermedad, marcado por el reto del envejecimiento, pronunciadas durante el XX Simposio Internacional sobre VIH de Sitges, que acaba de celebrarse este fin de semana.
Según datos del INE, la esperanza de vida de los pacientes con VIH se acerca a la del resto de la población, 82 años, por lo que el objetivo es encontrar los mecanismos para ofrecer a cada caso una fórmula que se adapte y se pueda combinar con las patologías concomitantes, mermando lo mínimo su calidad de vida.
“Si individualizamos la elección de la terapia a las necesidades del paciente nos aseguramos el éxito en el control de la infección y la prolongación de la supervivencia”, añadió a este respecto Roy M Gulick, catedrático de Medicina y jefe de la División de Enfermedades Infecciosas en el Weill Medical College en la Universidad Cornell de Nueva York.
Por otro lado, durante el simposio se ha tratado del abordaje de la coinfección por VIH-VHC que, según Enrique Ortega, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de Valencia, obtiene los mismos resultados que los pacientes monoinfectados con los nuevos inhibidores de la proteasa.
“La relación coste-eficacia del tratamiento antirretroviral es la mejor de toda la historia de la medicina, y la relación coste-eficacia a medio plazo del tratamiento de la hepatitis C es también muy buena tanto en pacientes monoinfectados como coinfectados”, añadió Gatell.
Sin embargo, los expertos lamentaron que, a pesar de su eficacia, el acceso a estos fármacos es todavía muy desigual en las distintas comunidades autónomas y más aún en el caso de pacientes coinfectados VIH/VHC.