Encuentros Salud 2000 • XXVI Encuentro/ Especialistas en cardiología piden una revisión del sistema sanitario

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Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de moribimortalidad no solo en nuestro país, sino también en la Unión Europea
| 2011-10-14T16:30:00+02:00 h |

R.C.

GACETA MÉDICA

El XXVI Encuentro Salud 2000, organizado por la Fundación de Ciencias del Medicamento y Productos Sanitarios (Fundamed) y la Fundación Salud 2000, prácticamente empezó con una pregunta:”¿hasta qué punto la sociedad es consciente de la importancia de enfermedades como las cardiovasculares?”. Andrés Íñiguez, jefe de servicio de Cardiología del Hospital Meixoeiro de Vigo y patrono de la Fundación, abría así un debate que duró algo más de dos horas y en el que, a pesar de que el tema central era la cardiología como área prioritaria asistencial y su impacto en el sistema sanitario, también se habló y mucho de la optimización de los recursos sanitarios, de la necesidad de un cambio de sistema que debería centrarse en crónicos en lugar de en agudos o del papel que debería adoptar la industria farmacéutica en el contexto actual.

Para Íñiguez, la respuesta a su pregunta es clara y manifestó la “inquietud” que le producía la cantidad de recursos destinados a campañas de prevención de accidentes de tráfico, en los que mueren unas 3.000 personas al año, según datos del Instituto Nacional de Estadísitica, frente a los recursos que se destinan a la prevención de enfermedades cardiovasculares. Cada año mueren más de veinte mil personas a causa de un infarto, según los datos que proporcionó Íñiguez, una cifra que supone siete veces el número de muertos por accidentes de tráfico, por lo que calificó de “desproporcionada” la asignación de recursos a una y otra cuestión. Eso sí, el jefe de servicio del Hospital Meixoeiro de Vigo reconoce la parte de culpa que han tenido aquí los propios profesionales, ya que trasladaron “mensajes optimistas” a la sociedad sobre la minimización del impacto de estas enfermedades. Y es que, si bien es cierto que en los últimos tiempos disminuyó la tasa de mortalidad de estas enfermedades gracias a la mejora de los cuidados agudos, no es menos cierto que, como recuerda Joaquín Alonso, responsable del plan estratégico de Cardiología de la Comunidad de Madrid, con la llegada de esta nueva etapa de obesidad y sedentarismo “las tasas pueden incluso aumentar”. De hecho, el propio Íñiguez afirmó que los datos de morbilidad continuan creciendo.

Asistencia a crónicos

Uno de los principales problemas del sistema sanitario público, en el que coincidieron todos los expertos reunidos, es que es una organización que concentra sus esfuerzos en pacientes agudos, cuando realmente debería hacerlo en crónicos. Al respecto de este tema, Rafael Cordón, director de la unidad Clínica Merck, destacó que las patologías crónicas son la primera causa de gasto sanitario en nuestro país, llegando a suponer hasta dos tercios del total, pero los recursos disponibles están diseñados fundamentalmente para atender al paciente agudo. Para solucionar esto, Íñiguez planteó la necesidad de “reordenar las prioridades” actuales del sistema sanitario.

Ante esta situación, Alonso quiso destacar los que para él son los tres retos a los que se enfrenta actualmente la patología crónica. El primero de estos retos reside en los propios profesionales, a los que se formó principalmente en el tratamiento de patologías agudas y que ahora se encuentran con una mayoría de pacientes crónicos.El segundo de los retos que planteó Alonso afecta de lleno a la propia estructura del sistema, que gira en torno a los hospitales, lugar al que acuden principalmente los pacientes agudos y no los crónicos. Un cambio radical en la manera de trabajar y un fomento de la relación multiprofesional en el que la enfermería ocuparía un lugar fundamental es para Alonso el tercero de estos retos a los que debería enfrentarse el sistema si quiere ser realmente eficiente. Para Alonso, superar estos retos significaría lograr una buena”atención al paciente crónico y una mejora en la asistencia, dotándola de calidad”, un cambio que se vuelve más imprescindible cada día que pasa.

Pero ¿cómo se consigue este cambio de agudos a crónicos? Para Íñiguez, la solución ya no es solo un tema de agudos o crónicos, sino de “cambiar el modelo de organización”. Hasta el momento, no se había hecho caso alguno a la eficiencia ya que había dinero suficiente, pero ahora el escenario y las circunstancias han cambiado, por lo que la búsqueda de la eficiencia se vuelve un objetivo fundamental. Eso sí, Íñiguez recordó que eficiencia no significa simplemente incidir en los recursos financieros, sino reorganizar el sistema y, para ello, es muy importante también motivar a los profesionales. “Tenemos lo que tenemos y a lo mejor con lo que tenemos podemos hacerlo mejor”, concluyó Íñiguez, resaltando una vez más la necesidad de buscar alternativas no económicas para alcanzar la eficiencia.

