Entrevista/ Carolina Bezanilla asegura que el éxito en el uso de la hormona de crecimiento (GH) refuerza la autoestima del paciente

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El paciente adquiere el tratamiento en la farmacia del hospital y se lo administra cada noche por vía subcutánea en su propio domicilio

La pediatra del Hospital Fundación Alcorcón asegura que los profesionales no encuentran trabas para acceder a esta terapia en el hospital

| 2011-09-23T16:47:00+02:00 h |

Saray Pardo

Madrid

“El uso de la hormona de crecimiento (GH, por sus siglas en inglés, growth hormone) en medicina ha supuesto un avance muy importante, por todo lo que permite su utilización”. Es el balance de Carolina Bezanilla, pediatra del Hospital Fundación Alcorcón, que desde hace años ha podido comprobar la importante repercusión que ha tenido en la calidad de vida de los pacientes que han recibido este tratamiento con diferentes finalidades.

La indicación principal, asegura la doctora, es la utilización para el tratamiento de la talla baja en determinados casos. “Poder llegar a tener una talla que les permita estar en los márgenes habituales es muy importante para ellos. Los pediatras nos movemos por percentiles y desviaciones entándar, lo habitual es una franja de +-2. Estos tratamientos favorecen que los pacientes puedan situarse en estas medias, que se puedan comparar con el grupo, y eso refuerza su autoestima”, afirma la pediatra.

Para alcanzar este resultado, los dispositivos cargados con hormona de crecimiento siguen un largo camino antes de llegar al hospital. Bezanilla explica que desde hace muchos años, en la práctica de la medicina, la hormona de crecimiento empleada es una hormona recombinante. Todo depende del laboratorio y no existen múltiples formas de obtenerla”, indica.

Es la industria farmacéutica la que debe sortear una serie de complejidades asociadas con su elaboración, pero una vez que centro recibe el tratamiento, el facultativo no encuentra ningún tipo de problema para acceder a su uso. No en vano, insiste la doctora, es un tratamiento que lleva empleándose muchos años.

Cualquier fármaco que llega al hospital ha superado ya todas las trabas administrativas que se exigen, y los controles que se llevan a cabo en este tipo de tratamientos son muy importantes, añade Bezanilla, pero no afecta a los profesionales en la práctica clínica, que entienden que los problemas, si han existido, están ya resueltos.

En nuestro país, este tipo de tratamientos se controlan desde el hospital. “El fármaco, una vez que se aprueba por comité, se adquiere en la farmacia de los hospitales —explica— Los pacientes tienen que pasar revisiones cada mes o cada dos meses para realizar un control estricto”.

Otra de las ventajas del tratamiento con hormona de crecimiento es que “los dispositivos son cada vez más sencillos”, asegura. “Son muy semejantes a los de insulina. El paciente se administra la dosis por vía subcutánea todas las noches en casa. Los niños, una vez que han alcanzado una edad, se lo administran incluso ellos mismos”, subraya.

El empleo de la GH en el campo de la pediatría da respuesta al tratamiento de la talla baja en los casos que guardan relación con un déficit de hormona de crecimiento. “También se utiliza en dos síndromes, en los que después de varios años de estudio se han avalado sus beneficios”, continúa la pediatra. En el Síndrome de Turner, donde la baja talla es uno de los signos asociados, y en el síndrome de Prader Willy, en el que existe obesidad hipotalámica, un trastorno a nivel cerebral que hace que los pacientes alcancen una obesidad tan severa que se produce una alteración de la composición corporal que mejora con el empleo de hormona de crecimiento, de manera que en este último síndrome no se utiliza solo por la talla, sino también por las mejoras en la composición corporal, explica Bezanilla.

Además, se emplea en algunos niños que nacen con crecimiento intrauterino retardado, indica la pediatra, que se manifiesta con una longitud muy baja que no recupera en los primeros años, como suele hacer la mayoría.

Asimismo, asegura la doctora, en los últimos años se ha incorporado al tratamiento de la talla baja asociada a la alteración del gen Shox, implicado en el crecimiento de los huesos, como una de sus nuevas aplicaciones. De forma experimental, el empleo de terapias con hormona de crecimiento está en fase de estudio para el tratamiento de diversas enfermedades crónicas.