Entre las medidas no económicas que propuso Íñiguez se encuentran iniciativas como la creación de redes asistenciales, la protocolización de las enfermedades más prevalentes, la extensión del uso de las tecnologías de la información y la comunicación o la necesaria interrelación entre Atención Primaria y hospitales. Para lograr esta última medida, Íñiguez planteó la posibilidad de recuperar la figura del cardiólogo de cupo, que asistiría por ejemplo una vez a la semana al centro de salud, fomentando así la comunicación entre ambos profesionales: el médico de primaria y el médico especialista. Además, el doctor también habló de un cambio de políticas que den prioridad a las enfermedades cardiovasculares, líderes en cifras de morbimortalidad. “Los políticos tendrían que ver esto como una inversión y no como un gasto”, aseguró Íñiguez, que también destacó un estudio de la Unión Europea de 2005 en el que se habla de un retorno de más del 252 por ciento en la inversión en salud en la última década del siglo XX.

En este sentido, tanto Íñiguez como Alejandro Toledo, presidente de la Alianza General de Pacientes y también presidente nacional de Alcer, apuntaron la politización de la asistencia sanitaria como una de las causas de la ineficiencia reinante en el sistema. A este respecto, Toledo, como representante de los millones de pacientes españoles, aseguró que la gente no se aclara con los temas sanitarios que saltan diariamente a la opinión pública, al tiempo que abogó por un Pacto por la Sanidad, un acuerdo que consiga despolitizar de una vez el sistema sanitario.

Para finalizar, Alonso recordó que no solo es necesario mejorar las relaciones con Atención Primaria, sino también las relaciones con otros servicios de cardiología e incluso también con otras especialidades, para lograr una interacción entre profesionales que serviría para enriquecer la labor de todos ellos. Además, Alonso también quiso destacar que la eficiencia no es solo “remodelar procesos para hacerlos más eficientes”, sino que también es importante la “elección de las intervenciones en que se desarrollan”. Así, Alonso subrayó que el consjero del Gobierno al que le toca gastarse el dinero en una u otra medida debería tener en cuenta ciertos aspectos como cuál es la más equitativa, la más eficiente o cuál se prevé que va a dar más beneficios. Para Alonso, es éste el camino que hay que seguir para lograr eficiencia.

Así, todos ellos se mostraron de acuerdo con que el problema real no es tanto la falta de recursos como la organización que se hace de ellos. “España está dotada de sobra, tiene recursos tales como hospitales o tecnología suficientes”, aseguró Carlos Macaya, jefe de servicio de cardiología del Hospital Clínico de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Cardiología, quien también reconoció al mismo tiempo que “lo que hay que hacer es un ejercicio de organización y planificación para mejorar la eficiencia”. Pero Cordón fue todavía más allá: descartó una visión individual de cada actor en medio de todo el entramado sanitario y apostó por la integración, por “ser mecánicos todos, pero no cada uno en un sitio sino todos juntos” para poder abordar así planes a corto y largo plazo desde diferentes perspectivas. Una visión que también compartió Carmen González, presidenta ejecutiva de la Fundación Salud 2000, que subrayó la importancia de que todos los actores: sociedad civil, asociaciones de pacientes, profesionales y técnicos, ayuden a la Administración para lograr este objetivo.

Precisamente al hilo de esta visión integradora, la Sociedad Española de Cardiología ha creado unidades de asistencia multidisciplinar del corazón. La presentación de este documento de consenso, detrás del que hay infinidad de reuniones, según Macaya, “pone sobre la mesa las redes asistenciales fundamentales para mejorar la eficiencia, desde los centros de Atención Primaria a los hospitales” e introduce transparencia. Además, Macaya también desveló que la Agencia de Calidad del Ministerio les ha dotado un fondo para evaluar la calidad.

Inequidad entre comunidades

“O paramos esta inercia o habrá pacientes de primera y de segunda segun el territorio en el que residan”. Con esta frase expresó Toledo su preocupación por las desigualdades territoriales en el transcurso del debate. Según él, el supuesto sistema sanitario único son en realidad 17, algo que se pone de manifiesto sobre todo en los desplazamientos durante el verano, cuando una persona no tiene acceso al servicio de diálisis o no puede recibir la medicación que está acostumbrado a tomar solo porque se encuentra en otra comunidad autónoma, a tan solo unos pocos kilómetros de la suya propia. Y es que, si bien está claro que “no pueden estar todos los servicios en todas partes”, tal y como recuerda Cordón, no es menos cierto que hay que “garantizar unos servicios mínimos”.

Al tema de las inequidades entre comunidades se suma el problema de la crisis económica, un panorama que los pacientes observan con preocupación, afirmó Toledo. Tal y como él mismo explicó, a un paciente que tiene una dependencia de un tratamiento del que ve peligrar su continuidad se le crea una angustia. Y es precisamente por eso que Toledo reclama más protagonismo para los pacientes en toda esta historia, porque ellos también quieren estar ahí e implicarse en un tema tan crucial para ellos en su vida diaria.

Precisamente de la corresponsabilidad y la coimplicación del paciente a la hora de seguir un tratamiento también se habló durante el debate, porque de nada sirve crear toda una maquinaria de atención al paciente que funcione de manera eficiente si el paciente no pone su granito de arena en todo esto. Para Cordón, aquí la clave radica en “buscar la manera de que el paciente se comprometa más con el seguimiento de las medidas asistenciales que le ofrece el médico”, pero no solo en lo que concierne a la adherencia al tratamiento, sino también en el seguimiento de unos ciertos hábitos saludables. Y, para conseguir que el paciente se comprometa, tanto Cordón como Íñiguez presentaron la educación como la herramienta indispensable para hacer funcionar el engranaje.

Al respecto del bajo número de cardiólogos, uno de los posibles problemas que se perfilaban al comienzo del Encuentro dentro de la especialidad de cardiología, los expertos coincidieron en que no existe tal déficit. Por el contrario, Íñiguez habló de “equilibrio entre las necesidades asistenciales y el número de cardiólogos”, aunque sí reconoció que pueden existir diferencias entre comunidades autónomas. Por su parte, Macaya expresó sus dudas al respecto del informe de la Universidad de Canarias en el que se ofrecían esos datos y afirmó además que decir “cuántos cardiólogos se necesitan es algo discutible” ya que la cifra es diferente según de qué país europeo se hable. Además, Macaya también señaló que, antes de realizar esta afirmación, habría que definir bien cuál es el marco competencial de los especialistas en cardiología con respecto a otras especialidades, así como el número de cardiólogos necesarios en función de la prevalencia de la enfermedad. “Yo no tengo nada claro que en España falten cardiólogos”, concluyó Macaya.

Industria farmacéutica

“¿Qué puede aportar el sistema sanitario a la industria farmacéutica innovadora?“. Con esta pregunta sorprendió Cordón al resto de expertos sentados en la mesa, una pregunta a la que él mismo respondió dos segundos después: “mucho y gratis”. Cordón trasladó que la industria farmacéutica innovadora ha sido siempre “una pieza clave del sistema de salud” que ha estado apoyando constantemente infinidad de proyectos, pero que todavía no está suficientemente reconocida. La industria farmacéutica, en opinión de Cordón, tiene mucho que aportar a la sostenibilidad del sistema sanitario, además de recursos, por lo que pidió un “cambio de mentalidad” y un cambio en el modelo de relación industria farmacéutica-sistema sanitario, un cambio que se base en “búsqueda de alianzas estratégicas” y no solo en meras colaboraciones.

Hasta el momento, la industria farmacéutica es “al sector industrial al que más esfuerzos económicos se le han pedido”, expresó Cordón, por lo que se hace necesario que “el Gobierno, las asociaciones de pacientes y los profesionales sanitarios se comprometan ahora a dar apoyo al papel de la industria farmacéutica como pieza clave del sistema sanitario”. Así, Cordón se mostró favorable a un pacto con el sector sanitario, pero con una premisa: “un pacto de mutuo apoyo y no unidireccional”, un pacto en el que Cordón transmitió que se debería tener en cuenta el papel de aquellas empresas dispuestas a impulsar la innovación y la educación sanitaria.

Para reforzar su discurso, Cordón aseguró que “el límite de la viabilidad de bastantes empresas farmacéuticas en España empieza a estar en peligro” y puso sobre la mesa los últimos recortes a los que se ha visto sometida la industria farmacéutica que, en solo 18 meses, ha visto reducida su facturación en un treinta por ciento, además de los retrasos en el pago de la factura hospitalaria que supera ya los 450 días.